La Federación Aceitera fue protagonista de un hecho político de primera magnitud al quebrar el techo salarial del gobierno de Cristina y las patronales.
El acuerdo final establece un aumento del 36%, que se compone de un aumento al básico del 27,8% más un adicional a la categoría mínima de 880 pesos. Además, cobrarán una suma fija no remunerativa de 3.000 a 4.000 pesos, en compensación parcial por los días de huelga.
A estos salarios se les debe agregar los adicionales convencionales de antigüedad y turno rotativo.
El aumento es retroactivo a abril, no es en cuotas y lleva al salario inicial de 10.500 a 14.300 pesos.
Una enorme victoria resultado del programa y a los métodos desarrollados y sirve de experiencia a todo el movimiento obrero. En las paritarias se reclamó un salario igual a la canasta familiar (14.930 pesos) y se organizó la huelga general del gremio para conquistarlo.
La lucha dejó planteada la oposición de los trabajadores a pagar la crisis capitalista. Por eso, la derrota del tope salarial alcanza a los candidatos de la burguesía -Scioli, Macri, Massa-, que están preparando los futuros ajustes.
Los aceiteros actualizaron en la escena nacional la huelga general, un método histórico de la clase obrera, contraria a los paros aislados, sin plan de lucha, de las burocracias de las CGT y CTA.
Fue clave para esta victoria la movilización a fondo de todo el gremio y, fundamentalmente, los bloqueos sobre los principales pulpos aceiteros que están en San Lorenzo, porque enfrentó en el mismo terreno la política carnera de la burocracia del sindicato aceitero regional. Esta enorme movilización nacional, donde más de 1.000 aceiteros de todo el país estuvieron cinco días bloqueando los complejos aceiteros y puertos, cortó las vías por donde las patronales querían sortear el paro, llevando los camiones y la producción de las fábricas paradas a la ciudad de San Lorenzo.
Las patronales y el gobierno buscaron el aislamiento y el desgaste. Contaron con las CGT y las CTA, que no convocaron a ninguna medida práctica de lucha en los 25 días de huelga y los 5 días de bloqueo, y tuvieron una participación marginal en los piquetes. Esta política fue superada con los piquetes que extendieron el paro en forma total a San Lorenzo y Puerto San Martín.
El desarrollo de la huelga, las filas de varios kilómetros de camiones parados en la ruta y los cerca de 100 barcos detenidos en el Paraná y Río de la Plata conmocionaron a los trabajadores de todo el Cordón.
Las simpatías de los trabajadores de diferentes gremios fueron creando el clima de una huelga general de todo el Cordón. Paro que fue convocado y levantado en dos oportunidades por la CGT San Lorenzo moyanista, a pesar de que aún sigue pendiente el reclamo salarial para los miles de tercerizados de los complejos oleoginosos (convenio COPA), que hasta ahora venían reclamando en forma conjunta con la Federación Aceitera.
El Partido Obrero tuvo una fuerte intervención en la huelga. Formó parte de los piquetes y realizó una agitación general en el Cordón por la victoria de la huelga. El PO tomó a la huelga general aceitera como propia, con la convicción de que su desarrollo y victoria fortalece la lucha por paritarias sin techos, por la derrota de los planes de ajustes y refuerza la batalla para construir una alternativa política de los trabajadores con el Frente de Izquierda.
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