En la mañana de este jueves, Villa Constitución volvió a ser sacudida por los obreros de Paraná Metal. A partir de las nueve, una larga caravana de camiones, micros y autos unió los ocho kilómetros que separan al centro de Villa de la Ruta 9.
Al llegar a la ruta, los obreros de Paraná Metal y los que apoyan su lucha iniciaron el corte de las dos manos de la autopista, que se prolongó durante muchas horas.
Desde el vamos, el corte de ruta fue recorrido por una fuerte tensión interior. A unos setenta metros de la banquina, se había levantado un pequeño palco con la bandera: "Obreros y Chacareros Unidos". Esa es la consigna que habían pactado, horas atrás, Eduardo Buzzi con Alberto Piccinini. Alrededor del palco, algunos integrantes de la Federación Agraria esperaban, con sus tractores, la llegada de la columna obrera, por un lado, y de Eduardo Buzzi, por el otro. Pero los obreros no se acercaban al palco, se quedaban en la ruta. Algunos dirigentes de la UOM comenzaron a promover que los manifestantes se arrimaran al palco. No tuvieron éxito. Un compañero les cuestionaba: "Si vamos para allá, dejamos el corte. ¿Para que tenemos que ir a ese palco? Nosotros votamos cortar la autopista, y eso es lo que tenemos que garantizar". Durante un largo rato, el palco permaneció solitario. Finalmente, los dirigentes consiguieron persuadir a parte de los obreros para que rodearan la tribuna montada por ellos. Pero la mayoría de ellos no quiso abandonar la ruta. Se quedaron en el corte, siguiendo el acto desde lejos.
Ya en la tribuna, los discursos reprodujeron la tensión anterior. Un compañero de la Comisión Interna de Paraná Metal señalo, con cierto disgusto: "nosotros agradecemos a los del campo por haber venido. Pero que quede claro: este no es un acto del campo, este es un acto de lucha de los obreros de Paraná Metal". La precisión recogió un aplauso abrumador. La misma recepción tuvo la compañera que habló por la comisión de mujeres de la fábrica, que denunció implacablemente a los gobiernos de Kirchner y de Binner. Gustavo Teres, de AMSAFE Rosario, reivindicó "el derecho de los trabajadores a cortar las rutas y ocupar las fábricas si nos despiden".
Desfilaron luego referentes nacionales de la CTA, del ala de Lozano y De Genaro. En estos casos, la lucha obrera contra los despidos estuvo ausente con aviso. En cambio, Pablo Micheli y el propio Buzzi se dedicaron a alertar sobre la pobreza que "sacude, en especial, a nuestros chicos". Pero los padres de "esos chicos", los obreros de Paraná Metal, los escucharon con frialdad. Después de todo, estaban allí para defender sus puestos de trabajo, o sea, para sostener a "sus chicos" a través de un salario, no para consolarse con el asistencialismo estatal.
En su intervención, Buzzi lamentó que pase "esto" en "una tierra de trigo, carne y oportunidades (sic)". En este último caso, se refería seguramente a la soja. Pero para que ésta se transforme en una real "oportunidad", Buzzi quiere una devaluación, al igual que todas las patronales que despiden y suspenden a los obreros del sur santafecino. Buzzi fue al acto de Paraná Metal en nombre de ese bloque capitalista y de su programa antiobrero. Otro socio de Buzzi, el gobierno Binner, acababa de intimar a los metalúrgicos de Villa para que "acepten la reestructuración, aunque signifique despidos o reducciones salariales" (declaración de la viceministro de trabajo de Santa Fé).
Para evitarle un mal trago al gobernador "socialista", sus amigos políticos y sindicales quisieron minimizar el corte de ruta y transformarlo en un acto tedioso.
No lo lograron: al intervenir en la tribuna, un trabajador de las tercerizadas de Paraná Metal mocionó: "que el corte no se levante al terminar el acto: Sigamos en la ruta, hasta tener alguna respuesta del gobierno". La propuesta, que fue muy aplaudida, caló entre los trabajadores. Al finalizar el acto, piquetes dispersos, pero extendidos a lo largo de autopista se empeñaron durante horas en defender la medida de lucha, a pesar de la disposición contraria de sus dirigentes.
La jornada de hoy marcó dos perspectivas contrapuestas. Por un lado, la tentativa de colocar a la lucha obrera como furgón de cola de la patronal devaluadora. Por el otro, el esfuerzo tenaz de los obreros de Paraná Metal, que, en la defensa de su corte, sostuvieron una perspectiva de clase para su lucha. En esta línea, una columna del Partido Obrero de Rosario y de Villa se sumó incondicionalmente al corte de la ruta 9 desde el primer momento de la mañana. Un volante del PO, repartido a todos los compañeros, planteó un programa de reivindicaciones obreras: ni despidos, ni reducciones salariales. Seguro de desempleo equivalente al salario; reparto de las horas de trabajo sin afectar el salario, nacionalización de las industrias que cierren o despidan. Durante las largas horas del corte, el PO estuvo junto a los obreros que se "pegaron" a la ruta, y que se contaban por centenares. Seguiremos con ellos, en las jornadas de lucha que se vienen y en el intenso debate que, con seguridad, va a abrir esta jornada de lucha.
