En un ataque organizado por la burocracia de Héctor Ponce (Atilra Nacional), unos 800 matones de diferentes provincias llegaron hasta el local sindical de Atilra Rosario con el propósito de tomar las instalaciones del sindicato y expulsar a la directiva de la seccional.
El ataque se realizó cuando estábamos realizando un acto en las puertas de la seccional rosarina, convocado justamente para repudiar el ataque anterior a los delegados de Sancor.
A pesar de que la correlación de fuerzas era muy desigual, el sindicato rosarino fue valerosamente defendido por los militantes del gremio lácteo y de otras organizaciones sindicales, políticas y sociales.
Fueron 45 minutos de una guerra campal de piedras, palos y tiros con decenas de heridos y un muerto.
¿Qué buscan con este ataque?
La burocracia de Ponce quiere la intervención del sindicato rosarino y el copamiento de los cuerpos de delegados de fábrica. No por casualidad su provocación comienza contra el cuerpo de delegados de Sancor, donde hace poco hubo elecciones en las que fueron ratificados los delegados afines a la conducción seccional y fue desplazado el sector alineado con Ponce.
Para desconocer esta derrota, armaron diferentes denuncias y provocaciones que derivaron en estos hechos.
El enfrentamiento entre la conducción de Ponce y Atilra Rosario tiene como base fundamental una diferencia de política frente a las patronales. Ponce es un agente de Sancor, que es, a su vez, una agencia del gobierno nacional. Por eso pudo entrar con 300 de sus seguidores, con la complicidad de la empresa, para golpear a los delegados y amenazar a los trabajadores.
Recientemente, un fallo judicial había obligado a Sancor a respetar la provisión a sus trabajadores de un litro de leche al soltero, dos al casado y tres al compañero con familia numerosa, o su equivalente en dinero al precio de góndola. Ponce había arreglado con Sancor la violación a esa disposición del convenio de trabajo, y por ese fallo ahora la empresa deberá pagar un importante retroactivo. Una considerable victoria obrera.
Otro choque fue durante el año 2007, por el reencuadramiento al convenio lácteo de los repositores de la firma Mastellone (que estaban como empleados de comercio). El gremio local se oponía a la negociación nacional con la patronal porque entendía que los harían trabajar más horas por salarios menores.
Después de cinco meses de conflicto, los repositores fueron reconocidos como trabajadores de la industria lechera, lo que significó una importante mejora salarial.
También aparecen las divergencias en la crisis de la Sociedad Cooperativa de Tamberos (Cotar). Ponce es odiado por los trabajadores de Cotar pues está colaborando con la patronal de Sancor para que se la vacíe; Cotar es una segunda marca de Sancor. Pero Sancor no le manda suministros, lo que la ha dejado en convocatoria de acreedores; sus 250 trabajadores son defendidos por Atilra Rosario.
Binner y la "zona liberada"
El ataque de Ponce fue anunciado con una volanteada dentro de Sancor y denunciado por Atilra Rosario a la secretaría de Seguridad de la provincia.
El lugar donde se produjeron los enfrentamientos queda a 100 metros de una comisaría. Toda la zona estuvo rodeada de policías. Hubo una "zona liberada" y la patota llegó por un corredor que le armó la policía. Fueron 45 minutos de guerra campal con la complicidad policial que solamente actuó cuando la patota tuvo que retroceder. A partir de ese momento intervienen, pero sobre los compañeros que defendimos al Sindicato de Rosario, que pasamos a ser los investigados y acusados.
Esta complicidad del gobierno de Binner tiene una razón política. Binner también está con Sancor. Por eso, aunque estaba avisado de las posibilidades de incidentes por medio de una carta que la seccional de Atilra envió al ministro Daniel Cuenca solicitando garantías, miró para otro lado y, más aún, ocurridos los hechos, el propio Binner salió a defender la actuación policial y a blanquear la imagen de Moyano.
Paremos la ofensiva contra Atilra-Rosario
Los ataques de la burocracia de Ponce y la complicidad del gobierno de Binner no dejan dudas que la defensa de la autonomía sindical y la democracia sindical solamente puede quedar en manos de los trabajadores.
En los actos de repudio a la agresión de la patota de Ponce, en las intervenciones que realizaron diferentes dirigentes -como Emilio Blanco del Partido Obrero, Edgardo Quiroga, secretario general de municipales de San Lorenzo y Juan Actis, secretario adjunto de la UOM de Villa Constitución-, se planteó la necesidad de convocar a un congreso de delegados de base de todo el cordón industrial, desde Puerto San Martín hasta Villa, para dar una respuesta de conjunto, señalando que la lucha contra las patotas y en defensa de la democracia sindical deben formar parte de un programa del movimiento obrero contra los despidos, suspensiones, la rebaja salarial y por la efectivización y pase a planta permanente de todos los contratados.
