Con la publicación del cronograma electoral de la CTA –se vota el 23 de setiembre y se presentan listas el 5 de agosto– la crisis de la central entró en terreno de definición.
Todo parece indicar que la virulencia del operativo “Yasky conducción” es lo que ha llevado a inviabilizar el acuerdo de “rotación de cargos”, que quejosamente reclama el degennarismo para Pablo Micheli. Se acaba de cerrar el padrón en medio de denuncias de afiliación por parte de intendentes kirchneristas; la Tupac Amarú de Milagro Salas será parte de un operativo oficialista en el octavo aniversario de las muertes de Kosteki y Santillán –lo fue con los “aborígenes” en la plaza del Bicentenario (es decir que se mantiene en línea con los dineros oficiales)– y el nuevo amigo de Yasky, Néstor Segovia del subte, afilió de apuradas a su taller Constitución – al margen de todo debate entre los 4 mil obreros del subterráneo. Todos apoyados, claro, en la famosa “afiliación individual” que caracteriza a la CTA, en contra del concepto de una central obrera. Las afiliaciones individuales que produjeron el absurdo de que el MTL presida la CTA Capital, se le han vuelto en contra al socio fundador, porque en la propia Capital, ATE queda aislada ante la UTE de Tito Nenna y la APA que se le fue al kirchnerismo a Basteiro. Los fraudes contra la izquierda, como los sufridos en Agmer y Suteba La Plata, ahora son medicina interna.
Dicho de otra manera, la virulencia de la cooptación política de organizaciones populares por parte del kirchnerismo, que en los sindicatos se viene expresando en la confluencia de Yasky con Moyano, no está dejando espacio para el acuerdo. Eso se expresa claramente en iniciativas de copamiento de seccionales provinciales como la de Córdoba y otras históricas del degennarismo como Villa Constitución, donde el ex adjunto Pavlón juega para Yasky.
La idea periodística de que la integración de De Gennaro a la Unidad Popular, un nuevo engendro de la centroizquierda con el SI de Macalusse, es lo que habría decidido la escisión, luce al revés. Se trata de un refugio político para un dirigente que no está en condiciones, ni en voluntad política, de ponerse al frente de la recuperación de la CTA, lo viene a confirmar el archivo definitivo de toda idea de un partido de trabajadores basado en una central de trabajadores. Lo suyo es una trenza más para aportar, vía Pino Solanas o por vía propia, al frente de centroizquierda en marcha que alcanza hasta Binner, Juez y al propio radicalismo –es decir que el degennarismo, como buen humano, estaría por tropezar por segunda vez con la misma piedra, con una reedición de la Alianza. Lo que sí confirma esta división en ciernes es el alineamiento de la vieja dirección de la CTA, entre dos bloques políticos de inconfundible signo patronal.
Es claro también el fracaso de tipo más general en torno al reconocimiento de la CTA, lo cual es una impasse que abarca a las dos alas de la central: una porque le falló su integración al kirchnerismo, la otra porque se adaptó y careció de una política de lucha para arrancarla. El informe final de la OIT es un acta de defunción, que alaba “los esfuerzos del gobierno” y “constata la existencia de proyectos legislativos que promueven el otorgamiento de la personería a la CTA”.
Ante la ofensiva “Yasky conducción”, desde luego se armó una reacción del degennarismo en las provincias y seccionales para enfrentar al adversario y, eventualmente, recuperar alguna seccional, incluso provincial, como Mendoza o Santa Fe y muchas de la provincia de Buenos Aires. Estas batallas podrían producirse incluso en el caso de que llegaran un acuerdo de último momento en torno a la mesa nacional.
Pero el problema de fondo es que el degennarismo pelea en el mismo terreno de aparato que Yasky, por ejemplo inventando, en el último minuto, un sindicato de jerárquicos de Massuh afiliado a la central. Lo que no hay en el momento crucial que atraviesan las paritarias en la Argentina, con los topes oficiales rotos a partir de la huelga de alimentación, es una política que canalice esta lucha en los gremios de la central. Todo lo contrario: ATE, el gran gremio degennarista de 250 mil afiliados, firmó las dos cuotitas del 10% de UPCN y Cristina Kirchner “en disconfomidad”.
Que la CTA está en peligro, como lo planteó nuestra nota de lanzamiento de la campaña política para esta elección (Altamira, PO Nº 1.129), es un hecho que confirmó recientemente el adjunto de la UOM de Villa Constitución, Actis, en una mesa redonda: “si hay dos listas, la CTA se rompe, lo veo a Yasky saltando a la CGT”. Una opinión personal que delata el contenido de la escisión.
Es muy claro que ha llegado la hora de agrupar a todos los luchadores antiburocráticos de la CTA en una tercera lista que organice la oposición clasista seccional por seccional. El degennarismo ha salido a cooptar a la izquierda, para reforzar sus filas en torno a listas atadas a la Verde nacional y de cada provincia. Esta es una vía de disolución, no sólo de las agrupaciones antiburocráticas que estamos construyendo, sino también de las tendencias de lucha de los trabajadores en favor de la regimentación de la burocracia sindical. Para desplegar la lucha salarial del neumático y toda la lucha salarial en los gremios de la central, la lucha de Massuh contra el despido, la lucha del subte que pugna por romper el corcet de la tutela de Tomada, la movida por la recuperación del gremio de la UPTBA (hoy luchando por Crítica y por sus paritarias) para que el gran proceso de la formación de una oposición a Yasky en Ctera tenga un rumbo de clase, independiente del gobierno y de la oposición patronal, pongamos proa con todo a la formación de la tercera lista con decenas de listas seccionales en todo el país. Llamamos para ello a todos los sectores de la izquierda y de la lucha contra la burocracia en la central.
