jueves, 28 de marzo de 2013

MENOS “TARJETA” Y MÁS SALARIO




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El gobierno le ha ofrecido a los docentes un aumento del 22% en cuotas.

Equivale a un 15-17% al cabo de un año.
Es la “pauta” que quieren extender a muchos otros gremios, tanto estatales como privados.
Todo el mundo sabe, sin embargo, que en 2012 la inflación real no bajó del 25% y que llegó al 30% para muchos productos de primera necesidad.
Haciendo cuentas: nos quieren rebanar en 10 ó 15 puntos nuestra capacidad de compra.
Pero el recorte es todavía mayor, si contabilizamos el impuesto al salario.
En Buenos Aires, lo pagan uno de cada dos maestros.
¿Qué nos ofrece el gobierno a cambio de estas paritarias con cepo?
Un dudoso congelamiento de precios, el cual excluye a los combustibles, el transporte o la vivienda.
Y una “tarjeta” de compras, para bancar nuestros consumos con deudas.
Y pagar intereses bien mayores al aumento de los salarios.
En cambio, a los capitalistas les acaban de ofrecer descuentos e intereses “especiales” para pagar los impuestos que deben.
Con el dinero que ahorren, van a seguir conspirando contra el peso.
Pero los trabajadores no queremos llegar a fin de mes “tarjeteando”.
Queremos un salario que cubra el costo de la canasta familiar. Y que se indexe con la inflación pasada.
Necesitamos abolir el impuesto al salario y asegurar el 82% para los jubilados.
Y reconstruir los hospitales y la escuela pública.
Por todo esto, los docentes de Buenos Aires, Neuquén, Chaco y otros distritos están en lucha.
Lo mismo que los médicos bonaerenses.
Reclamemos a la CGT y la CTA que convoquen asambleas en todos los distritos y sindicatos, para preparar un plan de lucha en serio contra el ajustazo, por paritarias sin techo y contra el impuesto al salario.

