Los rabinos militares convirtieron la invasión a Gaza "en una batalla por la expulsión de los no judíos", afirman soldados y oficiales israelíes. "Un rabino nos dijo que la lucha era entre los hijos de la luz y los hijos de las tinieblas. Su mensaje fue claro: es una guerra contra todo un pueblo, no contra los terroristas (...) Nosotros somos los judíos, nos decían, llegamos a esta tierra por un milagro, Dios nos trajo de vuelta y ahora combatimos para expulsar a los gentiles que interfieren en nuestra conquista", fueron algunas de las invitaciones a la limpieza étnica. Los testimonios integran el documento donde decenas de soldados y oficiales israelíes dicen haber recibido la orden de matar civiles (ver la pasada edición de Prensa Obrera).
Las denuncias no son nuevas. A fines de enero, la organización Rompiendo el Silencio -formada por antiguos soldados que denuncian el comportamiento "inaceptable" del Ejército hacia los palestinos- difundió mensajes del rabinato militar a las tropas antes de entrar en Gaza y pidió que se destituyera al rabino jefe, general de brigada Avichai Rontzki, por distribuir folletos que calificaban de "inmoral" mostrar piedad ante el "cruel enemigo" (El Mundo, 26/1). El rabinato, según estas investigaciones, "tendría la misión de naturalizar estas prácticas como parte de un plan mayor: expulsar a los palestinos de la tierra bíblica de Israel" (EFE, 30/3). El ejército negó que las arengas religiosas respondieran a una estrategia oficial, sin reparar que hasta el relator de la ONU para los territorios palestinos ocupados, Richard Falk, pidió que un grupo de expertos investigue los crímenes de guerra sionistas en Gaza. En su informe al Consejo de Derechos Humanos de la ONU, "de una dureza raras veces vista en ese foro", Falk concluye que la invasión israelí "fue potencialmente un crimen de guerra". Similar denuncia efectuó la ONG Human Rights Watch (HRW), que presentó más de 20 proyectiles de fragmentos de fósforo blanco lanzados por Israel sobre calles, techos, hospitales y una escuela de la ONU en Gaza. Según HRW, "Israel empleó fósforo blanco repetidamente en áreas densamente pobladas". El gobierno sionista, que no vacila en negar lo evidente, al principio también negó el uso de fósforo blanco. Pero "ante las numerosas pruebas que demostraban lo contrario ahora dice que lo había usado en concordancia con la legalidad internacional", apunta HRW. Otro testimonio publicado en Haaretz lo confirma: "Se usó mucho fósforo blanco".
Durante la invasión a Gaza, el ejército sionista asesinó unos 1.400 palestinos; la mayoría civiles. Días atrás, Haaretz mostró que, en los cuarteles, los soldados usaban remeras que incitaban a matar a palestinas embarazadas y a niños. "Niños muertos, madres llorando en las tumbas de sus hijos, una pistola apuntando a un niño, mezquitas bombardeadas, son algunas de las camisetas que los soldados de las fuerzas armadas israelíes diseñan para cuando están fuera de servicio" (Reuters, 20/3).
El sionismo ha vuelto inviable cualquier exceso verbal para describir sus crímenes.
Olga CristóbalPublicado en Prensa Obrera nº 1077
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