Néstor Pitrola
Todo parece indicar que la virulencia del operativo “Yasky conducción” es lo que ha llevado a inviabilizar el acuerdo de “rotación de cargos”, que quejosamente reclama el degennarismo para Pablo Micheli. Se acaba de cerrar el padrón en medio de denuncias de afiliación por parte de intendentes kirchneristas; la Tupac Amarú de Milagro Salas será parte de un operativo oficialista en el octavo aniversario de las muertes de Kosteki y Santillán –lo fue con los “aborígenes” en la plaza del Bicentenario (es decir que se mantiene en línea con los dineros oficiales)– y el nuevo amigo de Yasky, Néstor Segovia del subte, afilió de apuradas a su taller Constitución – al margen de todo debate entre los 4 mil obreros del subterráneo. Todos apoyados, claro, en la famosa “afiliación individual” que caracteriza a la CTA, en contra del concepto de una central obrera. Las afiliaciones individuales que produjeron el absurdo de que el MTL presida la CTA Capital, se le han vuelto en contra al socio fundador, porque en la propia Capital, ATE queda aislada ante la UTE de Tito Nenna y la APA que se le fue al kirchnerismo a Basteiro. Los fraudes contra la izquierda, como los sufridos en Agmer y Suteba La Plata, ahora son medicina interna.
Dicho de otra manera, la virulencia de la cooptación política de organizaciones populares por parte del kirchnerismo, que en los sindicatos se viene expresando en la confluencia de Yasky con Moyano, no está dejando espacio para el acuerdo. Eso se expresa claramente en iniciativas de copamiento de seccionales provinciales como la de Córdoba y otras históricas del degennarismo como Villa Constitución, donde el ex adjunto Pavlón juega para Yasky.
La idea periodística de que la integración de De Gennaro a la Unidad Popular, un nuevo engendro de la centroizquierda con el SI de Macalusse, es lo que habría decidido la escisión, luce al revés. Se trata de un refugio político para un dirigente que no está en condiciones, ni en voluntad política, de ponerse al frente de la recuperación de la CTA, lo viene a confirmar el archivo definitivo de toda idea de un partido de trabajadores basado en una central de trabajadores. Lo suyo es una trenza más para aportar, vía Pino Solanas o por vía propia, al frente de centroizquierda en marcha que alcanza hasta Binner, Juez y al propio radicalismo –es decir que el degennarismo, como buen humano, estaría por tropezar por segunda vez con la misma piedra, con una reedición de la Alianza. Lo que sí confirma esta división en ciernes es el alineamiento de la vieja dirección de la CTA, entre dos bloques políticos de inconfundible signo patronal.
Es claro también el fracaso de tipo más general en torno al reconocimiento de la CTA, lo cual es una impasse que abarca a las dos alas de la central: una porque le falló su integración al kirchnerismo, la otra porque se adaptó y careció de una política de lucha para arrancarla. El informe final de la OIT es un acta de defunción, que alaba “los esfuerzos del gobierno” y “constata la existencia de proyectos legislativos que promueven el otorgamiento de la personería a la CTA”.
Ante la ofensiva “Yasky conducción”, desde luego se armó una reacción del degennarismo en las provincias y seccionales para enfrentar al adversario y, eventualmente, recuperar alguna seccional, incluso provincial, como Mendoza o Santa Fe y muchas de la provincia de Buenos Aires. Estas batallas podrían producirse incluso en el caso de que llegaran un acuerdo de último momento en torno a la mesa nacional.
Pero el problema de fondo es que el degennarismo pelea en el mismo terreno de aparato que Yasky, por ejemplo inventando, en el último minuto, un sindicato de jerárquicos de Massuh afiliado a la central. Lo que no hay en el momento crucial que atraviesan las paritarias en la Argentina, con los topes oficiales rotos a partir de la huelga de alimentación, es una política que canalice esta lucha en los gremios de la central. Todo lo contrario: ATE, el gran gremio degennarista de 250 mil afiliados, firmó las dos cuotitas del 10% de UPCN y Cristina Kirchner “en disconfomidad”.
Que la CTA está en peligro, como lo planteó nuestra nota de lanzamiento de la campaña política para esta elección (Altamira, PO Nº 1.129), es un hecho que confirmó recientemente el adjunto de la UOM de Villa Constitución, Actis, en una mesa redonda: “si hay dos listas, la CTA se rompe, lo veo a Yasky saltando a la CGT”. Una opinión personal que delata el contenido de la escisión.
Es muy claro que ha llegado la hora de agrupar a todos los luchadores antiburocráticos de la CTA en una tercera lista que organice la oposición clasista seccional por seccional. El degennarismo ha salido a cooptar a la izquierda, para reforzar sus filas en torno a listas atadas a la Verde nacional y de cada provincia. Esta es una vía de disolución, no sólo de las agrupaciones antiburocráticas que estamos construyendo, sino también de las tendencias de lucha de los trabajadores en favor de la regimentación de la burocracia sindical. Para desplegar la lucha salarial del neumático y toda la lucha salarial en los gremios de la central, la lucha de Massuh contra el despido, la lucha del subte que pugna por romper el corcet de la tutela de Tomada, la movida por la recuperación del gremio de la UPTBA (hoy luchando por Crítica y por sus paritarias) para que el gran proceso de la formación de una oposición a Yasky en Ctera tenga un rumbo de clase, independiente del gobierno y de la oposición patronal, pongamos proa con todo a la formación de la tercera lista con decenas de listas seccionales en todo el país. Llamamos para ello a todos los sectores de la izquierda y de la lucha contra la burocracia en la central.
Néstor Pitrola
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