jueves, 21 de marzo de 2013

El 24 de Marzo, a Plaza de Mayo



24 de marzo
Provocación oficial contra la marcha

El 24 de marzo se cumplirán 37 años del golpe genocida que encabezaron Videla, Massera y Agosti. El Encuentro Memoria, Verdad y Justicia, que agrupa a más de 300 organizaciones de derechos humanos, estudiantiles, sociales, sindicales y políticas -entre las que se encuentra el Partido Obrero-, convoca a movilizar a Plaza de Mayo bajo la consigna central “No a la impunidad de ayer y de hoy”. El llamado levanta, frente al gobierno nacional, las banderas de la lucha por el castigo a los culpables de todos los crímenes contra el pueblo, el cese de la represión de la protesta y el apoyo a las luchas en curso. El acto convocado por Memoria, Verdad y Justicia será la única tribuna independiente que se levantará en el centro político del país. El Partido Obrero concurrirá con todas sus energías.
Provocación oficial
Por su parte, los organismos oficialistas (Familiares, H.I.J.O.S., Abuelas, Madres Línea Fundadora), bajo la tutela de Unidos y Organizados, encabezan una maniobra para bloquear el desarrollo del acto independiente que Memoria, Verdad y Justicia organiza desde 1996. Los organismos cooptados llaman a concurrir este 24 de marzo a un acto en Plaza de Mayo “por una justicia democrática”; es decir, a un acto de apoyo político a las maniobras del gobierno con las que pretende copar el poder judicial, garantizar la impunidad de sus funcionarios y abrir una brecha para reformar la Constitución (re-reelección de CFK). La convocatoria oficialista fue lanzada tardíamente, y convoca en un horario cercano al de MVyJ. Desde el Encuentro MVyJ, estamos denunciando esta patoteada y solicitamos una entrevista con el jefe de gabinete, Juan Manuel Abal Medina, para exigirle todas las garantías para la realización de nuestra marcha.
Las razones para movilizarnos
En primer lugar, reclamamos que los genocidas paguen efectivamente por los crímenes de la dictadura y cumplan sus condenas en la cárcel común, sin privilegios de ninguna especie. Los represores ‘purgan’ sus condenas en ‘prisión domiciliaria’ -en sus mansiones y barrios cerrados-, y se evaden de ella todos los días, mientras los fiscales del Estado miran para otro lado. Los juicios continúan realizándose a cuentagotas: desde 1983 fueron condenados apenas 396 represores, de los cuales tan sólo 55 tienen condenas firmes, y medio centenar resultó absuelto en distintas causas. La lucha por el castigo a todos los genocidas, por los 30 mil detenidos-desaparecidos y por la restitución de su identidad a los chicos apropiados por los torturadores, continúa plenamente vigente.
Este 24 de marzo nos movilizaremos por la condena a prisión perpetua de José Pedraza, su patota y los policías implicados en el crimen de Mariano, y para reclamar que se investigue la participación de funcionarios y empresarios. Esta bandera tiene una prioridad absoluta, ya que el juicio oral culminará en la primera quincena de abril. El desenlace del juicio por Marita Verón está fresco en la memoria. Sólo la movilización popular logrará la condena de Pedraza, aun cuando están reunidas todas las pruebas en su contra.
Nos movilizaremos contra el ‘punto final’ en la causa Amia y por la investigación de la conexión local del atentado, tras 19 años de encubrimiento. En la agenda de este 24 de marzo estará presente la lucha contra la criminalización de la protesta, por la absolución de los delegados del Hospital Garrahan, por el desprocesamiento de los más de 5 mil luchadores perseguidos y por el cese del espionaje oficial y para-oficial sobre las organizaciones populares. También contra el ‘gatillo fácil’: según el último informe de Correpi, se registraron 2224 casos entre 2003-2012 -19 de ellos en protestas sociales- y por la libertad de los presos políticos de Bariloche y Corral de Bustos.
Durante la década de gobiernos K, la impunidad y la represión continuaron vigentes, así como continuaron el pago de la deuda externa, las privatizaciones del menemismo y el apoyo a la burocracia sindical. En el acto convocado por MVyJ, estarán presentes el repudio al ajuste y el apoyo a la lucha de los docentes en defensa del salario.
¡Por una gran movilización a Plaza de Mayo y por una gran columna del Partido Obrero!
Jacyn

