Olvídese el lector de los ataques que se propinan una vez por día los candidatos del sistema: las elecciones del 28 de junio próximo ya están ‘arregladas'. Un repaso a los pronunciamientos de los últimos días, por parte de empresarios y economistas, deja en claro que se está tejiendo un verdadero ‘acuerdo nacional' para, después de las elecciones, ir al FMI y devaluar el peso a 4,50 ó 5 por dólar. Cuando se leen esas declaraciones con cuidado, emerge la coincidencia de que Argentina se encuentra en ‘default' - o sea cesación de pagos- y que el dinero de los trabajadores acumulado en la Anses se está agotando como recurso para financiar el pago de la deuda pública y los subsidios que reclaman los capitalistas que operan en el país. La oposición, acusada de ‘destituyente', no deja de reclamar, sin embargo, una salida concertada con los K para el ‘día después'. Claro que para eso deberá contribuir a que K no salga con la cola entre las piernas en la provincia de Buenos Aires. Los intendentes K deberán encargar a su aparato el arreglo necesario para que los resultados no desentonen con el objetivo post electoral. El fraude ‘consentido' es una parte importante del ‘acuerdo'.
‘Defaulteemos' a la Anses
De acuerdo con el Cronista Comercial (7/5), la deuda del Estado con la Anses, que vence en 2010, "llegaría a 35.000 millones de pesos". Está prevista la emisión de nuevos títulos, con vencimiento en 2016, por alrededor de 10 mil millones de pesos (esta emisión es otro desfalco a la Anses, ver nota). Los recursos líquidos de la Anses se encuentran por debajo del límite que debe conservar para garantizar los pagos de las jubilaciones de un año. Pero la caja de los jubilados no financia solamente el pago de la deuda estatal. Financia, asimismo, el rescate, por ejemplo, de Massuh o de General Motors, o la deuda que contrae el Estado para subsidiar a empresas, y también compra los bonos que le venden las empresas privadas como alternativa de crédito; según, de nuevo, el Cronista, "se colocaron casi 150 millones de dólares en bonos privados este año". La semana pasada, por ejemplo, la Anses compró la mitad de una emisión en pesos por parte de Edenor, que está en manos del grupo Mindlin. También se dispone a hacerlo con el Banco Hipotecario, del grupo Elsztain, para financiar emprendimientos inmobiliarios.
Ahora bien, en el cuadro de bancarrota económica del capitalismo, a nivel mundial, la recuperación de estos créditos es absolutamente incierta. La trampa financiera en la que el gobierno está metiendo a la Anses explica por qué no acata el fallo de la Corte, que ordena el pago de la deuda con los jubilados por la movilidad jubilatoria desde el abandono de la convertibilidad (Badaro). La dilación en el cumplimiento del fallo Badaro para el conjunto de los jubilados significa acumular juicios que se van a perder y una deuda potencial imposible de calcular. Los K están dejando a la Anses en estado de ‘default'. El gobierno ya está ejerciendo ese ‘default' cuando suscribe acuerdos salariales no remunerativos, porque no se computan para el cálculo de la movilidad semestral de las jubilaciones establecida en una ley reciente. El ‘default' contra los jubilados puede sobrevenir como consecuencia de que los deudores de la Anses incumplan sus compromisos, algo que ya está ocurriendo, porque el Estado le está pagando deuda a la Anses con nueva deuda. O puede sobrevenir como resultado de una devaluación del peso; en este caso, se reduciría el valor de las jubilaciones en términos de dólares y también frente a la inflación. No es casualidad que el gobierno se haya negado a que las jubilaciones pudieran ser ajustadas por inflación o que el índice de inflación sea manipulado por el IndeK.
Lo ‘curioso' del caso es que el financiamiento del gobierno y de las empresas debería estar, en un régimen capitalista, a cargo de los bancos - no de los jubilados. En Argentina, otra cosa ‘curiosa', los bancos están ganando fuerte. Además, están desbordados de dinero. Los bancos tienen nada menos que el 36,3% de los depósitos en alguna forma de liquidez, o sea disponible en dinero. Lo acaba de informar el Banco Central (InfoBae, 13/5); es decir que solamente presta el 63,7% de lo que recibe. Se trata de unos 64.000 millones de pesos. En lugar de prestarlos, los tiene invertidos en títulos del Estado o en acciones líquidas, lo que les permite una incesante especulación con sus cotizaciones. Los bancos son los canales de fuga de capitales y no están dispuestos a prestar en pesos mientras dure la crisis. Es lo que ocurre en todo el mundo. La salvación de los ahorros de los trabajadores en la Anses pasa por la nacionalización, sin compensación, del sistema bancario completamente parasitario.
