No a los despidos, sí al aumento salarial y paritarias libres
El presidente de la Asociación de Fábricas Automotrices, Dominique Maciet, de Renault, propuso una "tregua de seis meses que incluya paz social" (La Nación, 23/12) para toda la industria automotriz y autopartista, el sector que está hoy en el centro de la discusión nacional.
El Smata debería comenzar su discusión paritaria el 1º de enero, lo cual lo transforma en un caso clave para las paritarias de 2009.
La burocracia sindical de ambos sindicatos no es ajena a la movida; el propio dirigente patronal reconoció que "se iniciaron contactos formales e informales con los representantes del Smata tanto a nivel nacional como provincial y que hay voluntad de diálogo en el gremio", algo no desmentido por los aludidos.
Jerome Stoll, representante de Renault en el Mercosur, acaba de decir que "este año el objetivo será actuar sobre los costos más que sobre los precios"; o sea, despidos y congelamiento de salarios.
Para Stoll "es muy importante ver cómo se puede recuperar competitividad con el tipo de cambio", o sea que piden a gritos una devaluación monetaria y "después hablamos". Piden la tregua para poder despedir y para devaluar el peso, y por esa vía los salarios. Se trata de una línea internacional, como se ve en Estados Unidos con GM, Crhysler y la Ford a los de Toyota, Nissan y Honda.
En Argentina, los salarios ya están cayendo como resultado de los cortes de horas extras y suspensiones, y por sobre todo donde los convenios ya son por fábrica y flexibilizados, especialmente en el Smata. El caso testigo de la lucha obrera, el de GM, se da precisamente en una fábrica cuyo convenio es el emblema de la flexibilidad laboral, fue firmado sin obreros (antes que se instale la fábrica), comprende la extensión de jornada y el banco de horas, un mecanismo para trabajar horas extras gratis. Todo lo cual no impidió los despidos y suspensiones.
En este cuadro, los trascendidos sobre los "topes" de aumentos salariales basados en la inflación futura más el 5%, en las paritarias del año que viene (un miserable 13% teniendo en cuenta los cálculos oficiales) (Clarín, 28/12), son meramente distraccionistas. Las burocracias del Smata y de la UOM están negociando en secreto, como lo hizo la de petroleros, una suspensión del reclamo salarial con el argumento de 'defender la fuente de trabajo' (no los puestos de trabajo).
A la par del planteo de no a los despidos, y de ocupar toda fábrica que cierre o despida, por el reparto de las horas de trabajo sin afectar el salario, hay que defender el derecho al aumento general de salarios y a las paritarias.
Néstor Pitrola
El presidente de la Asociación de Fábricas Automotrices, Dominique Maciet, de Renault, propuso una "tregua de seis meses que incluya paz social" (La Nación, 23/12) para toda la industria automotriz y autopartista, el sector que está hoy en el centro de la discusión nacional.
El Smata debería comenzar su discusión paritaria el 1º de enero, lo cual lo transforma en un caso clave para las paritarias de 2009.
La burocracia sindical de ambos sindicatos no es ajena a la movida; el propio dirigente patronal reconoció que "se iniciaron contactos formales e informales con los representantes del Smata tanto a nivel nacional como provincial y que hay voluntad de diálogo en el gremio", algo no desmentido por los aludidos.
Jerome Stoll, representante de Renault en el Mercosur, acaba de decir que "este año el objetivo será actuar sobre los costos más que sobre los precios"; o sea, despidos y congelamiento de salarios.
Para Stoll "es muy importante ver cómo se puede recuperar competitividad con el tipo de cambio", o sea que piden a gritos una devaluación monetaria y "después hablamos". Piden la tregua para poder despedir y para devaluar el peso, y por esa vía los salarios. Se trata de una línea internacional, como se ve en Estados Unidos con GM, Crhysler y la Ford a los de Toyota, Nissan y Honda.
En Argentina, los salarios ya están cayendo como resultado de los cortes de horas extras y suspensiones, y por sobre todo donde los convenios ya son por fábrica y flexibilizados, especialmente en el Smata. El caso testigo de la lucha obrera, el de GM, se da precisamente en una fábrica cuyo convenio es el emblema de la flexibilidad laboral, fue firmado sin obreros (antes que se instale la fábrica), comprende la extensión de jornada y el banco de horas, un mecanismo para trabajar horas extras gratis. Todo lo cual no impidió los despidos y suspensiones.
En este cuadro, los trascendidos sobre los "topes" de aumentos salariales basados en la inflación futura más el 5%, en las paritarias del año que viene (un miserable 13% teniendo en cuenta los cálculos oficiales) (Clarín, 28/12), son meramente distraccionistas. Las burocracias del Smata y de la UOM están negociando en secreto, como lo hizo la de petroleros, una suspensión del reclamo salarial con el argumento de 'defender la fuente de trabajo' (no los puestos de trabajo).
A la par del planteo de no a los despidos, y de ocupar toda fábrica que cierre o despida, por el reparto de las horas de trabajo sin afectar el salario, hay que defender el derecho al aumento general de salarios y a las paritarias.
Néstor Pitrola
Publicado en Prensa Obrera digital nº 2
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