Jorge Mario Bergoglio


VATICAN-POPE-MASS-INAUGURATION

Radiografía del nuevo papado

Fue una elección de emergencia. La rapidez con la cual Jorge Bergoglio fue consagrado para ocupar el “sillón de Pedro” buscó sacar a la sucesión de Benedicto del impasse del cónclave, dominado por la situación de colapso de la cúpula vaticana. “La cuestión central (en la ‘santa sede’) es la gobernabilidad”, sostuvo John Allen, el biógrafo del Papa saliente, al explicar la urgencia de los cardenales electores, “tras ocho años de desgobierno”. Una manera elegante de aludir a la masa sin precedentes -sin embargo parcial y opaca- de delitos, crímenes y fraudes que llevó a la renuncia de Benedicto. La oscuridad cubre los “informes secretos” que provocaron la fuga de Ratzinger y que ni siquiera fueron revelados al puñado de 114 cardenales que debían elegir al sucesor. “Ve, Francisco, y repara mi Iglesia en ruinas”, le habría dicho, según la leyenda, Jesucristo a Francisco de Asís varios siglos atrás. Bergoglio, rebautizado Francisco, se ha puesto el manto de bombero.
En las reuniones previas al cónclave, la negativa del secretario de Estado del Vaticano, Tarcisio Bertone, a entregar los informes secretos a los cardenales electores fue, precisamente, lo que terminó por convencerlos de que la cosa no daba para más. La continuidad del “partido romano” (casi un cuarto del total del colegio de obispos) amenazaba con hacer estallar el burdel vaticano, donde -según los informes negados- opera, entre otros, un llamado “lobby gay”. Los vaticanistas informan que el papable brasileño, Odilio Scherer, quedó liquidado como candidato cuando ensayó una defensa de la labor del IOR (Banco del Vaticano). Las operaciones del IOR se encuentran objetadas por instituciones vinculadas con la Comisión Europea que se dedican al rescate del sistema bancario europeo. El Banco Vaticano estaría en una situación de quiebra, vaciado por operaciones con la mafia, lavado de dinero y negociados de la propia cúpula “romana”.
La descomposición del “partido romano” hizo fracasar al otro papable, un italiano crítico, el arzobispo de Milán Angelo Scola, que era promovido por los obispos yanquis y germanos- aunque quizá con esa propuesta se buscó evitar que Bergoglio se expusiera prematuramente. Algunos especialistas aseguran que el obispo norteamericano Tymothy Dolan maniobró para la designación de Bergoglio desde el mismo día de la renuncia de Benedicto. Había una conciencia clara de que se operaba al borde de un abismo.
¿Kirchnerismo papal?
Por eso es prácticamente unánime la opinión de que Bergoglio tendrá que proceder con cierta audacia. Un teólogo acaba de asegurar que, si no se detiene la descomposición de la curia vaticana, los “monumentales templos del continente pueden quedar convertidos en museos”. Bergoglio está obligado a jugar de rescatista, una tarea imposible para una institución históricamente decrépita.
Cuando Bergoglio, en 2000, se encumbró como jefe del episcopado local, las relaciones sociales se encontraban en proceso de disolución. Carlos Pagni, editorialista de La Nación, consigna que Bergoglio consideró en términos positivos, hace una década, la operación de rescate de los K. Cuando la Argentina capitalista se derrumbaba, Bergoglio convocó a la mesa de “diálogo social”, donde participó la CTA, para sostener al gobierno de Duhalde, que estaba procediendo a una gigantesca confiscación social. Algo recuerda de estos hechos Horacio Verbitsky cuando califica a Bergoglio de “populista” -la misma denominación que Ernesto Laclau, el ‘teórico’ de los K, reserva para el kirchnerismo. El vicegobernador bonaerense, Gabriel Mariotto, y el jefe del Movimiento Evita, Emilio Pérsico, califican a Bergoglio de “peronista”. Una vez repuestos de la sorpresa, los K piensan, al revés que el chavista Nicolás Maduro, que la designación de Bergoglio como Papa fue negociada por Néstor Kirchner desde el más allá.
Como Argentina en 2002, Europa enfrenta ahora una poderosa tendencia a la desintegración social y política. El ‘populismo’ de Bergoglio encaja con una de las variantes que podrían llenar el ‘vacío de poder’: el bonapartismo, que casi siempre es en Europa el umbral del fascismo. Bergoglio, quien acaba de confesar su admiración por Claudio Lozano, es partidario del keynesianismo. Pero el keynesianismo supone, en Europa, un repliegue a la autarquía, a la formación de bloques rivales y, por último, a la guerra. El obispo de Roma opera en el cuadro de la gigantesca crisis en Europa y en su entorno inmediato -la República italiana, cuyo nacimiento el papado intentó abortar.
Después de fracasar con un cardenal alemán, que compaginaba con la política del Bundesbank, los cardenales fueron a buscar Papa en la ‘finisterra’, donde termina el mundo. Es una metáfora de la bancarrota de la Unión Europea, la Europa del capital.
Confusión
Pasado el fasto y la pompa que abruman como una inundación, Francesco tendrá que actuar. Por ahora, en los principales puestos vaticanos siguen los hombres del “partido romano”, provisoriamente confirmados. Todos los analistas insisten en que a Bergoglio lo caracteriza la “cautela”, abriendo el paraguas sobre los compromisos que vendrán para conformar su gabinete en el reinado de Roma. Veremos.
En la confusión general, todos reivindican al nuevo Papa, desde represores como Menéndez hasta los clericales ‘progresistas’. Hans Kung, el líder intelectual del progresismo católico, luego de plantear que no esperaba un Gorbachov en el Vaticano, le ha prendido una vela a Bergoglio. Pero Gorbachov fracasó en su pretensión de ‘reforma’ (perestroika), dejando el paso a un gobierno de la oligarquía pseudo capitalista y de los servicios de seguridad.
Donde la confusión campea suelta es en el oficialismo. CFK salió corriendo a Roma, luego de que Moreno advirtiera que “el pueblo está contento”. Debe haber advertido también que CFK deberá buscarse un sucesor, salvo que las intrigas en el Vaticano marchen más rápidas que la crisis del ‘modelo’. Difícilmente, sin embargo, un hundimiento en Europa le ofrezca un respiro a la “Argentina kirchnerista” (sic).
Pablo Rieznik

