Más de 6 mil fabriles se movilizaron el viernes 15 en La Paz contra la flexibilización laboral y los contratos basura impuestos por el gobierno. Evo Morales quedó esta vez en el centro de las críticas de los trabajadores. Una semana antes, el 8, miles de partidarios del MAS se manifestaron en contra de la decisión gubernamental de poner a conocidos derechistas entre sus candidatos a prefectos, alcaldes y asambleístas departamentales en las elecciones del 4 de abril.
La protesta del 8, en Santa Cruz, bloqueó el ingreso del hotel donde Morales, a las 10 de la mañana, se proponía proclamar la candidatura, en las listas del MAS, del derechista Roberto Fernández (ex dirigente de Podemos, el partido de Jorge "Tuto" Quiroga). La proclamación, finalmente, se hizo en medio de incidentes, forcejeos y trompadas. Un escándalo.
Esto es: cuando parecía acerrojado para toda una época el control del presidente sobre el proceso político y especialmente sobre las masas bolivianas, todo el esquema empieza a entrar en una crisis abrupta. En materia de estabilidad política, los tiempos bolivianos suelen ser cortos.
Y es mucho más lo que entra en crisis con esas candidaturas de derecha impulsadas por el MAS. Tambalea toda la idea expuesta recientemente, en una entrevista televisiva, por el vicepresidente Alvaro García Linera: "El MAS no es lo que era, ahora se han incorporado empresarios, intelectuales, independientes... hay otra economía en Bolivia". Esa "otra economía" se manifiesta, por ejemplo, en el Decreto Supremo 107, dictado por el gobierno, que impone la "tercerización" y el trabajo precario en las empresas estatales. Contra ese decreto se movilizaron masivamente los fabriles de La Paz.
No fueron los únicos. El jueves 7 se declararon en huelga indefinida los trabajadores del Hospital Holandés, en El Alto, por falta de insumos. También peligra el comienzo de las clases porque el incremento salarial del 14 por ciento prometido a los docentes se ha reducido al 4.
Montado sobre la movilización popular, Evo Morales derrotó a la derecha sublevada en 2008. Luego, hizo que esa movilización retrocediera para llegar a un pacto con aquella derecha vencida o, mejor dicho, con los intereses representados por ella. Los derechistas recalcitrantes terminan presos, destituidos, clandestinos o escapados del país, como el ex candidato presidencial Manfred Reyes Villa y otros cuantos con él, sin que la "media luna" deje oír protestas por eso.
Ahora, recostado en la derecha, el "capitalismo andino" se encuentra con el despuntar de una movilización popular que parte de las propias bases del MAS. Empieza a abrirse una nueva etapa política.
La protesta del 8, en Santa Cruz, bloqueó el ingreso del hotel donde Morales, a las 10 de la mañana, se proponía proclamar la candidatura, en las listas del MAS, del derechista Roberto Fernández (ex dirigente de Podemos, el partido de Jorge "Tuto" Quiroga). La proclamación, finalmente, se hizo en medio de incidentes, forcejeos y trompadas. Un escándalo.
Esto es: cuando parecía acerrojado para toda una época el control del presidente sobre el proceso político y especialmente sobre las masas bolivianas, todo el esquema empieza a entrar en una crisis abrupta. En materia de estabilidad política, los tiempos bolivianos suelen ser cortos.
Y es mucho más lo que entra en crisis con esas candidaturas de derecha impulsadas por el MAS. Tambalea toda la idea expuesta recientemente, en una entrevista televisiva, por el vicepresidente Alvaro García Linera: "El MAS no es lo que era, ahora se han incorporado empresarios, intelectuales, independientes... hay otra economía en Bolivia". Esa "otra economía" se manifiesta, por ejemplo, en el Decreto Supremo 107, dictado por el gobierno, que impone la "tercerización" y el trabajo precario en las empresas estatales. Contra ese decreto se movilizaron masivamente los fabriles de La Paz.
No fueron los únicos. El jueves 7 se declararon en huelga indefinida los trabajadores del Hospital Holandés, en El Alto, por falta de insumos. También peligra el comienzo de las clases porque el incremento salarial del 14 por ciento prometido a los docentes se ha reducido al 4.
Montado sobre la movilización popular, Evo Morales derrotó a la derecha sublevada en 2008. Luego, hizo que esa movilización retrocediera para llegar a un pacto con aquella derecha vencida o, mejor dicho, con los intereses representados por ella. Los derechistas recalcitrantes terminan presos, destituidos, clandestinos o escapados del país, como el ex candidato presidencial Manfred Reyes Villa y otros cuantos con él, sin que la "media luna" deje oír protestas por eso.
Ahora, recostado en la derecha, el "capitalismo andino" se encuentra con el despuntar de una movilización popular que parte de las propias bases del MAS. Empieza a abrirse una nueva etapa política.
Miguel Osuna
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