El lunes 1°, una asamblea del turno tarde con más de 1.000 obreros resolvió el paro por tiempo indeterminado. El detonante fue un nuevo despido de dos contratados y la persecución interna contra todos los trabajadores: hubo amenazas, filmaciones y escribanos presionando para los retiros voluntarios.
Durante toda la conciliación obligatoria decretada por el gobierno provincial y renovada en dos oportunidades, que vencía martes, la patronal fue echando contratados en la medida que vencían sus contratos.
El martes la situación en la planta era de extrema tensión. Los compañeros no aceptaban más la determinación de la empresa de dejar adentro de la fábrica, pero sin trabajo a 160 compañeros. La empresa continuamente les hace ofertas de retiros voluntarios para desmoralizarlos, diciendo que ya no entran más.
Si la empresa no dejaba entrar al turno, los trabajadores barajaban dos opciones: ocupar la fábrica o cortar la autopista Rosario. Finalmente, entraron todos y la reunión de la conciliación obligatoria se hizo con la presencia de Noemí Rial, tomando ahora el arbitraje del conflicto el Ministerio de Trabajo nacional.
La reunión terminó con la declaratoria de una conciliación obligatoria hasta Navidad por parte de Tomada, pues la GM se mantuvo firme en no dar trabajo a los 160 compañeros que quiere suspender y en no renovar ninguno de los contratados. La empresa quiere despedir a 160 obreros efectivos, suspendiéndolos previamente por tres meses y terminar de echar a unos 200 contratados.
El Smata planteó suspensiones rotativas entre todos los trabajadores, efectivos y contratados, o que haya una reducción de una hora en la jornada laboral, manteniendo la producción.
La asamblea posterior al dictado de la conciliación obligatoria fue muy tensa, los trabajadores querían discutir sus modalidades. La burocracia del Smata pudo hacer pasar la aceptación de que los 160 efectivos siguieran sin tareas, lo que es un golpe para todos los trabajadores.
La paradoja del conflicto es que la burocracia del Smata dice que en el marco de la ley binnerista (¡que pretende prohibir los despidos!) no está la solución al conflicto y que hay que apelar directamente al Ministerio de Trabajo de la Nación.
Es necesario defender los puestos de trabajo y el salario: Ni despidos ni suspensiones ni rebaja salarial. Por el reparto de las horas de trabajo con el mismo salario. Reincorporación de los compañeros contratados despedidos por la crisis.
Es necesario que la CGT y la CTA llamen a un paro activo regional en apoyo a GM y un plan de lucha contra todas las suspensiones y despidos en la provincia. Hay que ponerle fecha al Congreso de delegados de base provincial.
Emilio Blanco
Publicado por Prensa Obrera nº 1066
Durante toda la conciliación obligatoria decretada por el gobierno provincial y renovada en dos oportunidades, que vencía martes, la patronal fue echando contratados en la medida que vencían sus contratos.
El martes la situación en la planta era de extrema tensión. Los compañeros no aceptaban más la determinación de la empresa de dejar adentro de la fábrica, pero sin trabajo a 160 compañeros. La empresa continuamente les hace ofertas de retiros voluntarios para desmoralizarlos, diciendo que ya no entran más.
Si la empresa no dejaba entrar al turno, los trabajadores barajaban dos opciones: ocupar la fábrica o cortar la autopista Rosario. Finalmente, entraron todos y la reunión de la conciliación obligatoria se hizo con la presencia de Noemí Rial, tomando ahora el arbitraje del conflicto el Ministerio de Trabajo nacional.
La reunión terminó con la declaratoria de una conciliación obligatoria hasta Navidad por parte de Tomada, pues la GM se mantuvo firme en no dar trabajo a los 160 compañeros que quiere suspender y en no renovar ninguno de los contratados. La empresa quiere despedir a 160 obreros efectivos, suspendiéndolos previamente por tres meses y terminar de echar a unos 200 contratados.
El Smata planteó suspensiones rotativas entre todos los trabajadores, efectivos y contratados, o que haya una reducción de una hora en la jornada laboral, manteniendo la producción.
La asamblea posterior al dictado de la conciliación obligatoria fue muy tensa, los trabajadores querían discutir sus modalidades. La burocracia del Smata pudo hacer pasar la aceptación de que los 160 efectivos siguieran sin tareas, lo que es un golpe para todos los trabajadores.
La paradoja del conflicto es que la burocracia del Smata dice que en el marco de la ley binnerista (¡que pretende prohibir los despidos!) no está la solución al conflicto y que hay que apelar directamente al Ministerio de Trabajo de la Nación.
Es necesario defender los puestos de trabajo y el salario: Ni despidos ni suspensiones ni rebaja salarial. Por el reparto de las horas de trabajo con el mismo salario. Reincorporación de los compañeros contratados despedidos por la crisis.
Es necesario que la CGT y la CTA llamen a un paro activo regional en apoyo a GM y un plan de lucha contra todas las suspensiones y despidos en la provincia. Hay que ponerle fecha al Congreso de delegados de base provincial.
Emilio Blanco
Publicado por Prensa Obrera nº 1066
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