Por donde se lo mire, 2013 arrancó como un año de intensa lucha política. Se desarrolla en un marco de movilizaciones fundamentales, como la del 22 de febrero, aniversario de la masacre de Once; las huelgas docentes; la convocatoria al repudio a toda la red de encubrimiento del atentado a la Amia, el 27 siguiente; y los reclamos sindicales por las paritarias y el impuesto al salario. Hay un acuerdo general en que a la izquierda se le presenta un desafío de envergadura, que puede proyectarla al primer plano de las alternativas políticas. Solamente los sectarios, con pasión por el ombligo, o los oportunistas, que siguen a quien les ofrezca una candidatura ‘expectable’, se juegan a perder la apuesta.
Las crisis provinciales están a la orden del día. Scioli contrae deuda para pagar salarios y su ‘compañero’ del Ministerio de Economía de la Nación lo denuncia por llevar a la provincia al ‘defol’, mientras lo sabotea para que la profecía se haga realidad. El distrito bonaerense está sentado en un volcán. Por su parte, CFK cumple con las amenazas que profirió contra los docentes, cuando inauguró las sesiones del Congreso en marzo pasado, y les congela las paritarias por decreto. Los partidos y coaliciones de este régimen político discuten los candidatos para octubre, en medio de una situación convulsiva para la cual son incapaces de ofrecer otra salida que un ‘Rodrigazo’.
Todos los frentes patronales se preparan para la campaña electoral en medio de disputas enormes -en primer lugar el propio gobierno, que debe decidir si derriba al gobernador de Buenos Aires para conseguir una lista del propio palo en la provincia, que le permita reunir los dos tercios para la re-reelección. Sin embargo, se puede encontrar con la paradoja de que si se impone en ‘la interna’, pierda en la general.
En la tienda centroizquierdista, la UCR, el FAP y Proyecto Sur anunciaron la intención de concurrir a una interna común, para dirimir la candidatura a senador entre Solanas y Terragno. El acuerdo derriba para siempre a Solanas como un representante antiimperialista. En el mejor de los casos, se convertiría en el mascarón de proa de un sector de la política tradicional; gane o pierda, pondría bandera de remate al slogan que proclamaba la posibilidad de un mundo diferente. La izquierda seguidista enfrenta un dilema en el que se juega su existencia.
Llamamos a todos las organizaciones y militantes que se reconozcan en la izquierda, a que rompan con las coaliciones patronales o pro-patronales, a que abandonen el cadáver de los frentes electoreros, y se sumen al Frente de Izquierda que lucha por el gobierno de los trabajadores, la unidad socialista de América Latina y la unidad internacional de la clase obrera.
Una campaña fuerte de la izquierda
Nuestro partido advirtió muy temprano que las elecciones de 2013 abrían un campo político fértil -abonado por la elección de 2011, las luchas junto al movimiento obrero y por la gran campaña por la condena de la burocracia sindical que mató a nuestro compañero Mariano.
Fue completamente acertado el pronóstico de que el lanzamiento de la campaña electoral nos colocaría como una referencia política en las luchas y en las crisis. El Frente de Izquierda adoptó, en 2011, un acuerdo político que tiene ahora más vigencia que entonces -por eso debe largarse a la campaña sin peros ni remilgos. Nuestro partido multiplicará, en esta dirección, su agitación política, con recorridas y actos públicos. Es necesario que todas las provincias y todos se lancen al ruedo con fuertes iniciativas: asambleas abiertas (fabriles, sindicales, estudiantiles, populares) que discutan nuevas reivindicaciones populares y deliberen sobre nuevos y mejores métodos de la campaña.
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