jueves, 21 de enero de 2010

YPF está en remate

En julio del año pasado, Luis Oviedo señalaba: “La crisis de la estructura accionaria convierte a YPF en una empresa en remate. Sus principales accionistas –Sacyr, Caixa, Petersen– han ingresado a su controlante, Repsol, contrayendo deuda que tiene como garantía las acciones, sea de Repsol o de YPF. Carecen, por lo tanto, de cualquier capacidad para realizar inversiones en exploración o ampliación de la producción. Para pagar la deuda están obligados a recibir dividendos en lugar de reinvertir las ganancias. En otras palabras, están condenados a descapitalizar sistemáticamente a YPF... para capitalizar a sus bancos y constructoras accionistas” (PO Nº 1.090, 9/7/09).
El tiempo le ha dado la razón a esta caracterización y pronóstico. La crisis económica más general comprimió las ganancias de Repsol y de YPF en 2009 a la mitad, pero la distribución de dividendos en Repsol fue sólo un 20% menor a la de 2008 y en YPF se mantuvo igual. El resultado fue que el 85% de las ganancias de Repsol fueron a parar a sus accionistas, mientras que en YPF alcanzaron el 90%. YPF aporta entre el 25 y el 30% de las ganancias de Repsol.Este saqueo de la petrolera de ‘bandera’ no conformó a los asfixiados accionistas, que exigen mayores dividendos e ingresos extraordinarios generados con la venta de YPF y, eventualmente, el desguace de Repsol. Como nada de eso sucedió, Sacyr y Caixa han resuelto despedir a la dirección de Repsol, aunque por el momento Caixa haya ratificado a Brufan, el presidente del pulpo.
Desde un principio, la “argentinización” de YPF ha estado al servicio de profundizar la depredación de la petrolera en favor de sus accionistas, los que redujeron las inversiones en la Argentina al mínimo mientras incrementaron al máximo el reparto de dividendos. Así lograron las tremendas ganancias de 2008 y los resultados relativamente buenos de 2009. Para eso entraron los Eskenazi (dueños de Petersen) a YPF: para darle viabilidad política al vaciamiento de YPF, del que los Kirchner son cómplices por su enmarañada sociedad con Eskenazi.
La falta de inversiones petroleras de YPF sacude a la Patagonia desde hace dos años, porque se tradujo en la reducción de los equipos de perforación, de trabajos de sísmica y de todo tipo de contrataciones.
Si hasta ahora Repsol no ha logrado ser vendida es porque su cotización en Bolsa está por debajo de lo que Sacyr pagó para entrar en ella. Y porque Caixa quiere limitar la capacidad de control del comprador, de forma tal que no interfiera en el manejo de Gas Natural (que en la Argentina controla Gas Natural BAN), cuyas acciones comparten Caixa y Repsol.
Del mismo modo, la sobrevaloración de YPF ha impedido hasta ahora su venta a los chinos, rusos u otros interesados, incluso a algún capitalista amigo del gobierno. Ahora se habla de que el kirchnerismo podría comprar la parte de Repsol con las reservas.
Como fuere, la “argentinización” va derecho al remate y, antes de que suceda, Petersen quiere valorizar su parte todo lo posible. Para ello ha contado con el favor del arco político criollo, desde Cristina hasta los presidenciables opositores Binner y Das Neves, quienes prestaron el cuerpo para acompañar una presentación recontratrucha, el 23 de diciembre, en la que YPF prometió inversiones de exploración a lo largo y ancho del territorio nacional, incluyendo el mar, planteando hacerse cargo de todas las áreas petroleras no exploradas, incluso de las concesionadas a otros privados. Es decir, la YPF privada prometió hacer lo que corresponde que haga el Estado a través de Enarsa, que ha demostrado ser nada más que una cáscara vacía incapaz de licitar las áreas de exploración marinas y que se ha transformado en una comercializadora de combustibles a pérdida.
El solo anuncio del plan obliga a preguntarse de dónde saldrá el dinero para financiarlo, en muchos casos a fondo perdido. Pero, además, pretende colocar a YPF, con el aval de todo el arco político burgués (lo que se dice una verdadera ‘política de Estado’) en el papel de árbitro del negocio petrolero nacional. Setentistas y noventistas, nueva y vieja política, todos se agruparon detrás de un rentista nacional para demostrar que Petersen es reconocido por el Estado como el lobbysta petrolero de moda, a través del cual pasarán los negocios petroleros con el Estado argentino.
Paul Castañeda
Kirchner y Solanas, unidos en el rescate a Repsol

En el contrato de compra del 15% de las acciones de YPF por parte de Petersen –y que fue aprobado por Néstor y Cristina, porque el Estado argentino tiene derecho de veto en YPF– se estipula que, durante 10 años, el 90% de las ganancias que produzca la petrolera de ‘bandera' irán al pago de dividendos, que se distribuyen entre los dos socios y que Petersen emplea para saldar el préstamo que Repsol le concedió para comprar... YPF.
YPF no va a poder resistir ese ritmo de vaciamiento, más cuando los accionistas principales, por su propia crisis, reclaman estrujarla más y más. Es decir, el vaciamiento está al servicio del rescate de los endeudados españoles.
Y aquí aparecen los nacionales y populares confesando que carecen de soluciones. Por caso, Carlos Heller, el banquero nac & pop, para quien la compra de YPF es imposible, porque "Argentina (no) cuenta con los recursos suficientes" (Crítica, 26/12/09).
Otro es Pino Solanas, quien consultado sobre la posibilidad de estatizar YPF, contestó: "Estatizar YPF puede ser una variante, pero hay que estudiar las complicaciones y sacar la cuenta. Ver si es más barata la compra o empezar de cero con una nueva (empresa)" (El Cronista, 15/12/09). ¿Empezar de cero en competencia con Repsol, Panamerican, Petrobras, etc. –¡sale más caro que comprarla!?
El vaciamiento petrolero no se puede esquivar sin la nacionalización sin pago de Repsol-YPF. Lo demás son divagaciones de políticos en calzoncillos.
P.C.

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