A igual trabajo, igual salario / Efectivización de todos los contratados
El conflicto de los estibadores portuarios en tres lugares de trabajo (T6, Cargill y Bunge), el cual se extendió a Nidera, Toepfer y Dreyfus, en Puerto San Martín y Timbues en medio de la entrega de la cosecha, ha causado un enorme revuelo en la provincia y en los mercados mundiales.
El conflicto es por salarios. Hermes Juárez es dirigente de los trabajadores del Supa y de la cooperativa de estibadores, que monopoliza los puestos de trabajo de Puerto San Martín. En las negociaciones participa Moyano.
Moyano tiene la intención de ganar una fuerte presencia en la CGT de San Lorenzo y establecer un frente de camioneros con portuarios y aceiteros.
El corazón del conflicto es con la “cooperativa” de Hermes Juárez, quien pacta la “tarifa” de la estiba. Los trabajadores de esta cooperativa descargan, ensilan y cargan en los barcos el cereal la harina y el aceite que se exporta. Juárez, con la abierta anuencia del gobierno de Binner, tiene una suerte de “coopetrucha” de dimensiones gigantescas con trabajadores de primera, segunda y tercera. Los de primera son minoría, con buenos sueldos (operadores de las máquinas de descarga y carga), luego hay un sector transitorio de adherentes (pero no socios) de la cooperativa y finalmente miles de peones golondrinas. La situación de estos trabajadores portuarios es miserable: cobran 45 pesos el medio turno, el cual consta de tres horas... no se pueden extender porque se torna insoportable el polvillo que ingresa del cereal a los pulmones. Estos son jornaleros, lo que implica que no trabajen todos los días, sino a veces y, en ocasiones, hacen tres medios turnos por día (pese a la insalubridad) y otros días quedan sin trabajo.
La existencia de esta “cooperativa” actúa como presión directa contra la elección de representantes que terminen con esta brutal diferenciación salarial que se opera en la misma cooperativa y, sobre todo, contra la posibilidad de luchar contra la brutal situación de las condiciones de trabajo, ha causado muertes en los silos. El temor a integrar la lista “negra” y por eso no entrar en los trabajos portuarios contribuye a esta enorme desigualdad laboral y de condiciones de trabajo.
El secretario general de la CGT San Lorenzo, que también es del sindicato de Aceiteros, se ha unido a este conflicto en un reclamo salarial de 4.000 pesos de básico, pero no generaliza el conflicto a los demás aceiteros de las terminales. El gremio de Reguera, sin ser una cooperativa, también tiene dentro formas de trabajo desigual: el 50% de sus trabajadores aceiteros están en calidad de contratados, con sueldos que son el 40% de los trabajadores efectivos y con pésimas condiciones de trabajo.
Las terminales pueden pagar el doble y el triple de los salarios actuales. El reclamo de una mejora salarial es justo y la medida es importante, aunque no existe ningún tipo de asamblea y deliberación. El problema es que cuando llegue el acuerdo, se mantendrá más agudizada aún esta enorme diferenciación salarial y se seguirán burlando todas las condiciones de trabajo, en un lugar donde la depreciación ambiental toma en esta época dimensiones siderales, con el cereal volando por todas las localidades del cordón.
Es necesaria la efectivización y recategorización de todos los trabajadores portuarios y aceiteros y el fin de la coopetrucha de Hermes Juárez, un poderoso de la zona. En puerto San Martín es necesaria la más vieja de las consignas obreras: a igual trabajo, igual salario para los miles de estibadores y aceiteros. La formación de una comisión de seguridad en cada terminal, elegida en asamblea por los trabajadores con fueros gremiales, y la elección de un cuerpo de delegados de estibadores, así como mejoras sustanciales en comedores, baños y vestuarios.
Sabrina, San Lorenzo
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