Luego de cinco meses de ocupación de la planta, de una lucha ejemplar de los compañeros que se movilizaron en Rosario y Rafaela (donde está la otra planta de Mahle) y luego de un sinfín de negociaciones en el Ministerio de Trabajo con inversores que aparecieron y desaparecieron sistemáticamente; finalmente, la patronal de Mahle realizó una oferta de indemnización para todos los trabajadores, que consiste en una primera cuota inmediata de 10.000 pesos y el resto hasta completar el 100% para el 15 de octubre. También habría una nueva propuesta de un inversor, que sería uno de los que ya había realizado gestiones al inicio del conflicto (Aros Kim, Taranto o Vasena). La razón sería que con menos trabajadores la fábrica podría funcionar.
Alrededor de 300 obreros, del total de 490, terminó anotándose en el acta de intención para los “retiros voluntarios”. Aunque los que efectivamente terminen yéndose pueden ser algo menor, esa cifra de retiros crea otra situación en el desarrollo de la lucha.
Los funcionarios junto a la burocracia de la UOM y la patronal quieren presentar esta salida como una solución al conflicto. Sin embargo esta “solución de conjunto” (tanto para los que quieran irse como para los que quieran quedarse) sigue siendo tan incierta como la situación generada con el cierre de la planta. Por un lado todos están sabiendo que no hay seguridad de que la patronal respete el acuerdo de pago, teniendo en cuenta sus otros incumplimientos. Por otro lado los inversores tratarán de avanzar sobre las condiciones de trabajo, especialmente si la transforman en una pyme.
Es lo que ocurrió en Paraná Metal donde el achicamiento de la empresa, vía suspensiones crónicas, no resolvió la reactivación de la planta pero sí agravó la situación de los trabajadores que sufrieron rebajas salariales y pérdidas de conquistas de fábrica.
El viraje político del gobierno K. hacia el FMI lo llevó a un replanteo en su relación con el movimiento obrero y, entre otras cosas, al abandono de los “salvatajes” tipo Massuh. Esto fue claro en Mahle donde el fideicomiso ya armado con Moreno se esfumó de la noche a la mañana lo que los llevó, en su reemplazo, a acelerar la preparación de este golpe a la lucha de los trabajadores mediante “retiros voluntarios” masivos, que de hecho lo transformaron en despidos encubiertos. Para viabilizar esta política armaron un operativo conjunto entre la UOM K, el gobierno “socialista” y la patronal de Mahle para mantener aislado el conflicto (el caso más alevoso es la UOM Rosario que después de cuatro meses de ocupación largó un paro de media hora ¡que al rato levantó!) y llevar al desgaste a los compañeros con todas las idas y vueltas en las negociaciones. En este marco, mientras los funcionarios “socialistas” del Ministerio de Trabajo siempre que podían señalaban el camino de aceptar las indemnizaciones, desde el gobierno K salieron a bancar financieramente la operación.
Ahora, mientras Mahle negocia con el gobierno, la plata para las indemnizaciones (varios millones de dólares) en concepto de deudas por devolución de IVA, desde el Banco Nación están preparando un crédito para que el nuevo inversor pueda comprar la fábrica.
Denunciamos este golpe contra la lucha de los trabajadores orquestada por la alianza de la patronal alemana, los funcionarios provinciales y la UOM cuyo propósito es dividir a los trabajadores y que se levante la ocupación de la planta. Más que nunca es necesario mantener la ocupación y un programa de defensa de los puestos de trabajo, del convenio, el salario y las conquistas de fábrica.
Alrededor de 300 obreros, del total de 490, terminó anotándose en el acta de intención para los “retiros voluntarios”. Aunque los que efectivamente terminen yéndose pueden ser algo menor, esa cifra de retiros crea otra situación en el desarrollo de la lucha.
Los funcionarios junto a la burocracia de la UOM y la patronal quieren presentar esta salida como una solución al conflicto. Sin embargo esta “solución de conjunto” (tanto para los que quieran irse como para los que quieran quedarse) sigue siendo tan incierta como la situación generada con el cierre de la planta. Por un lado todos están sabiendo que no hay seguridad de que la patronal respete el acuerdo de pago, teniendo en cuenta sus otros incumplimientos. Por otro lado los inversores tratarán de avanzar sobre las condiciones de trabajo, especialmente si la transforman en una pyme.
Es lo que ocurrió en Paraná Metal donde el achicamiento de la empresa, vía suspensiones crónicas, no resolvió la reactivación de la planta pero sí agravó la situación de los trabajadores que sufrieron rebajas salariales y pérdidas de conquistas de fábrica.
El viraje político del gobierno K. hacia el FMI lo llevó a un replanteo en su relación con el movimiento obrero y, entre otras cosas, al abandono de los “salvatajes” tipo Massuh. Esto fue claro en Mahle donde el fideicomiso ya armado con Moreno se esfumó de la noche a la mañana lo que los llevó, en su reemplazo, a acelerar la preparación de este golpe a la lucha de los trabajadores mediante “retiros voluntarios” masivos, que de hecho lo transformaron en despidos encubiertos. Para viabilizar esta política armaron un operativo conjunto entre la UOM K, el gobierno “socialista” y la patronal de Mahle para mantener aislado el conflicto (el caso más alevoso es la UOM Rosario que después de cuatro meses de ocupación largó un paro de media hora ¡que al rato levantó!) y llevar al desgaste a los compañeros con todas las idas y vueltas en las negociaciones. En este marco, mientras los funcionarios “socialistas” del Ministerio de Trabajo siempre que podían señalaban el camino de aceptar las indemnizaciones, desde el gobierno K salieron a bancar financieramente la operación.
Ahora, mientras Mahle negocia con el gobierno, la plata para las indemnizaciones (varios millones de dólares) en concepto de deudas por devolución de IVA, desde el Banco Nación están preparando un crédito para que el nuevo inversor pueda comprar la fábrica.
Denunciamos este golpe contra la lucha de los trabajadores orquestada por la alianza de la patronal alemana, los funcionarios provinciales y la UOM cuyo propósito es dividir a los trabajadores y que se levante la ocupación de la planta. Más que nunca es necesario mantener la ocupación y un programa de defensa de los puestos de trabajo, del convenio, el salario y las conquistas de fábrica.
Carlos Blanco
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