Devaluemos mientras el FMI no está
La utilización sistemática del dinero de la Anses descuenta una devaluación del peso y la licuación de los recursos de la entidad. La devaluación también la dan por descontada los que dolarizaron 45.000 millones de pesos (salida de capitales) desde el inicio de la crisis a fines de 2007. La piden a gritos los de la UIA y la Mesa de Enlace, y todavía más el círculo de asesores de Kirchner -Curia, Frenkel y Aldo Ferrer (Crítica, 10/5), y hasta los enemigos de Kirchner, como Angel Broda (Ambito, 13/5) o Prat Gay (The Buenos Aires Herald, 10/5). Los ‘nacionales y populares' quieren un dólar ‘desarrollista' y los ‘liberales' uno de ‘equilibrio', pero los dos coinciden en un entorno de 4,50 a 5 pesos. Los ahorros de la Anses (y las deudas de los empresarios y del gobierno con la Anses) quedarían reducidos en un ‘módico' 35%. Cuando decimos que las cartas están marcadas es porque oficialistas y opositores se han puesto de acuerdo en la madre de todos los desfalcos: un nuevo desfalco a los jubilados y a los trabajadores que aportan a la previsión social.
El FMI entra en esta historia, obligadamente, porque saqueada la Anses y con los bancos haciendo caja, se termina la política de ‘vivir con lo puesto'. El acuerdo con el FMI serviría para financiar el ‘acuerdo nacional' que emergerá después del 28 de junio, cuando los K pierdan la mayoría en el Congreso. Es que la devaluación aumentará el valor en pesos de la deuda pública -incluso de aquella en pesos que se ajusta por inflación, porque ésta va a subir una enormidad y tendrán fin las manipulaciones del IndeK. El desfalco de la Anses está perfectamente previsto.
Cualquier observador sabe, sin embargo, que la tendencia de la crisis mundial lleva a una inexorable devaluación del dólar. Los yanquis también necesitan ‘defoltear' a sus fondos de pensión o licuar el dinero que la clase media norteamericana ha puesto en los fondos de inversiones. Una devaluación del peso se montaría sobre una devaluación del dólar, lo cual daría lugar a una mega-devaluación frente a todas las otras monedas, en especial aquellas con las que comercia Argentina, como Brasil o Europa. La devaluación se convertiría en un mega-negociado para la ‘patria exportadora' -sojeros incluidos. Pero al mismo tiempo produciría un estallido monetario y la dislocación del Mercosur.
Tinelli
La campaña electoral es una enorme pantalla para ocultar la inminencia de un nuevo desfalco. La gran estafa que se prepara requiere que sea convertida en un ShowMatch. Los aprendices de brujo olvidan, sin embargo, que no hay plazo que no venza ni deuda que no se pague.
‘Defaulteemos' a la Anses
De acuerdo con el Cronista Comercial (7/5), la deuda del Estado con la Anses, que vence en 2010, "llegaría a 35.000 millones de pesos". Está prevista la emisión de nuevos títulos, con vencimiento en 2016, por alrededor de 10 mil millones de pesos (esta emisión es otro desfalco a la Anses, ver nota). Los recursos líquidos de la Anses se encuentran por debajo del límite que debe conservar para garantizar los pagos de las jubilaciones de un año. Pero la caja de los jubilados no financia solamente el pago de la deuda estatal. Financia, asimismo, el rescate, por ejemplo, de Massuh o de General Motors, o la deuda que contrae el Estado para subsidiar a empresas, y también compra los bonos que le venden las empresas privadas como alternativa de crédito; según, de nuevo, el Cronista, "se colocaron casi 150 millones de dólares en bonos privados este año". La semana pasada, por ejemplo, la Anses compró la mitad de una emisión en pesos por parte de Edenor, que está en manos del grupo Mindlin. También se dispone a hacerlo con el Banco Hipotecario, del grupo Elsztain, para financiar emprendimientos inmobiliarios.
