jueves, 15 de julio de 2010

Jubilaciones: los K y la oposición embarran la cancha

Ganemos las calles por el 82% móvil
En su concurrencia al Senado, el ministro Boudou dijo que si se avanza con el aumento de las jubilaciones, el país iría al “default”. Una vez más, el ministro mintió. En el mejor de los casos, el aumento que sancionaría el Congreso representa la décima parte de la deuda externa pagada por los “K” –y una proporción similar de la fuga de capitales consentida en los últimos tres años. De todos modos, lo de Boudou es una confesión. El kirchnerismo viene pagando deuda a los banqueros internacionales a costa de endeudarse, en igual medida, con la Anses y el Banco Central. Lo que los economistas llaman “deuda intraestado” es el saqueo de los recursos jubilatorios para pagar la deuda externa. En su presentación ante los senadores, Boudou defendió el uso de los fondos de la Anses, sin restricciones, para ese rescate de capitalistas y banqueros.
Desguace
Más allá de esta extorsión oficial, el pasaje del proyecto jubilatorio al Senado ha multiplicado el campo de maniobras contra la propuesta de elevar la jubilación mínima al 82% del salario mínimo. En Diputados, la oposición había logrado un dictamen favorable al 82% del salario mínimo, así como a la actualización de las jubilaciones de acuerdo con los índices salariales no reconocidos en el pasado. Aunque el oficialismo boicoteó su tratamiento en la Comisión de Presupuesto, los diputados estaban obligados a tratarlo en un plazo máximo de un mes, en sesión plenaria. Los propios opositores anticipaban, para esa eventualidad, una “holgada mayoría”. En vez de avanzar por ese rumbo, decidieron trasladar el trámite del proyecto al Senado, donde la relación de fuerzas es más reñida y las cooptaciones oficiales están a la orden del día. Por lo pronto, el Senado desguazó la iniciativa parlamentaria en dos proyectos separados. Por un lado, el que aumenta la jubilación mínima. Por el otro, el que establece la actualización de las restantes jubilaciones. En la tarde del martes 14, el dictamen de la Comisión de Presupuesto sólo abarcó el aumento de la mínima. El otro proyecto debe esperar su tratamiento en otra comisión. Así, ha quedado abierta la instancia de una votación amputada del proyecto original, incluso como parte de una negociación con los “K”.
Disparen contra el 82% móvil
Aún en esta versión mutilada, el resultado del Senado está en veremos. Una votación favorable sólo podría imponerse con el voto de varios semioficialistas, que han condicionado su voto a reclamos de fondos para sus distritos. Mientras tanto, en la Cámara de Diputados, la Coalición Cívica reclama que “se llegue a un acuerdo sobre la fuente de financiamiento” (La Nación, 12/7), a sabiendas de que las divergencias en la oposición son marcadas. Para el peronismo federal, los recursos deben salir de la “racionalización de subsidios a la energía eléctrica y al transporte automotor” (ídem), o sea que las mayores jubilaciones deberían ser pagadas con tarifazos. Pero la votación del aumento jubilatorio no debería estar condicionada a ninguna resolución especial sobre su financiamiento. Como cualquier otro proyecto, sus recursos deben ser discutidos y previsionados en el futuro presupuesto. A su modo, la oposición también embarra la cancha para limitar los alcances del aumento jubilatorio. La razón es sencilla: el Congreso reúne a los representantes de los lobbys capitalistas que salieron a rechazar, a coro, el proyecto de aumento de los haberes. En voz baja, los mismos bloques que dicen apoyar el 82% de la mínima sostienen que se trata de una decisión “poco meditada” y que “debe pensarse en el financiamiento a más largo plazo, y no sólo en la gestión de Cristina” (Clarín, 12/7). Un eventual gobierno opositor para después de 2011 no quiere cargarse con la “hipoteca” de jubilaciones.
Ganemos la calle
Lo que las conspiraciones parlamentarias no pueden cerrar es el clima de inquietud popular que se está gestando alrededor de la cuestión jubilatoria. El Partido Obrero lo ha podido pulsar con las mesas callejeras, la colocación del periódico y el inicio de una juntada de firmas por el 82% y la actualización de los haberes. En plazas y terminales de tren, se han formado colas para adherir al reclamo. Más que nunca, su porvenir depende de una gran movilización política. En los sindicatos, la batalla por el 82% y la actualización es también una bandera de lucha contra los Moyano y los Yasky, que han cerrado filas con el gobierno. Ganemos la calle, recojamos pronunciamientos en todos lados y preparemos una gran movilización al Congreso para cuando el Senado trate el proyecto. Sobre esta base, podremos quebrar las maniobras de quienes, desde el gobierno y la oposición, trabajaron durante décadas por la destrucción de las conquistas jubilatorias.

Marcelo Ramal

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