Gustavo (trabajador Lácteo) y Emilio Blanco
Publicado por Prensa Obrera nº 1067
El ataque se realizó cuando estábamos realizando un acto en las puertas de la seccional rosarina, convocado justamente para repudiar el ataque anterior a los delegados de Sancor.
A pesar de que la correlación de fuerzas era muy desigual, el sindicato rosarino fue valerosamente defendido por los militantes del gremio lácteo y de otras organizaciones sindicales, políticas y sociales.
Fueron 45 minutos de una guerra campal de piedras, palos y tiros con decenas de heridos y un muerto.
¿Qué buscan con este ataque?
La burocracia de Ponce quiere la intervención del sindicato rosarino y el copamiento de los cuerpos de delegados de fábrica. No por casualidad su provocación comienza contra el cuerpo de delegados de Sancor, donde hace poco hubo elecciones en las que fueron ratificados los delegados afines a la conducción seccional y fue desplazado el sector alineado con Ponce.
Para desconocer esta derrota, armaron diferentes denuncias y provocaciones que derivaron en estos hechos.
El enfrentamiento entre la conducción de Ponce y Atilra Rosario tiene como base fundamental una diferencia de política frente a las patronales. Ponce es un agente de Sancor, que es, a su vez, una agencia del gobierno nacional. Por eso pudo entrar con 300 de sus seguidores, con la complicidad de la empresa, para golpear a los delegados y amenazar a los trabajadores.
Recientemente, un fallo judicial había obligado a Sancor a respetar la provisión a sus trabajadores de un litro de leche al soltero, dos al casado y tres al compañero con familia numerosa, o su equivalente en dinero al precio de góndola. Ponce había arreglado con Sancor la violación a esa disposición del convenio de trabajo, y por ese fallo ahora la empresa deberá pagar un importante retroactivo. Una considerable victoria obrera.
Otro choque fue durante el año 2007, por el reencuadramiento al convenio lácteo de los repositores de la firma Mastellone (que estaban como empleados de comercio). El gremio local se oponía a la negociación nacional con la patronal porque entendía que los harían trabajar más horas por salarios menores.
Después de cinco meses de conflicto, los repositores fueron reconocidos como trabajadores de la industria lechera, lo que significó una importante mejora salarial.
También aparecen las divergencias en la crisis de la Sociedad Cooperativa de Tamberos (Cotar). Ponce es odiado por los trabajadores de Cotar pues está colaborando con la patronal de Sancor para que se la vacíe; Cotar es una segunda marca de Sancor. Pero Sancor no le manda suministros, lo que la ha dejado en convocatoria de acreedores; sus 250 trabajadores son defendidos por Atilra Rosario.
Binner y la "zona liberada"
El ataque de Ponce fue anunciado con una volanteada dentro de Sancor y denunciado por Atilra Rosario a la secretaría de Seguridad de la provincia.
El lugar donde se produjeron los enfrentamientos queda a 100 metros de una comisaría. Toda la zona estuvo rodeada de policías. Hubo una "zona liberada" y la patota llegó por un corredor que le armó la policía. Fueron 45 minutos de guerra campal con la complicidad policial que solamente actuó cuando la patota tuvo que retroceder. A partir de ese momento intervienen, pero sobre los compañeros que defendimos al Sindicato de Rosario, que pasamos a ser los investigados y acusados.
Esta complicidad del gobierno de Binner tiene una razón política. Binner también está con Sancor. Por eso, aunque estaba avisado de las posibilidades de incidentes por medio de una carta que la seccional de Atilra envió al ministro Daniel Cuenca solicitando garantías, miró para otro lado y, más aún, ocurridos los hechos, el propio Binner salió a defender la actuación policial y a blanquear la imagen de Moyano.
Paremos la ofensiva contra Atilra-Rosario
Los ataques de la burocracia de Ponce y la complicidad del gobierno de Binner no dejan dudas que la defensa de la autonomía sindical y la democracia sindical solamente puede quedar en manos de los trabajadores.
En los actos de repudio a la agresión de la patota de Ponce, en las intervenciones que realizaron diferentes dirigentes -como Emilio Blanco del Partido Obrero, Edgardo Quiroga, secretario general de municipales de San Lorenzo y Juan Actis, secretario adjunto de la UOM de Villa Constitución-, se planteó la necesidad de convocar a un congreso de delegados de base de todo el cordón industrial, desde Puerto San Martín hasta Villa, para dar una respuesta de conjunto, señalando que la lucha contra las patotas y en defensa de la democracia sindical deben formar parte de un programa del movimiento obrero contra los despidos, suspensiones, la rebaja salarial y por la efectivización y pase a planta permanente de todos los contratados.
Gustavo (trabajador Lácteo) y Emilio Blanco
Publicado por Prensa Obrera nº 1067
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