“Las superganancias que siguen haciendo las empresas” (Verbitsky)
Un economista de la privada Universidad Di Tella no anduvo con vueltas al referirse a la suba de los bonos argentinos en vísperas del nuevo canje de la deuda. “Los mercados votaron por los Kirchner” (La Nación, 23/3). Al explicarse, el profesor lo atribuyó a “la intención (de los Kirchner) de pagar la deuda a cualquier costo” (ídem).
La operación que acaba de anunciar Boudou, en Washington, involucra a quienes no aceptaron el canje de Kirchner-Lavagna en 2005. La oferta de los K les reconocerá entre el 35 y 40%, como mínimo. Pero si, como parece, también se pagan los intereses vencidos y las amortizaciones de los últimos años, el reconocimiento llegaría al 50%. Como los tenedores de los títulos los compraron a un máximo del 25% de su precio, el beneficio para los canjistas será de un 100%. Aunque el gobierno dice que, en esta oportunidad, las comisiones de la operación, en beneficio de los bancos que armaron el canje, serán pagadas por los acreedores, “en Wall Street se insiste en que ese pago está camuflado en la transacción” y que alcanzaría “la friolera de 110 millones” (Clarín, 19/3). Cavallo, Menem y compañía saludaron el anuncio oficial. Para enfrentar la crisis fiscal, el nacionalismo “K” ha decidido apostar a una alianza con el capital financiero local e internacional.
El anuncio del canje reforzó la especulación con los títulos de la deuda argentina. Como el gobierno canjeará la deuda antigua con nuevas emisiones de estos bonos, la cuenta de la transacción sube en beneficio de los tenedores de la deuda. Los bancos locales, que son los mayores tenedores de estos bonos, fueron premiados con el alza de sus acciones. Este “clima” ha servido para que una mayoría de la patronal se alineara con los K. Días atrás, una reunión armada entre la Mesa de Enlace, la Unión Industrial y asociaciones de bancos para soldar un “gran frente empresario” terminó en un fracaso, cuando varios popes capitalistas rechazaron sellar ese acuerdo con un documento de tinte opositor. Un oficialista, Verbitsky, atribuyó el fracaso a que “la contradicción entre las superganancias que siguen haciendo sus empresas y el discurso incendiario (..) se torna difícil de sostener” (Página/12, 21/3). Esta interpretación de los hechos ilustra de qué lado de la trinchera se encuentra Verbitsky.
Un voto precario
Aunque el gobierno y los banqueros celebraron el nuevo canje, todavía queda mucho para satisfacer los reclamos del capital financiero. Los “mercados” reclaman el arreglo de la deuda con el Club de París. Varios observadores señalan que todo este trámite no significa que se vayan a producir inversiones extranjeras, porque para ello los K deberán “respetar los contratos” con los pulpos de los servicios; ‘normalizar’ el Indec y aplicar un ajuste para controlar la inflación. En resumen, o los K satisfacen estos reclamos o el canje habrá sido una entregada sin contrapartida.
Los K, por otra parte, se enfrentan con ese gigantesco maremoto que es la crisis mundial. En la misma reunión internacional en la que Boudou anunciaba el canje, el presidente del banco Central de México advirtía que la “posibilidad de que se corten abruptamente los flujos de capital está aumentando para todos (los países emergentes)” (La Nación, 23/3). En Argentina, ello ya se manifestó con una salida neta de capitales en los primeros meses. Uno de los bancos que coordinará el nuevo canje, el Barclays, anticipó que el 70% del superávit comercial del país –unos 10.000 millones de dólares– engrosará la fuga de capitales a lo largo de 2010; esto no computa la salida de divisas en concepto de remesas de utilidades y dividendos al exterior.
El “voto de los mercados” le ha dado a los Kirchner algunas horas de oxígeno en el Congreso – lo cual prueba el carácter de clase de los K, del Congreso y de la ‘política’ en general. No por eso la crisis política se detiene, ya que la llamada oposición (y muchos legisladores K) quiere ‘derramar’ los ‘beneficios’ del canje hacia sus provincias y los sectores que ella representa. La Presidenta ya avisó, fortalecida por el respaldo de Wall Street, que vetará cualquier ley en esa dirección. En definitiva, a los senadores ligados a los pooles de siembra o a los bancos no les resulta fácil enfrentarse al gobierno del “pago de la deuda a cualquier costo”.
Un voto aleccionador
Para la clase obrera y el movimiento popular, el canje de deuda y el “voto de los mercados” aportan un dato aleccionador. A los K les gusta sacudir las tribunas con el fantasma de Martínez de Hoz y Cavallo, pero viene a repetir, bajo el golpe de la crisis, las recetas de estos cipayos.
Marcelo Ramal
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