El 13 de septiembre, las agencias de noticias informaban que "los mercados emergentes (ya no países) BRIC (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) están en conversaciones preliminares para incrementar sus tenencias de bonos denominados en euros, en un intento para ayudar a los países europeos que sufren una crisis de deuda soberana". Bajando el tono, el brasileño Valor dijo que "las compras podrían limitarse a la deuda de las naciones europeas financieramente más fuertes" (Reuters, 13/9)
El mundo al revés hecho realidad, el sueño del pibe de un ‘nacional y popular'. Pero sólo días después, todos los "emergentes" se desinflaron y, en lugar de ayudar, sufren una masiva salida de capitales, con epicentro en Brasil.
La burbuja explotó. La reducción de la tasa Selic (controlada por el Banco Central) en Brasil desató una corrida de capitales al exterior. Esa tasa regula la compra de títulos del Banco Central por parte del sistema financiero privado; mueve billones de reales, es el pulso financiero de Brasil -el cual se maneja con tasas usurarias. La salida de capitales va a obligar al BC de Brasil a volver sobre sus pasos. La reducción se produjo cuando los capitales de todo el mundo se dispararon hacia los bonos norteamericanos, luego de que Suiza devaluara su franco. La combinación suena a letal para el real brasileño. "El dólar se va a R $ 1.845 y ya ha subido 15,75% en septiembre", anuncia el miércoles O Estado de Sao Paulo online. Un especialista explica que "ya hay quienes creen que la moneda podría alcanzar los 2 dólares en pocos días", reflejando la fuerte reversión del flujo de capitales externos. “El flujo de dólares a Brasil se redujo a 395 millones, muy por debajo de lo registrado en las dos primeras semanas del mes, cuando fue positivo en 8.120 millones de dólares".
Y por casa...
La salida de capitales se acentuó en las semanas recientes también en Argentina. El Banco Central está perdiendo centenares de millones por día, y el lunes 19 ofertó 1.000 millones de dólares en los mercados de futuro para frenar la corrida. La fuga de capitales se acentúa, ante la evidencia del agotamiento de la política económica del gobierno y el agravamiento de la crisis en Europa y Estados Unidos. En Nueva York, la Presidenta le pidió al mundo financiero "más control al movimiento de los capitales", pero su gobierno ha colocado los dólares del Central y de la Anses a disposición de la fuga de capitales, la cual se opera -entre otros mecanismos- a través de las sociedades de bolsa.
El sector financiero, gran beneficiado del gobierno, ahora está apostando a producirle grietas aún mayores antes del 23 de octubre, ante la evidencia de que se agotaron los fondos de la Anses y del Banco Central para pagar la deuda y los bonos. En la cuenta de los quebrantos recientes, nadie considera al "fondo de garantía de la Anses", que tiene el 70% de sus recursos colocados en títulos públicos y acciones que se vinieron abajo en las últimas horas.
Estamos ante una masiva compra de dólares en los mercados de contado y de futuros, donde el Banco Central es el único vendedor. Según un informe privado, la fuga de capitales mantiene "un ritmo arrollador de alrededor de 3.500 millones de dólares por mes" y, si continúa en ese nivel, sería necesario "acudir a los mercados de capitales para evitar una crisis de balance de pagos" -la pesadilla de los K.
"Hasta ahora, la respuesta por parte de los hacedores de política económica ha demorado más de lo necesario y por ahora es débil, ya que ataca principalmente a los síntomas y no a las causas", diagnosticó Delphos Investment. Según cálculos de consultoras privadas, la fuga de capitales superó los 14.000 millones de dólares en los primeros ocho meses del año; los analistas estiman que la salida de divisas superará los 20.000 millones en 2011. Delphos advirtió que "el financiamiento externo está supeditado a que la crisis fiscal europea no ponga en juego al sistema financiero europeo".
Impasse oficial
El informe no señala, sin embargo, algo más grave: que la salida de capitales deberá provocar una suba de las tasas de interés y que será un obstáculo para renovar los pases del Banco Central con los bancos privados, lo que acumula unos 160 mil millones de pesos (40 mil millones de dólares). Esta deuda del Banco Central con los bancos no compensa la deuda, por un valor similar, que ha acumulado el Tesoro con el Banco Central por los préstamos de éste a cambio de Letras que nunca serán canceladas (Cronista, 21/9). Se suma el endeudamiento del Tesoro al que registra el Banco Central. En términos netos, el Central carece de reservas -no sólo en forma contable, sino en forma efectiva, porque no podrá pagar con emisión sin desatar una hiperinflación; si recurre a más deuda, deberá subir las tasas de interés y provocar una recesión violenta.
La impasse de la política K frente a la crisis financiera quedó demostrada el martes 20, cuando vendió dólares a futuro (seis meses) a un precio similar al de contado, para enfriar su suba. Con ello, otorgó un seguro de cambio gratuito a los especuladores, quienes pusieron su dinero al 15% de interés en los bancos, con lo que luego comprarán esos dólares a un precio inferior al que se cotice en esa fecha al contado. Habilitar semejante usura para contener la cotización es una señal de la quiebra de la política económica.
En oposición a esta sangría, que transcurre en las barbas de los 'nacionales y populares', planteamos:
1) que se abran los libros de los bancos privados y estatales, para poner fin a las maniobras que permiten el saqueo de las reservas;
2) intervención de la Bolsa, que es uno de los vehículos de la fuga de capitales;
3) colocar la Anses bajo la dirección de trabajadores y jubilados, para que sus fondos aseguren el 82% móvil y dejen de alimentar a los especuladores;
4) nacionalización de la banca. No al pago de la deuda externa.
Nicolás Roveri
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