La Presidenta convocó a los integrantes de La Cámpora al plan “Mirar para Cuidar” (los precios).
Convierte a la “militancia” en una burocracia rentada por el Estado.
Pero ¿qué van a “mirar”?
Los 500 precios “congelados” que anunció el gobierno sólo representan el 2% de los que se ofrecen en supermercados y almacenes.
Para la abrumadora mayoría de los alimentos, el gobierno acaba de autorizar aumentos del orden del 10%.
La nafta, un combustible para la inflación, ya ha aumentado un 33% para alegría de Chevron, British Petroleum, Cristóbal López, Bulgheroni y Sinopec.
Cuando -como suele ocurrir- los productos ‘controlados’ se agoten en las góndolas, la población tendrá que arreglarse con los productos más caros.
Ahora se entiende por qué las cámaras patronales de alimentos consideran al nuevo control de precios como “un progreso”.
El des-control de precios oficial contrasta con el tope a los aumentos de salarios -en cuotas, por debajo de la inflación real.
Para verificar los precios es necesario abrir los libros de los pulpos industriales y comerciales al control popular -o sea abolir el secreto comercial.
Por un salario mínimo igual a la canasta familiar, indexación automática con la inflación, 82% móvil, abolición del impuesto al salario y de los que gravan el consumo personal.
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