Los trabajadores de Villa Constitución estamos viviendo en carne propia la ofensiva de las patronales contra nuestras condiciones de vida y trabajo.
Lo atestiguan los compañeros de Paraná Metal, donde se han impuesto suspensiones y rebajas salariales en función del reclamo de la empresa.
Lo mismo pasa en las grandes fábricas de la zona cercana desde el cordón de San Lorenzo hasta San Nicolás, como Ar- Zinc o Siderar, donde las patronales han impuesto suspensiones y rebajas de salario a miles de compañeros.
En todos los casos, esta ofensiva capitalista contó con el apoyo de los gobiernos (nacional y provincial). Su argumento es que las suspensiones y la rebaja salarial son el “mal menor” y que si no la aceptamos sólo queda por delante los despidos masivos. Incluso el propio gobierno ha prometido pagar parte de los salarios cuando ésta es una responsabilidad que recae en las patronales.
Sin embargo es importante señalar que el `mal menor` no excluye al `mal mayor`, como lo demuestra el hecho de que a pesar del acuerdo suscripto en Paraná Metal ya ha habido tentativas de despidos y que la patronal de Techint, en Siderar, se ha reservado la posibilidad de realizar despidos en el futuro. Incluso, en ambos casos no hay garantías: pruebas al canto, en Paraná Metal se ha reiniciado el conflicto por falta de cumplimiento en los compromisos, en particular con los compañeros de cooperativas y contratistas.
Con estos acuerdos precarios las patronales y el gobierno no buscan una salida a la crisis sino desmoralizar a los trabajadores para dejar el camino abierto a suspensiones y despidos masivos.
Por eso no podemos menos que rechazar la posición de las direcciones sindicales que han avalado esta política, que en vez de dar una salida consistente a los reclamos de los trabajadores favorece la ofensiva de las patronales.
Lo cierto es, de todos modos, que la envergadura de la crisis capitalista requiere de una respuesta de conjunto de la clase obrera, dado que lo que está en juego supera el marco de un conflicto gremial. La bancarrota capitalista, al mismo tiempo no se detiene por estas salidas precarias, al contrario, se va agravando la recesión día a día.
Para evitar que la crisis la paguen los trabajadores es necesario imponer medidas de fondo, como el reparto de las horas de trabajo sin afectar el salario, al mismo tiempo que para impedir la paralización de la producción y la destrucción del aparato productivo debemos lograr que el ahorro nacional se use para un plan de obras públicas y de industrialización, bajo el control de los trabajadores.
El Partido Obrero contribuye con esta lucha abriendo un local en Villa Constitución, buscando que se convierta en un punto de apoyo para todos los trabajadores en lucha.
Solo una acción política, obrera y socialista podrá darle una salida a los trabajadores y al conjunto de la nación en oposición a la quiebra capitalista.
Lo atestiguan los compañeros de Paraná Metal, donde se han impuesto suspensiones y rebajas salariales en función del reclamo de la empresa.
Lo mismo pasa en las grandes fábricas de la zona cercana desde el cordón de San Lorenzo hasta San Nicolás, como Ar- Zinc o Siderar, donde las patronales han impuesto suspensiones y rebajas de salario a miles de compañeros.
En todos los casos, esta ofensiva capitalista contó con el apoyo de los gobiernos (nacional y provincial). Su argumento es que las suspensiones y la rebaja salarial son el “mal menor” y que si no la aceptamos sólo queda por delante los despidos masivos. Incluso el propio gobierno ha prometido pagar parte de los salarios cuando ésta es una responsabilidad que recae en las patronales.
Sin embargo es importante señalar que el `mal menor` no excluye al `mal mayor`, como lo demuestra el hecho de que a pesar del acuerdo suscripto en Paraná Metal ya ha habido tentativas de despidos y que la patronal de Techint, en Siderar, se ha reservado la posibilidad de realizar despidos en el futuro. Incluso, en ambos casos no hay garantías: pruebas al canto, en Paraná Metal se ha reiniciado el conflicto por falta de cumplimiento en los compromisos, en particular con los compañeros de cooperativas y contratistas.
Con estos acuerdos precarios las patronales y el gobierno no buscan una salida a la crisis sino desmoralizar a los trabajadores para dejar el camino abierto a suspensiones y despidos masivos.
Por eso no podemos menos que rechazar la posición de las direcciones sindicales que han avalado esta política, que en vez de dar una salida consistente a los reclamos de los trabajadores favorece la ofensiva de las patronales.
Lo cierto es, de todos modos, que la envergadura de la crisis capitalista requiere de una respuesta de conjunto de la clase obrera, dado que lo que está en juego supera el marco de un conflicto gremial. La bancarrota capitalista, al mismo tiempo no se detiene por estas salidas precarias, al contrario, se va agravando la recesión día a día.
Para evitar que la crisis la paguen los trabajadores es necesario imponer medidas de fondo, como el reparto de las horas de trabajo sin afectar el salario, al mismo tiempo que para impedir la paralización de la producción y la destrucción del aparato productivo debemos lograr que el ahorro nacional se use para un plan de obras públicas y de industrialización, bajo el control de los trabajadores.
El Partido Obrero contribuye con esta lucha abriendo un local en Villa Constitución, buscando que se convierta en un punto de apoyo para todos los trabajadores en lucha.
Solo una acción política, obrera y socialista podrá darle una salida a los trabajadores y al conjunto de la nación en oposición a la quiebra capitalista.
PARTIDO OBRERO
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