Marcelo Ramal
Al llegar a la ruta, los obreros de Paraná Metal y los que apoyan su lucha iniciaron el corte de las dos manos de la autopista, que se prolongó durante muchas horas.
Desde el vamos, el corte de ruta fue recorrido por una fuerte tensión interior. A unos setenta metros de la banquina, se había levantado un pequeño palco con la bandera: "Obreros y Chacareros Unidos". Esa es la consigna que habían pactado, horas atrás, Eduardo Buzzi con Alberto Piccinini. Alrededor del palco, algunos integrantes de la Federación Agraria esperaban, con sus tractores, la llegada de la columna obrera, por un lado, y de Eduardo Buzzi, por el otro. Pero los obreros no se acercaban al palco, se quedaban en la ruta. Algunos dirigentes de la UOM comenzaron a promover que los manifestantes se arrimaran al palco. No tuvieron éxito. Un compañero les cuestionaba: "Si vamos para allá, dejamos el corte. ¿Para que tenemos que ir a ese palco? Nosotros votamos cortar la autopista, y eso es lo que tenemos que garantizar". Durante un largo rato, el palco permaneció solitario. Finalmente, los dirigentes consiguieron persuadir a parte de los obreros para que rodearan la tribuna montada por ellos. Pero la mayoría de ellos no quiso abandonar la ruta. Se quedaron en el corte, siguiendo el acto desde lejos.
Ya en la tribuna, los discursos reprodujeron la tensión anterior. Un compañero de la Comisión Interna de Paraná Metal señalo, con cierto disgusto: "nosotros agradecemos a los del campo por haber venido. Pero que quede claro: este no es un acto del campo, este es un acto de lucha de los obreros de Paraná Metal". La precisión recogió un aplauso abrumador. La misma recepción tuvo la compañera que habló por la comisión de mujeres de la fábrica, que denunció implacablemente a los gobiernos de Kirchner y de Binner. Gustavo Teres, de AMSAFE Rosario, reivindicó "el derecho de los trabajadores a cortar las rutas y ocupar las fábricas si nos despiden".
Desfilaron luego referentes nacionales de la CTA, del ala de Lozano y De Genaro. En estos casos, la lucha obrera contra los despidos estuvo ausente con aviso. En cambio, Pablo Micheli y el propio Buzzi se dedicaron a alertar sobre la pobreza que "sacude, en especial, a nuestros chicos". Pero los padres de "esos chicos", los obreros de Paraná Metal, los escucharon con frialdad. Después de todo, estaban allí para defender sus puestos de trabajo, o sea, para sostener a "sus chicos" a través de un salario, no para consolarse con el asistencialismo estatal.
En su intervención, Buzzi lamentó que pase "esto" en "una tierra de trigo, carne y oportunidades (sic)". En este último caso, se refería seguramente a la soja. Pero para que ésta se transforme en una real "oportunidad", Buzzi quiere una devaluación, al igual que todas las patronales que despiden y suspenden a los obreros del sur santafecino. Buzzi fue al acto de Paraná Metal en nombre de ese bloque capitalista y de su programa antiobrero. Otro socio de Buzzi, el gobierno Binner, acababa de intimar a los metalúrgicos de Villa para que "acepten la reestructuración, aunque signifique despidos o reducciones salariales" (declaración de la viceministro de trabajo de Santa Fé).
Para evitarle un mal trago al gobernador "socialista", sus amigos políticos y sindicales quisieron minimizar el corte de ruta y transformarlo en un acto tedioso.
No lo lograron: al intervenir en la tribuna, un trabajador de las tercerizadas de Paraná Metal mocionó: "que el corte no se levante al terminar el acto: Sigamos en la ruta, hasta tener alguna respuesta del gobierno". La propuesta, que fue muy aplaudida, caló entre los trabajadores. Al finalizar el acto, piquetes dispersos, pero extendidos a lo largo de autopista se empeñaron durante horas en defender la medida de lucha, a pesar de la disposición contraria de sus dirigentes.
La jornada de hoy marcó dos perspectivas contrapuestas. Por un lado, la tentativa de colocar a la lucha obrera como furgón de cola de la patronal devaluadora. Por el otro, el esfuerzo tenaz de los obreros de Paraná Metal, que, en la defensa de su corte, sostuvieron una perspectiva de clase para su lucha. En esta línea, una columna del Partido Obrero de Rosario y de Villa se sumó incondicionalmente al corte de la ruta 9 desde el primer momento de la mañana. Un volante del PO, repartido a todos los compañeros, planteó un programa de reivindicaciones obreras: ni despidos, ni reducciones salariales. Seguro de desempleo equivalente al salario; reparto de las horas de trabajo sin afectar el salario, nacionalización de las industrias que cierren o despidan. Durante las largas horas del corte, el PO estuvo junto a los obreros que se "pegaron" a la ruta, y que se contaban por centenares. Seguiremos con ellos, en las jornadas de lucha que se vienen y en el intenso debate que, con seguridad, va a abrir esta jornada de lucha.
Marcelo Ramal
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