La pascua de los devaluadores



tapa
Entre la asunción del Papa y Semana Santa, los pulpos financieros e industriales se han lanzado a la faena (nada santa) de correr contra el peso.
El dólar paralelo trepó, en menos de lo que canta un gallo, hasta superar en un 80% al cambio oficial.
La devaluación que quieren arrancar tiene sus beneficiarios.
Los que fugaron dólares durante los últimos años, incluidos los amigos del gobierno y bajo sus propias barbas.
Los monopolios exportadores, que esperan reducir el valor de los salarios que pagan en “moneda dura”.
Las mineras y petroleras, que quieren multiplicar los beneficios de la expoliación del suelo.
La corrida deja ver la impotencia del gobierno y sus aparentes “controles”.
¡Pero los K también esperan sacar lo suyo con un derrumbe de la moneda!
Desvalorizando los salarios y gastos sociales.
Sacando tajada impositiva de la carestía, a través del IVA y otras cargas.
Licuando la deuda pública en pesos, que acumulan la Anses y los bancos oficiales.
En la ‘puja distributiva’, la devaluación del peso inclina la balanza en contra de los trabajadores.
Una devaluación aumentaría los beneficios de los capitalistas, a costa de los que trabajan.
Ninguna devaluación.
Nacionalizar la banca y el comercio exterior.
Investigación y no pago de la deuda usuraria.
Apertura de los libros de las empresas y control de los trabajadores.
Salario mínimo de 7500 pesos, ajustable por la inflación. Ningún tarifazo.
Que las CGT y las CTA convoquen a asambleas en todos los lugares de trabajo, por un plan de lucha para impedir el ‘Rodrigazo’ y arrancar nuestras reivindicaciones.

jueves, 14 de marzo de 2013

24 DE MARZO, A LA PLAZA



  • 24 de marzo de 2012
    Cárcel común y efectiva a los genocidas
  • Perpetua a Pedraza y a todos los responsables 
  • Basta de espionaje oficial
Las razones para marchar en este nuevo aniversario del golpe genocida son muy claras.
Las condenas a los esbirros de la dictadura se producen sólo en cuentagotas.
Sus “afectados” gozan de prisiones domiciliarias.
El aparato represivo, responsable de 30.000 desapariciones, sigue actuando.
El gobierno kirchnerista, que quiso usurpar la lucha de los derechos humanos, no ha sido ajeno a su continuidad.
Por eso, se multiplican los casos de gatillo fácil y los Luciano Arruga.
Por eso, Jorge Julio López sigue sin aparecer.
Por eso, el espionaje oficial -de Aníbal Fernández a Nilda Garré- se ha convertido en política de Estado.
Pero cuando esa represión no fue posible, el trabajo sucio le fue encomendado a la burocracia sindical y sus patotas.
Así fue asesinado Mariano Ferreyra. Así fueron heridos gravemente Elsa Rodríguez y otros compañeros.
La marcha del 24 se desarrollará a pocos días o semanas de que se conozca la sentencia por este crimen.
Vamos a la Plaza a reclamar JUSTICIA POR MARIANO, la condena a prisión perpetua para Pedraza y todos los responsables.
Vamos a la Plaza a exigir el fin del espionaje oficial.
Vamos a reclamar el desprocesamiento de todos los luchadores y la libertad de los presos de Bariloche.
Vamos a marchar en forma independiente de un gobierno que regimenta y reprime a las organizaciones obreras.
Pero con independencia, también, de una oposición tradicional que carga con las hipotecas del indulto, el punto final y la obediencia debida.

