El gobierno, la burocracia sindical y las patronales acaban de establecer que el salario mínimo pase de los 4.800 pesos actuales a 5.500 hasta enero, y a 6.060 pesos hasta agosto de 2016.
El incremento del 28% del salario mínimo contrasta con el 115% que aumentaron los intereses de la deuda pública.
Las prioridades del gobierno son los banqueros, no los trabajadores.
Estamos en presencia de un salario mínimo que condena a la pobreza a millones de trabajadores.
No cubre, siquiera, el 40% de la canasta familiar que la Universidad Nacional de Rosario ubicó en 14.000 pesos.
Pero esa cifra, aún miserable, no la cobrarán los millones de trabajadores que están en negro, a los que las patronales niegan todos sus derechos.
Luego de 12 años de gobierno ‘nacional y popular’ la mitad de los trabajadores recibe salarios inferiores a los 6.000 pesos.
A los bajos salarios se suman ahora los despidos, que crecen en la industria, la construcción y los servicios, como se evidencia en la Línea 60, Cresta Roja, Acindar y Siderca.
Como dicen los spots de la Lista Unidad del Frente de Izquierda: el ajuste ya empezó.
La política de los Scioli, Macri y Massa profundizará esta situación. Tienen en carpeta aplicar una devaluación del peso, tarifazos y rebajas salariales (en Brasil, el Congreso acaba de votar la reducción nominal de salarios).
La campaña electoral está cruzada por esta crisis de fondo. Coloca, de un lado, a los candidatos del ajuste, y del otro a los que llamamos a combatirlo para que la crisis la paguen los capitalistas y no los trabajadores.
Para reforzar este planteo, llamamos a votar en las Paso a la Lista Unidad del Frente de Izquierda.
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