Amstrong: La patronal sojera-industrial
Los 15.000 habitantes que viven en el pequeño pueblo de Armstrong se han transformado en protagonistas casi involuntarios de la gran disputa nacional establecida entre el gobierno y la patronal sojera.
Armstrong tiene, en la actualidad, unas 70 empresas dedicadas a la agro-industria. Quince de ellas son fabricantes de máquinas agrícolas, algunas de ellas con cierto renombre en el mundo del agro -como Crucianelli, Erca, Cele, Bimetal, El Torito, Achilli y Di Battista (fabricante de la sembradora para labranza cero "Monumental"), Industrias Baima, Metalúrgica Campero, Brazo Fuerte y Metalúrgica Santa Rosa. Junto a esas fábricas de maquinarias hay unas 50 menores, dedicadas a las agro-partes.
Estas empresas explotan a casi 2.000 obreros, una gran mayoría afiliada a la UOM. Aunque en el parque industrial de Armstrong, como en la mayoría de los parques industriales de la provincia, hay sectores no encuadrados sindicalmente y también un número importante de contratados eternos.
Estas industrias florecieron durante casi cuatro años con el boom sojero. Lo hicieron a costa del lomo de los obreros. Un régimen de casi un doble turno en horas extras, no permitido por las leyes vigentes, y premios elevados a la producción, permitían cobrar sueldos de entre 3.000 y 5.000 pesos mensuales, al precio de vivir prácticamente dentro de las plantas. Desde noviembre, las horas extras ya no existen, no hay premios y los sueldos han bajado de 3.000 a 1.200 pesos en muchos casos. Algunas empresas mantienen a sus empleados adentro, pero no se trabaja y pagan el 50 por ciento.
Después de enriquecerse a costa de esta brutal explotación, las empresas no se hacen responsables de mantener a los trabajadores. Dicen que la producción ha caído el 95 por ciento (es decir que no existe más esa industria), pero quien viaje desde Buenos Aires a Armstrong por cualquier medio de locomoción, terrestre o aéreo, podrá observar que la soja sigue plantada para ser cosechada hasta en los terrenos fiscales de las rutas nacionales y provinciales.
Con independencia de la crisis objetiva del capitalismo, estos patrones utilizan a los trabajadores para presionar para que se quiten las retenciones. Sin embargo, unos tienen que vivir de su fuerza de trabajo, mientras otros se enriquecieron superexplotando esa fuerza de trabajo.
La primera reivindicación de los trabajadores de Armstrong es que se garantice el pago de los salarios en su totalidad, que no se permitan suspensiones ni despidos, y que los fondos salgan de esta patronales (muchas de ellas dueñas también de plantaciones de soja), del gobierno nacional, provincial o de las arcas municipales.
El intendente de Armstrong, Fernando Fischer, una suerte de "fundamentalista" sojero, parte de que la única solución es que se quiten las retenciones. Como verdadera punta de lanza de la patronal sojera de la zona, acusa al propio Binner por acatar las retenciones coparticipables que lanzó el gobierno. El intendente de Armstrong dice que no va a aceptar "plata sucia" del gobierno. La Mesa de Enlace -la madre de las multisectoriales-, la Sociedad Rural y la Federación Agraria, y todo este conjunto de patronales agro-metalúrgicas, ha convocado a un nuevo acto en Armstrong para cuando este periódico esté en la calle, con el propósito de mostrar al país que la crisis capitalista ha quebrado las barreras de clase, y que obreros y patrones pueden marchar juntos por el quite de las retenciones.
La burocracia de la UOM, adscripta (por ahora) al PJ de Cristina, gestiona por medio del Ministerio de Trabajo subsidios de 600 pesos, pero no se moviliza para defender los salarios y el trabajo. En disconformidad, ha surgido un movimiento de "autoconvocados" metalúrgicos, impulsados por el sector degennerista de la CTA. No es casualidad que el propio De Gennaro sea uno de los invitados especiales de este acto de Armstrong.
El intento de la Mesa de Enlace y la Federación Agraria de cooptar a los obreros industriales de Santa Fe, tiene un recorrido dispar. Los obreros de Paraná Metal vieron con mucha desconfianza una acción similar a la que se realizara este jueves en Armstrong; por eso no compartieron la ruta con los patrones del campo. Lo ratificaron hace pocos días en el plenario de Villa. Tampoco ha tenido éxito el intento que hizo la Mesa de Enlace en el corte que se realizó frente a la General Motors, donde no hubo un solo obrero del Smata. Los obreros industriales miran con una enorme desconfianza estas alianzas policlasistas.Aunque algunas corrientes de izquierda (PCR) imaginen que se está realizando su viejo sueño de "bloque de las cuatro clases" en esta disputa capitalista entre el gobierno y los sojeros, están profundamente equivocados. El frente único con los terratenientes y las patronales chacareras lleva también al sometimiento a las patronales industriales que superexplotan a los obreros.
Los obreros metalúrgicos de Armstrong deben cobrar sus sueldos y la plata tiene que salir de los patrones que se enriquecieron a costa de su esfuerzo. La empresa que cierre o suspenda debe ser expropiada sin pago y puesta a funcionar bajo control de los trabajadores. Veremos si no se necesitan máquinas y agro-partes cuando haya que levantar la cosecha.
Un último punto es que buena parte de la producción agro-metalúrgica se destina a la exportación. Bajo la cubierta de la Mesa de Enlace, esta patronal está apretando para lograr una mega-devaluación de la moneda.
Juan Ferro
Publicado en Prensa Obrera nº 1076
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