jueves, 19 de febrero de 2009

Necesitamos delegados para parar las suspensiones y despidos
El plebiscito que aplastó el intento de la burocracia de UTA, para usurpar la representación obrera en los subterráneos, ha vuelto a poner a luz la cuestión vital de los cuerpos de delegados independientes en los lugares de trabajo. Lo mismo ha quedado de manifiesto en la gráfica Indugraf, en la papelera Massuh y en la automotriz General Motors, entre muchos otros. Fueron los cuerpos de delegados los que salieron a defender los puestos de trabajo y a enfrentar la complicidad de la burocracia del sindicato con la patronal y el gobierno.
Sin embargo, sólo un 12% de la clase trabajadora cuenta con delegados en los lugares de trabajo, según un estudio del Ministerio de Trabajo publicado por la CTA. No obstante, ni la CTA, ni mucho menos el ministerio, han lanzado una campaña para que sean elegidos los cuerpos de delegados en todos esos lugares. La burocracia de los sindicatos constituidos ha pactado con las patronales, en las paritarias, la recepción de contribuciones patronales al sindicato a cambio de no afiliar al personal. Es claro que no podrán, en estas condiciones, elegir delegados.
Al lado de todo esto, hay hoy una realidad superior que replantea el tema de la organización en los lugares de trabajo: la necesidad de detener las suspensiones, los despidos, las rebajas salariales y el empeoramiento de todo tipo de condiciones laborales como consecuencia de la crisis capitalista.
Un fallo de la Corte declaró la inconstitucionalidad de los requisitos establecidos en la ley vigente (23551) para ser delegado, lo cual equivale al derecho de cualquier trabajador a formar sindicatos con sus compañeros y elegir la representación en el lugar de trabajo.Pero la posibilidad de elegir cuerpos de delegados e incluso sindicatos no es un asunto de derechos o libertades concedidas, sino de fuerza y capacidad de acción; o sea, de organización. El 90% de las fábricas en lucha se encuentra en la jurisdicción de los sindicatos y bajo la dirección de la burocracia (sea de la CGT o de la CTA), pero ello no ha impedido que una parte importante de esas luchas se encuentre organizada y dirigida por los cuerpos de delegados.
Vastos sectores de la juventud trabajadora, como fueron los del Casino y de los ‘call center', al igual que los supermercados, han librado una dura batalla contra el boicot a su organización por parte de la burocracia de sus sindicatos (sindicatos del juego, Foetra, empleados de comercio). La cuestión del control de los lugares de trabajo salta como un punto clave cuando sobrevienen los vaciamientos: recientemente en Massuh renovaron el Cuerpo de Delegados, derrotando a la burocracia, como capítulo previo a la lucha contra los atrasos de pagos y el vaciamiento en puerta. Lo mismo podemos decir de Indugraf, en las luchas que prepararon esta ocupación de fábrica. De todos modos, casi el 90% de los lugares de trabajo no tienen organización sindical.
El problema de la elección de delegados, se trate de lugares sindicalizados o no, en blanco o en negro, se transforma en una tarea clave a cada hora, con el avance de la crisis capitalista.
¡Necesitamos cientos y miles de comités de fábrica para parar las suspensiones y despidos!
Néstor Pitrola
Publicado en Prensa Obrera nº 1072

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