Ahora bien, en el cuadro de bancarrota económica del capitalismo, a nivel mundial, la recuperación de estos créditos es absolutamente incierta. La trampa financiera en la que el gobierno está metiendo a la Anses explica por qué no acata el fallo de la Corte, que ordena el pago de la deuda con los jubilados por la movilidad jubilatoria desde el abandono de la convertibilidad (Badaro). La dilación en el cumplimiento del fallo Badaro para el conjunto de los jubilados significa acumular juicios que se van a perder y una deuda potencial imposible de calcular. Los K están dejando a la Anses en estado de ‘default'. El gobierno ya está ejerciendo ese ‘default' cuando suscribe acuerdos salariales no remunerativos, porque no se computan para el cálculo de la movilidad semestral de las jubilaciones establecida en una ley reciente. El ‘default' contra los jubilados puede sobrevenir como consecuencia de que los deudores de la Anses incumplan sus compromisos, algo que ya está ocurriendo, porque el Estado le está pagando deuda a la Anses con nueva deuda. O puede sobrevenir como resultado de una devaluación del peso; en este caso, se reduciría el valor de las jubilaciones en términos de dólares y también frente a la inflación. No es casualidad que el gobierno se haya negado a que las jubilaciones pudieran ser ajustadas por inflación o que el índice de inflación sea manipulado por el IndeK.
Lo ‘curioso' del caso es que el financiamiento del gobierno y de las empresas debería estar, en un régimen capitalista, a cargo de los bancos - no de los jubilados. En Argentina, otra cosa ‘curiosa', los bancos están ganando fuerte. Además, están desbordados de dinero. Los bancos tienen nada menos que el 36,3% de los depósitos en alguna forma de liquidez, o sea disponible en dinero. Lo acaba de informar el Banco Central (InfoBae, 13/5); es decir que solamente presta el 63,7% de lo que recibe. Se trata de unos 64.000 millones de pesos. En lugar de prestarlos, los tiene invertidos en títulos del Estado o en acciones líquidas, lo que les permite una incesante especulación con sus cotizaciones. Los bancos son los canales de fuga de capitales y no están dispuestos a prestar en pesos mientras dure la crisis. Es lo que ocurre en todo el mundo. La salvación de los ahorros de los trabajadores en la Anses pasa por la nacionalización, sin compensación, del sistema bancario completamente parasitario.
Devaluemos mientras el FMI no está
La utilización sistemática del dinero de la Anses descuenta una devaluación del peso y la licuación de los recursos de la entidad. La devaluación también la dan por descontada los que dolarizaron 45.000 millones de pesos (salida de capitales) desde el inicio de la crisis a fines de 2007. La piden a gritos los de la UIA y la Mesa de Enlace, y todavía más el círculo de asesores de Kirchner -Curia, Frenkel y Aldo Ferrer (Crítica, 10/5), y hasta los enemigos de Kirchner, como Angel Broda (Ambito, 13/5) o Prat Gay (The Buenos Aires Herald, 10/5). Los ‘nacionales y populares' quieren un dólar ‘desarrollista' y los ‘liberales' uno de ‘equilibrio', pero los dos coinciden en un entorno de 4,50 a 5 pesos. Los ahorros de la Anses (y las deudas de los empresarios y del gobierno con la Anses) quedarían reducidos en un ‘módico' 35%. Cuando decimos que las cartas están marcadas es porque oficialistas y opositores se han puesto de acuerdo en la madre de todos los desfalcos: un nuevo desfalco a los jubilados y a los trabajadores que aportan a la previsión social.
El FMI entra en esta historia, obligadamente, porque saqueada la Anses y con los bancos haciendo caja, se termina la política de ‘vivir con lo puesto'. El acuerdo con el FMI serviría para financiar el ‘acuerdo nacional' que emergerá después del 28 de junio, cuando los K pierdan la mayoría en el Congreso. Es que la devaluación aumentará el valor en pesos de la deuda pública -incluso de aquella en pesos que se ajusta por inflación, porque ésta va a subir una enormidad y tendrán fin las manipulaciones del IndeK. El desfalco de la Anses está perfectamente previsto.
Cualquier observador sabe, sin embargo, que la tendencia de la crisis mundial lleva a una inexorable devaluación del dólar. Los yanquis también necesitan ‘defoltear' a sus fondos de pensión o licuar el dinero que la clase media norteamericana ha puesto en los fondos de inversiones. Una devaluación del peso se montaría sobre una devaluación del dólar, lo cual daría lugar a una mega-devaluación frente a todas las otras monedas, en especial aquellas con las que comercia Argentina, como Brasil o Europa. La devaluación se convertiría en un mega-negociado para la ‘patria exportadora' -sojeros incluidos. Pero al mismo tiempo produciría un estallido monetario y la dislocación del Mercosur.
Tinelli
La campaña electoral es una enorme pantalla para ocultar la inminencia de un nuevo desfalco. La gran estafa que se prepara requiere que sea convertida en un ShowMatch. Los aprendices de brujo olvidan, sin embargo, que no hay plazo que no venza ni deuda que no se pague.
Jorge Altamira
Publicado en Prensa Obrera nº 1083
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