Por todo esto, vení con el Partido Obrero el próximo 24.

jueves, 7 de marzo de 2013

Llevemos la docencia a la victoria



marcha-docenteEn la tarde de este miércoles, miles de docentes bonaerenses marcharon al Ministerio de Educación.
Venían de una nueva huelga masiva de 48 horas, el cual paralizó las escuelas de la provincia.
A la misma hora, 9.000 docentes y auxiliares neuquinos marchaban hacia los puentes que unen a esa ciudad con Cipolletti.
Fue una respuesta ejemplar a la política de Sapag, empeñado en quebrar la huelga.
No son sólo ellos: los docentes de Mendoza, de Santa Fe, de Chaco y de Misiones, entre otras provincias, también han salido a la lucha.
Las asambleas de Suteba han rechazado el 22 por ciento que les ofrecería Scioli.
¡Pero esa es la ‘pauta’ de aumento que el gobierno kirchnerista ha fijado por decreto!
Mal que les pese a los Yasky y los Baradel, la huelga de Buenos Aires ha puesto en la picota al gobierno nacional.
Los Scioli, Capitanich y otros son sólo los ejecutores de un ajuste que baja ‘desde arriba’.
Lo mismo vale en Santa Fe para el ‘socialista’ Bonfatti, que enfrenta a los maestros de Amsafe.
La huelga docente es un golpe para todas las burocracias sindicales, oficialistas u opositoras, que han renunciado a una lucha en serio y de conjunto por el salario.
Ello vale también para Moyano y Micheli, quienes apoyan a dos enemigos de los docentes: el primero, a Scioli; a Binner, el segundo.
El reclamo de los maestros desenmascara al ‘modelo’ oficial, el cual quiere perdurar sobre la base de la desvalorización del salario.
Volquemos todo el apoyo para la victoria de las luchas docentes.
Por una huelga general de la docencia, hasta alcanzar los reclamos.
Pongamos a los sindicatos en estado de asamblea, para seguir el camino de los maestros.

