En el auditorio de las Naciones Unidas, Cristina Kirchner habló contra los fondos buitre.
Pero, pocas horas antes, se había reunido con un buitre “amigo”, George Soros.
Allí, le prometió lo que los usureros reclaman a gritos: la entrega, sin condiciones, de las reservas petroleras de Vaca Muerta.
A cambio de ello, los especuladores le ofrecen a los K un salvavidas, al menos hasta 2015.
El libreto de esta entrega ya ha sido presentado en el Congreso. Es la nueva “ley de hidrocarburos”, que generaliza todas las cláusulas leoninas del acuerdo con Chevron.
El proyecto oficial centraliza el remate de los yacimientos en la camarilla de Kicillof-Gallucio-Cristina.
Asegura, además, precios dolarizados para los combustibles, lo que implicará nuevos tarifazos.
Por cierto, es mucho más que una ley petrolera: es la punta de lanza para un nuevo régimen económico que implicará una enorme confiscación social.
Exige otra devaluación, que los K ya han puesto en marcha. Así, los pulpos petroleros y sus financistas podrán hacerse de los recursos nacionales a precio de ganga.
Los Massa, Macri, Carrió o Binner no se oponen al remate: sólo actúan a cuenta de los monopolios que aún no participan del botín.
Impulsemos una gran acción contra el proyecto entreguista.
Rodeemos el Congreso con una gran movilización, para que no pase la “ley Chevron”.
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