La indemnización que el gobierno le dará a Repsol es escandalosa.
A los responsables del mayor vaciamiento energético de la historia nacional, el gobierno les asegura una compensación de 5.000 millones de dólares por el 51% de las acciones de YPF.
Para ello, el gobierno emitirá nueva deuda por un monto aún mayor. Sumados los intereses, equivaldrá a pagar de aquí al año 2033 ni más y ni menos que 12.000 millones de dólares.
El pacto con Repsol ha sido sólo el primer paso. En la cola sigue el pago de la deuda contraída bajo la dictadura con el Club de París, los fondos buitre y los juicios de las privatizadas en el Ciadi.
Una factura que superará holgadamente los 30.000 millones de dólares.
Las enormes concesiones al gran capital contrastan con el trato dado por el gobierno a los trabajadores docentes.
La propuesta salarial es una burla: 22% en cuotas, más un monto por presentismo en dos pagos. Con una inflación que rondará el 40%, esto representa una reducción salarial más que significativa.
La cobardía ante Repsol muta a patoterismo ante los docentes. Si no aceptan la rebaja -dijo el jefe de Gabinete-, les será impuesta por un decretazo.
El ataque a la docencia involucra a todos los trabajadores. La disyuntiva es si la crisis la pagan Repsol y las patronales que la levantaron con pala, o los trabajadores.
El Partido Obrero plantea: prohibición de despidos y suspensiones, aumento de emergencia de 3.000 pesos para todos los trabajadores, salario mínimo igual a la canasta familiar, abolición del impuesto al salario.
Los diputados del Frente de Izquierda han presentado en el Congreso Nacional y en las legislaturas provinciales proyectos que contienen estos reclamos.
El primer paso para obtenerlos será movilizarnos por el triunfo de los docentes.
Preparemos la huelga general.