La crisis capitalista ocupa el escenario de las Paso
Las chicanas y cruces de los últimos días de campaña no pueden disimular que el derrumbe económico se ha instalado como telón de fondo de las primarias. La decisión del gobierno de subir el interés de los depósitos en pesos no logró el objetivo de frenar la corrida cambiaria, que sigue su curso. En cambio, agravará todavía más la recesión económica. Con el mismo propósito de sofocar la corrida, los activos en dólares de la Anses están siendo rematados a cambio de pesos desvalorizados.
La tendencia devaluatoria resume todos los desequilibrios que deja el kirchnerismo -quiebra del fisco, balanza comercial en picada y caída de las reservas del Banco Central, que el kirchnerismo usó masivamente para pagar la deuda usuraria. Ahora, este cuadro se conjuga con el agravamiento de la crisis capitalista internacional, una cuestión que se encuentra fuera del horizonte de miras de los Macri, Scioli, Massa o Stolbizer. El derrumbe de la bolsa china delata el estallido de otra burbuja financiera e inmobiliaria. Brasil, otro régimen continental en capilla, ha respondido al cimbronazo con una mayor devaluación. Algunos recordaron el final de los años ’90, cuando otro derrumbe de la moneda brasileña disparó la caída de la convertibilidad y la quiebra de 2001.
Después de las Paso
En este cuadro, la pretensión de una transición electoral "pacífica" podría venirse definitivamente abajo. Massa anticipó una devaluación del dólar oficial para después de las Paso, sin aclarar si se trata de una advertencia o de una expresión de deseos. La clase capitalista le exige a Scioli-Zannini definiciones claras de que la factura de la crisis será traspasada a las masas, y la mejor garantía de ello es que el ajuste empiece ahora. La transición entre agosto y octubre incorpora otro elemento explosivo: el pago de más de 6.000 millones de dólares de deuda externa, algo que sólo podría refinanciarse pagando intereses del orden del 10% en moneda dura. Kicillof podría terminar reiterando la escena de enero de 2014, cuando la corrida contra el peso terminó en una devaluación en regla.
El principal asesor de Scioli, Miguel Bein, acaba de anticipar que el "dólar planchado no puede ser el ancla contra la inflación" -a buen entendedor, pocas palabras. La presión devaluatoria se ha instalado al interior de la propia fórmula presidencial oficial. Aunque encabeza las encuestas, Scioli podría vérselas con un estallido de las contradicciones del "modelo"oficial en medio de la campaña electoral.
La oposición, que debería explotar este tembladeral, vive sus propias tendencias desintegradoras. En Córdoba, acaba de romperse el acuerdo entre el PRO, la UCR y Juez, quien irá por su cuenta por la intendencia de la capital provincial. Después de los traspiés electorales en Santa Fe y Córdoba, y el balotaje agónico en la propia Capital, los seudoprogresistas abandonan el barco del macrismo. En las Paso, esta desintegración aleja las posibilidades de una polarización electoral.
La expresión política de los trabajadores
En este panorama de conjunto, debe caracterizarse el gran plenario del pasado sábado 25 en el Bauen, cuando 700 dirigentes del movimiento obrero combativo y del clasismo dieron su apoyo a la fórmula Altamira-Giordano en las Paso del Frente de Izquierda. La vanguardia de los sindicatos, que viene enfrentando el ajuste en curso y tendrá la responsabilidad de luchar contra los nuevos zarpazos a los trabajadores, se ha pronunciado políticamente por la expresión que reúne a dos de los tres partidos del Frente de Izquierda, junto al conjunto de organizaciones sociales y de izquierda que resolvieron apoyar y participar activamente de la campaña del Frente de Izquierda. El plenario del sábado es un gran episodio de "la unión del movimiento obrero y la izquierda" -o sea, la fusión del movimiento de lucha de la clase obrera con la estrategia y el programa por un gobierno propio de los trabajadores.
Por el contrario, quienes intentaron disociar a las luchas obreras del ascenso político de la izquierda, terminaron promoviendo al sindicalismo sin programa, por un lado, y al electoralismo, por el otro. En los dos casos, sustituyeron al frente único de las organizaciones obreras y de la izquierda por el faccionalismo y la autoproclamación. Estas Paso, por lo tanto, ponen en juego otra cuestión crucial: el porvenir del Frente de Izquierda como alternativa política de los trabajadores, cuando se dirime qué clase social pagará la gigantesca hipoteca que deja el kirchnerismo. Reforcemos en todo el país la lucha por el voto a Altamira-Giordano, a Pitrola-Sobrero en la provincia y a todos los luchadores de la izquierda y la clase obrera que pueblan la Lista Unidad del Frente de Izquierda.
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