La presidenta Cristina Fernández inauguró, en Santa Fe, la nueva planta de la firma Laminados Industriales SA, ubicada en Villa Constitución. Desde esa fábrica, participó también, a través de videoconferencia, del corte de cintas de la ampliación de la planta de acoplados Randon (capitales brasileños), y una nueva línea de producción de la fábrica de alimentos para mascotas Purina, que Nestlé posee en Santo Tomé.
Pero la parte mas cínica -y más difundida- de este show
presidencial fue la reapertura “virtual” de Paraná Metal. Tal vez por
precaución, la Presidenta
no fue a la planta, ubicada a menos de dos kilómetros de Laminados
Industriales. Jorge Godoy, un testaferro de Cristóbal López, que no apareció en
la reapertura trucha, declaró con todo descaro que “después del 20 de este mes
se empezarán a ‘calentar’ los hornos’ (diario El Norte).
El derrumbe de Paraná
Metal
Fue en las oficinas de Carlos Tomada, con la anuencia
absoluta de la burocracia de la
UOM nacional y del Ministerio de Producción de Santa Fe,
donde se transformó a Paraná Metal en una pyme. Quedaron afuera 900 de 1.100
trabajadores metalúrgicos de la planta, después de un vía crucis de tres años
de suspensiones rotativas, rebajas salariales, retiros voluntarios y el
desmembramiento de las cooperativas de trabajo. Cristóbal López, digitado desde
la Rosada ,
hizo el trabajo sucio de esta masacre laboral. El cierre de Paraná Metal le
costó a la dirección seccional de la
UOM local (el tandem Picinini-Actis) la pérdida del gremio,
pues los metalúrgicos de Villa nunca le perdonaron su conducta cobarde frente
al cierre de esta gran fábrica.
Sin vergüenza, Carlos Tomada, desde la planta vacía de
Paraná Metal, le dijo a la
Presidenta en la “video”: “Con el orgullo de estar acá, con
su historia tan rica de producción y vida sindical, para poner en marcha esta
empresa que es un símbolo de la producción y trabajo de los argentinos”. No
puede imaginarse mayor cinismo. La presidenta dijo que “parió” las ayudas de la
multinacional General Motors en 2009 con los fondos de la Anses , pero olvida decir que
junto con Binner mandaron a la muerte a Paraná Metal, Malhe, Fundición Martínez
y el Lavadero Virasoro, todas en Santa Fe.
La reapertura “virtual” de Paraná Metal no convence a
ninguno de los 900 metalúrgicos que han debido emigrar de Villa sin empleos,
malvender sus casas, aceptar retiros voluntarios en cuotas y rebajas salariales
y tres años de un sub-salario.
La farsa de la video conferencia se completa cuando se ven
los alcances de los anuncios de “inversión industrial”, que sumarían 90 puestos
de trabajo en Laminados Industriales, 59 en Randon, 80 posibles precontratos en
Purina. En total, 229 posibles puestos de trabajo.
Entre Mahle y Paraná Metal, estamos con 1.500 puestos abajo,
Presidenta.
Juan Ferro
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