Hugo Chávez


chavez-bajo-la-lluviaLa muerte de Hugo Chávez ha provocado, como era previsible, una emoción popular enorme en Venezuela. También ha conmovido a la opinión pública internacional. Es la consecuencia natural de la atención que suscitó en la política mundial durante la mayor parte de su gestión política. Lo mismo ya ha ocurrido en el pasado con otros líderes de naciones de mediano desarrollo, desde el indio Ghandi, Perón, el egipcio Nasser o el indonesio Sukarno, así como también por Fidel Castro durante la segunda mitad del siglo pasado. Este lugar excepcional se explica por la naturaleza universal de los problemas históricos que han dejado al descubierto. Es la expresión del carácter mundial de los conflictos nacionales.
El parto del chavismo se produjo a finales de febrero de 1989, cuando una rebelión popular -el Caracazo- contra el programa fondomonetarista del gobierno que acababa de asumir, bajo la presidencia de Carlos Andrés Pérez, fue masacrada por una represión ejecutada por el ejército. Fue el final del ciclo histórico del nacionalismo civil pequeño burgués, que encarnó durante cincuenta años el partido Acción Democrática. Tres años más tarde, desde las propias fuerzas armadas emergió una reacción contra los represores del Caracazo, bajo la sublevación de oficiales de menor rango, conducidos por Hugo Chávez, quienes esgrimieron un planteo nacionalista. La sublevación sacó de nuevo al pueblo a las calles -aunque de un modo incipiente- y convirtió a ese golpe militar peculiar (contra el gobierno y los mandos de las fuerzas armadas) en una semi-sublevación popular. En la conciencia del pueblo se alojó la idea de que podría contar a su favor con las armas del país. El chavismo no nace de una combinación parlamentaria ni de un enjuague entre camarillas de partido, sino de una conjunción del nacionalismo uniformado con una parte de las masas. El Caracazo y la sublevación del ’92 son el repique de campanas que anticipa el derrumbe del proceso de privatizaciones y endeudamiento que han caracterizado a la etapa neoliberal. Curiosamente, el menemismo habría de debutar cuando en Venezuela se ponía de manifiesto que éste estaba condenado a acabar en crisis semi-revolucionarias.
Nacionalismo
El nacionalismo militar chavista entronca con la historia de su propio país y de toda América Latina. Es el caso de Perón y de los nacionalismos militares, por ejemplo, en Perú (Velazco Alvarado) y en Bolivia (Juan José Torres), a finales de los ’60, los que nacionalizaron a las compañías petroleras extranjeras y las haciendas azucareras -en algunos casos sin indemnización. Todos estos movimientos, como luego el chavismo, hicieron alarde de alguna particularidad de alcance excepcional, en especial en lo relativo a su líder. El caudillismo refleja la escasa diferenciación social del movimiento de masas y el empeño del nacionalismo de presentar al pueblo como un bloque unido por intereses exclusivamente nacionales. Distorsionan, con este procedimiento, las razones históricas de su emergencia: el protagonismo de las masas, que con acciones y sacrificios repetidos, pusieron en evidencia el callejón sin salida de las relaciones sociales vigentes; por último, la conexión de la crisis social y política en un país con la declinación histórica del conjunto del sistema nacional dominante. La pretensión de representar a la nación o el slogan de la unidad nacional apuntan a justificar el sometimiento político de la clase obrera a lo que se bautizaría “la comunidad organizada”. Es la justificación ideológica del maniatamiento de los sindicatos por parte de una burocracia integrada al Estado.
El movimiento nacional -civil o militar- es una expresión del cepo que la dependencia del capital financiero internacional pone al desarrollo de las fuerzas productivas en los países de la periferia capitalista. Es la expresión de una lucha por defender la parte del ingreso nacional en los recursos que genera el conjunto de la economía mundial. El chavismo no se limitó a utilizar la renta petrolera de Venezuela para el desarrollo de programas sociales de gran alcance; antes de esto, chocó en forma abierta con el capital internacional y sus agentes internos para evitar la internacionalización de PDVSA, la empresa estatal de petróleo, a manos de las bolsas extranjeras. Esta crisis fue la razón que impulsó el golpe militar que volteó a Chávez, en abril de 2002, y el sabotaje petrolero a finales de ese año. En esas fechas, el precio del barril de petróleo todavía se encontraba apenas por encima de los diez dólares, de modo que no es cierto que en la crisis jugara un papel determinante la captura de la renta minera extraordinaria que surgiría luego, debido al alza internacional de precios. La movilización popular que derrotó al golpe de abril y luego al sabotaje petrolero fueron los ’17 de Octubre’ del chavismo, el cual ya se esbozó con el levantamiento de 1992. Una ironía: Hugo Chávez despidió a las masas que se habían movilizado para liberarlo del golpe fascistoide con una llamada a “volver a casa”.
