jueves, 27 de noviembre de 2014

Rosario: las víctimas del narcotráfico


Una mujer que había denunciado a bandas narco de la zona sur de Rosario, vinculadas con el crimen de su hijo cometido el año pasado, fue asesinada mientras atendía su negocio. Como para que no queden dudas del motivo del crimen, le tiraron múltiples disparos sin mediar diálogo ni palabra alguna. Uno de los procesados por el asesinato de su hijo también lo está por el de uno de los líderes de la banda de Los Monos, los principales dueños del negocio de la droga en Rosario.
En el contexto de la crisis política y económica que atraviesa el país, asoma de forma cada vez más visible el problema del narcotráfico. A diferencia de lo que ocurría en la década de 1990, la Argentina es ahora un país productor.
Un punto clave es la cooperación con el narcotráfico de las mismas instituciones formalmente responsables de investigarlo. En julio, procesaron al ex titular de la Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico (Sedronar), como partícipe necesario de que el 85% de la efedrina que ingresaba en el país fuera destinado a la fabricación de estupefacientes. La complicidad de la policía santafesina con el narcotráfico es emblemática, al punto que está preso un ex jefe de la institución, pero se trata de un fenómeno extendido a todo el país. El narcotráfico no se sostiene sin cobertura policial, judicial y política.
En agosto, el presidente de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti, dijo que nadie puede negar el avance de la droga en la Argentina. Berni le respondió que se dio cuenta tarde y que se lo viene reclamando hace más de un año y medio, pero su propio operativo en Rosario, donde existen entre 800 y 1.000 quioscos de venta de droga, fue un fiasco. El desembarco de 3.000 agentes de Prefectura, Gendarmería, Policía de Seguridad Aeroportuaria y Policía Federal terminó con el magro resultado de 26 detenidos, la incautación de 3.400 dosis de cocaína, 1.200 de marihuana, cinco armas de fuego, 50.000 pesos, y lo más grave: la banda de Los Monos presa. pero no por narcotráfico, cuando su negocio es ése, sino por crímenes. Es decir, con los principales dueños del negocio de la droga en Rosario sin causas por drogas.
Pero, de todos modos, pueden destruirse bandas como la de Los Monos o cualquier otra. Los narcotraficantes, incluidos los jefes de las bandas o los "señores de la droga" colombianos o mexicanos son material descartable: casi siempre mueren jóvenes, violentamente, o presos, y en la mayoría de los casos ni siquiera logran transferir sus fortunas a sus familias. Los verdaderos dueños del negocio son los grandes bancos que lavan el dinero de la droga, o los puertos privados -en Rosario hay 21- por los que sale la droga. Las bandas que manejan la operatoria local cobran en especies; es decir, en drogas, y la lucha entre ellas por el territorio y por el mercado a costa ya centenares de muertos sólo en Rosario y Santa Fe. Es un Estado tomado por el narcotráfico, cuyo dinero -como el del tráfico de armas y otros ilícitos- es el gran sostén del sistema financiero.

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