Nada delata mejor la debilidad estructural del kirchnerismo que el pánico en que ha entrado luego de la derrota abrumadora que le propinó Mauricio Macri.
La Presidenta había anticipado esta propensión al pánico cuando dejó a Filmus a la buena de dios durante la campaña, luego de haberlo puesto a dedo como candidato.
La pinchadura del ‘triunfalismo' cristinista está provocando estragos.
La agitación que ha iniciado esa misma derecha para que Filmus tire la toalla antes del último ‘round' y para que ‘reconozca' la derrota ha provocado una segunda ola de pánico en el oficialismo nacional, el que ahora está asustado ante la perspectiva de una paliza mayor.
El pánico oficialista se manifiesta en un despliegue de insultos de todo tipo contra sus adversarios a falta de una delimitación política con ellos. Después de todo, la especulación inmobiliaria y la carencia de vivienda para los trabajadores caracteriza a todas las gestiones provinciales y municipales, con independencia de su color político.
Incluso Pino Solanas se ha sumado a la campaña de la derecha con el argumento de que el balotaje significaría un derroche de dinero público, sin reparar en que el país ha sido obligado a participar en internas abiertas el 14 de agosto próximo -que implican un desperdicio aún mucho mayor de plata- con el único propósito perverso de proscribir a la izquierda con el piso del 1,5% y forzar una polarización anticipada, la cual permita recrear el bipartidismo -destruido por la crisis- como forma de dominación política.
La democracia kirchnerista ha instituido el sistema de peaje para poder participar de las luchas electorales.
Nuestro Frente de Izquierda ha sufrido un revés político en las elecciones porteñas, pero, lejos del pánico, nos aprestamos para la próxima batalla: la batalla para impedir que el Estado nos saque el derecho político a luchar contra los explotadores y sus partidos en el campo electoral, con la exigencia de que alcancemos el 1,5% de los votos a escala nacional y en cada provincia.
El domingo pasado no pudimos imponer nuestra condición de única izquierda real y revolucionaria: el electorado de izquierda votó a las ‘izquierdas' que abandonaron su condición de tales para pasarse al kirchnerismo, al centroizquierda o a las operaciones confusionistas (Zamora).
¡Pero el alcance de esas izquierdas no va más allá de la General Paz o dealgunos distritos!
Su presencia nacional se arruga como esponja o directamente desaparece.
Lo mismo ocurre con la derecha ‘populista' de Macri, la que tiene escasa réplica propia más allá de la Ciudad.
La crisis política de los partidos capitalistas y centroizquierdistas no se ha superado con la victoria de Macri, todo lo contrario. Mal podría ser de otro modo cuando los titulares de los diarios anuncian la bancarrota de los principales países y de poderosos monopolios.
Llamamos al electorado de izquierda a que tome nota de los límites insalvables del centroizquierda y a que vote, en las internas obligatorias del 14 de agosto, al Frente de Izquierda.
Llamamos al electorado popular a que advierta la incapacidad del kirchnerismo para derrotar a la derecha, en especial más allá de las urnas, porque lo unen a ella intereses fundamentales del capitalismo -fuera de los conflictos episódicos que provocan esos mismos intereses.
Llamamos al enorme electorado que lucha todos los días para que no le arrebaten las jubilaciones, los salarios, las condiciones de vida social (vivienda, salud, educación) a que tome la boleta del Frente de Izquierda el 14 de agosto para que sus reclamos no sean proscriptos.
Varias dictaduras no pudieron con nosotros, no podrá hacerlo tampoco la perfidia de los arribistas ‘democráticos"; la sociedad capitalista se resquebraja en sus bases.
"La Ciudad No nos une": los camiones atmosféricos no pasan por Puerto Madero o la Recoleta, ni la sudestada trata del mismo modo a todas las viviendas.
Arrimemos fuerzas a la campaña del Frente de Izquierda y votemos por sus listas el 14 de agosto.
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