Chavismo y relaciones de propiedad
La derrota del golpe ‘cívico-militar’ convirtió a las fuerzas armadas en chavistas, una consistencia que atravesó la prueba del sabotaje petrolero. El arbitraje político de Chávez encontró en la chavización de las fuerzas armadas un asiento sólido. Este maridaje se fortaleció cuando Chávez resolvió a su favor un enfrentamiento con el general Baduel, el paracaidista que lo rescató en 2002 y que luego se convirtió en la autoridad máxima del ejército. Otra cosa importante es que, incluso en el momento más recio del sabotaje petrolero, la banca internacional no interrumpió el financiamiento a Venezuela, ni Chávez dejó de pagar la deuda externa. Por eso, la nacionalización de algunos bancos -una medida fundamental para cualquier transformación social y para la industrialización- no se produciría hasta muy recientemente, cuando -irónicamente- el Banco Santander consiguió ser comprado por el Estado para hacer frente a la crisis bancaria internacional con el dinero de la jugosa indemnización. En los momentos más duros de sus enfrentamientos recíprocos, el capital financiero internacional tuvo muy claro que el chavismo no tenía interés en romper con las Bolsas, ni era -mucho menos- enemigo de la propiedad privada. Las nacionalizaciones generosamente indemnizadas pierden su contenido anticapitalista, donde el Estado canjea dinero fiscal por capital, y el capital se canjea en dinero privado.
La propaganda antichavista, en especial la del sionismo, imputa a Chávez intereses siniestros a su alianza con Irán. Se trata de otra cosa: el eje Venezuela-Irán es fundamental para contrarrestar la presión de Arabia Saudita y los emiratos del Golfo, instigados por las petroleras anglo-franco-yanquis para que la Opep reduzca los precios del petróleo. Chávez y los ayatollahs defienden la parte de sus países en el ingreso económico mundial -incluso si esto perjudica a naciones no petroleras de la periferia. En compensación, Chávez ha otorgado a varias de ellas precios preferenciales, por lo que ha fortalecido con ello la autoridad de Venezuela en la disputa energética.
El chavismo proclama un “socialismo de siglo XXI”, pero es un socialismo de reparto parcial de la riqueza social, no de la transformación del capital en propiedad pública, ni del Estado en dirección colectiva de las masas. La llamada “redistribución del ingreso” ha mejorado considerablemente, a partir de niveles miserables, pero ese ingreso sigue siendo el de la renta petrolera. Chávez ha procedido a numerosas nacionalizaciones, las principales a cambio de indemnizaciones generosas para los grandes capitales: Verizon, la norteamericana de telecomunicaciones; Sidor, la siderúrgica de Techint, pagada con extrema generosidad; lo mismo las cementeras del mexicano Slim. En el campo no ocurrió lo mismo, porque se comprobó que los títulos de propiedad de los expropiados eran fraudulentos. Estas nacionalizaciones no respondieron a un plan; fueron improvisadas por la propia crisis. La planificación requiere el concurso consciente del proletariado, su independencia política de clase. Por ejemplo, cuando faltó cemento para los planes de vivienda o cuando el gobierno no logró conciliar el choque de Techint con los obreros de Sidor, se nacionalizaron las cementeras y las siderúrgicas -pero no cambió, por eso, en forma sustancial la producción de unas y otras, sino la importación. Los grandes capitales hicieron los petates cuando concluyeron que no les interesaba el escenario económico prevaleciente. Pero Venezuela no se transformó en país industrial; sigue siendo monoproductor de combustible. La redistribución de ingresos se hizo con la caja de PDVSA, la cual se encuentra muy endeudada y con un fuerte desequilibrio económico debido al congelamiento del valor del bolívar en un contexto inflacionario. Los límites de PDVSA se manifiestan en el lugar protagónico del capital extranjero (con la única exclusión de Exxon) en la explotación de la Franja del Orinoco. La crisis de PDVSA es la razón principal de la decisión reciente de devaluar el bolívar fuerte (darle más moneda nacional por dólar exportado).
