La Federación Aceitera ha protagonizado un gran conflicto en defensa del salario igual a la canasta familiar. Su gran huelga debió sortear escollos muy duros de parte de las patronales y, fundamentalmente, de parte del gobierno nacional, que coloco comó requisito para homologar el acuerdo un techo del 27,8% al aumento del básico.
La obtención del 36% final de los aceiteros es la resultante de un acuerdo plasmado en dos actas, una referida al básico y otra al nuevo salario conformado. El gobierno ha hecho extensiva esta política a todos los gremios que reclaman por encima del 30%. Es el caso de aceiteros, ceramistas, de Sanidad y todos los que actualmente discuten las paritarias.
La gran lucha de los aceiteros debió aceptar en defensa de los 14.900 de básico inicial esta línea antiobrera del gobierno, que mete en los nuevos conformados sumas no remunerativas, presentismo, premios por única vez, participaciones truchas en las ganancias de las empresas sin control de los trabajadores; que son objetivamente un ataque y un golpe a los básicos de convenio.
Luego de la victoria aceitera, entrevistamos a Adrián Dávalos, secretario general del sindicato aceitero de Rosario y secretario gremial de la Federación Aceitera.
-El acuerdo, ¿estuvo por detrás (o no) del firmado con las empresas, antes del ultimátum del gobierno en relación al tope?
-Se firmó el 27,8 en un acta y en otra acta complementaria otros adicionales como es el caso del presentismo, que también integran el básico del convenio, por lo tanto, el importe total alcanza al 36%, pero -como decimos nosotros-, más allá del porcentaje, lo importante es el número final que alcanza los 14.300 pesos para un peón que recién se inicia.
-¿Cómo actuaron los distintos partidos políticos y las distintas CGT y CTA en relación a la huelga?
-Con relación a lo actuado por las centrales nacionales sindicales, claro que esperábamos otro tipo de actitud; con el papel y con la solidaridad en el papel no es suficiente, lo que vale son los hechos, después de tantos años que no se realizaba a nivel nacional una huelga tan larga, que, como sabemos, cuando esto pasa, muchas de estas luchas se pierden. Los partidos políticos que se acercaron a acompañar las movilizaciones fueron los partidos de izquierda, a los cuales les agradecemos.
-El bloque de sindicatos que actúa detrás de Reguera, conducción K del sindicato aceitero de San Lorenzo, ha planteado la extensión del Convenio Copa. ¿Cuál es tu evaluación y de la conducción de la Federación?
-La evaluación que hacemos es que si el compañero de la comisión del sindicato de aceiteros de San Lorenzo no hubiera eliminado el Art. 44 del convenio colectivo, que prohibía la tercerización, no hubiera existido el Copa; ahora bien, nacido el Copa, que fue una manera de que los compañeros alcancen el nivel salarial de los aceiteros, no hay razón alguna para volver al pasado; o sea a los salarios de miseria.
-¿Cuál ha sido la posición de la Federación frente al paro del 9 de junio?
-La Federación Aceitera está en contra del impuesto al salario y, por supuesto, en defensa de las paritarias libres, cosa que con nosotros no pasó, claro está; y reivindica el salario mínimo vital y móvil tal como lo define la Constitución Nacional en el Art. 14 bis y Art. 116 de LCT (no es la canasta familiar), que es un derecho de todos los trabajadores. Pero los aceiteros no veían conveniente esta huelga tardía y sin la continuidad de un plan de lucha para alcanzar los objetivos propuestos por las centrales obreras. Y digo tardía porque lo pudieron haber realizado en plena huelga aceitera, que luchaba por nuestro derecho consagrado en la Constitución Nacional.
-Después de esta victoria, ¿tienen alguna iniciativa prevista en relación con los gremios que aún no están en la Federación?
-Por supuesto, la Federación piensa seguir actuando de la misma forma respetando las asambleas, cuerpo de delegados, la representación directa. Es por eso que vamos a realizar más plenarios y congresos, para seguir concientizando a los trabajadores con respecto a sus derechos, buscando siempre la unidad entre los de nuestra misma clase, independientemente de los dirigentes sindicales de turno.