A pocos días del 23 de octubre, las evidencias de un ascenso político del Frente de Izquierda son inocultables. Están en las muestras de simpatía popular hacia nuestros candidatos. O en las manifestaciones de apoyo en las fábricas, en los lugares de estudio, en la calle.
Una encuestadora se declaró, ella misma, sorprendida con un dato: si la elección sólo abarcara a los jóvenes y a los sectores "medios bajos" (la clase obrera), el Frente de Izquierda estaría ¡tercero!
Pero esto no debería sorprender a quien siguió la enorme campaña electoral del Frente.
Nuestra propaganda colocó en primera fila las reivindicaciones de los obreros, de los jubilados, de los jóvenes precarizados. Nos hicimos entender ante millones de trabajadores, ligando los reclamos más urgentes a un programa y una salida anticapitalistas.
En el terreno electoral, donde la 'izquierda' oportunista o democratizante se ha disuelto en variantes capitalistas, el Frente de Izquierda alcanzó una repercusión política colosal con un programa revolucionario.
De ese modo, hemos recuperado a la política electoral socialista como factor de desarrollo político de la clase obrera.
Nuestra campaña contrastó radicalmente con la de oficialistas y opositores. Estos quisieron disimular su compromiso con los intereses capitalistas; pero en estos días, ante el agravamiento de la crisis, no tuvieron más remedio que explicitarlo.
Los "progresistas" Cristina Kirchner, por un lado, y Binner, por el otro, reclaman al unísono "moderación" en los salarios. Mientras tanto, preparan una devaluación de la moneda, o sea: una confiscación social a gran escala.
Ante esta perspectiva, el ingreso de diputados de izquierda en el Congreso reforzaría enormemente la autoridad política de quienes luchamos por una salida anticapitalista frente a la crisis. Estamos peleando por ello en varios distritos del país.
Empeñemos, en estas horas, todos los esfuerzos y las energías que restan.
A ocupar las paredes, a organizar la tensa fiscalización del domingo, a asegurar el voto compañero por compañero.
Con la brújula puesta en el objetivo declarado durante toda la campaña:
"Diputados de izquierda en el Congreso y una alternativa política de los trabajadores en el país".
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