Al igual que las experiencias nacionalistas del pasado, la de Venezuela ha fracasado en el objetivo de asegurar un desarrollo nacional autónomo. Esto no es posible en el estadio de declinación del capitalismo mundial. Pero del mismo modo, Venezuela emerge de esta experiencia con un Estado más centralizado, con el retroceso relativo de los sectores más parasitarios del capital nacional y, por sobre todo, con una presencia más activa de las masas. Cualquier cambio de frente del proceso económico contará con estos factores como herramientas de trabajo.
Perspectivas
El chavismo ha combatido el desarrollo de un sindicalismo independiente. El Código de Trabajo introduce conquistas importantes para trabajadores tercerizados, pero impone el arbitraje obligatorio y la facultad del Presidente para decidir la legalidad de cualquier huelga. Las paritarias no se convocan cuando vencen los convenios; los salarios en la gran industria no han mejorado. Hay una estatización de los sindicatos.
La muerte de Chávez bloquea la posibilidad de que las masas de Venezuela agoten la experiencia política con su tentativa nacionalista. Las críticas o decepciones que pueda provocar la nueva gestión dejarán a salvo a esta experiencia histórica tomada en su conjunto. Desde el punto de vista del desarrollo de la conciencia de clase, la muerte de Chávez representa un bloqueo.
La muerte de Chávez crea, objetivamente, una crisis de régimen político, el del poder personal. Los sucesores deberán encontrar una salida alternativa. Gran parte del círculo que gobierna representa lo que el mismo pueblo chavista llama la “derecha endógena”. Una alternativa es que, luego de las próximas elecciones, el sistema político se ‘kirchnerice’ (algo irónico cuando se acusa a los K de ‘chavizarse’). Consistiría en una cierta parlamentarización del sistema en detrimento del verticalismo actual y de las organizaciones paralelas a las oficiales -como es el caso de los consejos comunales. El chavismo no está unido por un programa ni es homogéneo en términos sociales; aunque bullen las críticas en su seno, funciona como un aparato de Estado e incluso paraestatal. El nuevo gobierno deberá hacer frente, sin la autoridad de Chávez, a la desestabilización económica que crece y a devaluaciones aún mayores de las monedas. Sería un ajuste sin anestesia, en medio de un cambio de régimen. La última devaluación fue presentada por el equipo actual como una decisión que Chávez habría tomado en La Habana. Existe una fuerte crítica interna a la gestión distorsionada de la información sobre la enfermedad de Chávez, la que se ha interpretado como funcional al equipo que está al mando.
Después de las nuevas presidenciales, deberán tener lugar las elecciones municipales, las cuales han sido postergadas varias veces. Aquí, la oposición de derecha podría incrementar su representación. La división de la derecha, como lo observó hace poco Diosdado Cabello -presidente de la Asamblea nacional y presumible líder de la ‘derecha endógena’- “ustedes están más divididos que nosotros”. Es cierto. Acicateada por el uribismo colombiano, por los republicanos de Estados Unidos y por financieros venezolanos, una minoría activa impulsa la desestabilización. Parece encabezarla el alcalde de Caracas, Ledezma. Capriles sería la cabeza de la fracción conciliadora. En esta crisis de conjunto, las fuerzas armadas constituyen la carta de reserva para bloquear una disgregación política.
Se ha hablado hasta el hartazgo del liderazgo continental de Chávez. Cuando se mira con más cuidado es ese liderazgo el que operó, al menos en los últimos años, a la sombra del empuje de las mineras y contratistas brasileñas, las que han impuesto su agenda a través del ‘gobierno de los trabajadores’ de Lula y Dilma Roussef. La Unasur es un satélite de la diplomacia brasileña. Desde las ‘reformas’ en Cuba a las negociaciones con las Farc o los acuerdos con Irán, el operador fundamental ha sido Brasil, no Chávez -o sea la Bolsa de San Pablo (un santuario de los grandes bancos de inversión). No es casual que el Banco del Sur haya muerto a manos de los intereses del BNDES -el banco de desarrollo de Brasil (el cual financiará las obras hidroeléctricas de las contratistas brasileñas en la patria chica de CFK).
Se ha creado una situación nueva en América Latina. El desafío principal que ella representa es para la izquierda, la que es marginal a todo este proceso.
Sin embargo, debería ser la protagonista histórica principal. Debería abrirse un debate continental para caracterizar esta nueva situación y sacar de ella todas las conclusiones revolucionarias.