El debate presidencial no parece haberle aportado ni a Macri ni a Massa ningún avance significativo para acercarse a Daniel Scioli. Las encuestas muestran a Macri en baja, después de las corruptelas que reveló el caso Niembro y del ahogo presupuestario que denunciaron los trabajadores del Hospital Garrahan. Para capturar los votos perdidos por el jefe del PRO, Massa ha reforzado sus planteos fascistoides, desde la presencia del Ejército en los barrios hasta la criminalización de los jóvenes. Ello no le sirvió para frenar el retorno de varios de sus principales punteros al oficialismo. Entre ellos se encuentra Juan José Alvarez, uno de los redactores del libreto criminal que condujo a la masacre del Puente Pueyrredón durante la presidencia de Duhalde. De Aníbal Fernández a José Luis Gioja, el corazón del menemo-duhaldismo se reagrupa en las filas del bloque oficial.
Las garantías de Scioli
Pero, para comprender por qué Scioli pelea un triunfo en primera vuelta, no bastan los límites de sus colegas "ajustadores". En estos días, los voceros del candidato del FpV le han ofrecido al capital internacional y a la gran burguesía local garantías inusitadas de que llevarán adelante su "pliego de reclamos". En Estados Unidos, el gobernador salteño Urtubey, una de las voces del sciolismo, ha planteado la perspectiva de un rápido arreglo con los fondos buitre, como condición para tramitar un rescate financiero de la Argentina. Las "desmentidas" o "aclaraciones" posteriores de Aníbal Fernández o Kicillof apenas salvan las apariencias. Es que la política de pago serial de la deuda practicada por éstos ha dejado al Tesoro y al Banco Central en situación de quiebra, lo que servirá de excusa para un acuerdo leonino en favor de los usureros.
Urtubey, sin embargo, se quedó corto. Días después, otro vocero privilegiado de Scioli, Mario Blejer, redoblaba la apuesta: no sólo defendió un arreglo con los buitres, sino que se pronunció a favor de volver a las auditorías del FMI sobre las cuentas nacionales. Hace diez años, el kirchnerismo le pegaba su primer manotazo a las reservas internacionales para pagarle al Fondo, en nombre de "recuperar la independencia nacional". Hoy, los sucesores de CFK preparan la vuelta al FMI, después de haber vaciado al Banco Central en aras del pago de la deuda usuraria. Scioli ha jurado que "no volveremos a endeudarnos con el Fondo". Pero no rechazó la inspección que pidió Blejer. Los síndicos de la nueva quiebra nacional no serán los técnicos de La Cámpora, sino los auditores de Washington.
El marco hasta el 25 de octubre
La vuelta al FMI constituía una de las principales banderas de los economistas de Macri. Por eso, la definición de Blejer es otra evidencia de que el programa de los acreedores internacionales -y de la burguesía que clama por volver al financiamiento extranjero- ha sido abrazado plenamente por el oficialismo. Esta definición ha tenido otras consecuencias de fondo para la campaña, como el acercamiento de Scioli a Clarín y sus socios. A partir de ello, los canales de la "corpo" se sumaron al boicot oficial al debate presidencial, y no lo televisaron. En este cuadro, el parangón entre un eventual gobierno de Scioli y la actual administración de Rousseff es más que evidente: al igual que Rousseff, el sucesor de Cristina blande el fantasma de la derecha mientras se apropia integralmente de su programa ajustador.
En este cuadro, el Frente de Izquierda debe poner de manifiesto lo que preparan Scioli y los "nacionales y populares", denunciar su impostura política y convocar al único voto que lucha por una salida a la crisis a partir de los intereses de la mayoría que trabaja. El debate presidencial ha contribuído a visibilizar este antagonismo entre el FIT y los otros, incluyendo a una Stolbizer que es socia del PRO en ocho provincias. A través de campañas específicas, el Partido Obrero está luchando por definir el voto de los trabajadores activos, de la juventud y de todo el electorado progresista. Un pronunciamiento de luchadores obreros por el voto al FIT ha recogido centenares de adhesiones. Con la misma energía, vamos a dirigirnos al movimiento de derechos humanos y a toda la ciudadanía progresista, que no puede ser sometida a la opción entre los Aníbal Fernández-Alperovich-Insfrán, de un lado, o los que prometen, del otro, la militarización de la vida social. Ni qué decir que el derechismo de los " jinetes del ajuste" compromete a todas las reivindicaciones del movimiento de la mujer, y ello será intensamente debatido por nuestras compañeras en el Encuentro Nacional de la Mujer que se realizará este fin de semana en Mar del Plata. Vamos a la pelea, voto por voto, para que el Frente de Izquierda se afirme como alternativa política de los trabajadores, y para reforzar decisivamente nuestra presencia en el parlamento nacional y en las legislaturas.
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