
Pero esta vez, el “atrako” lo ejecuta un gobierno sin apoyo popular.
La banca que el gobierno quiere resarcir se ha lanzado a una especulación frenética con la deuda de los países “emergentes”.
Esa timba conducirá a Argentina, más temprano que tarde, al colapso que acosa a numerosos Estados europeos. La bicicleta financiera se llevó 40 mil millones de dólares en los últimos dos años.
El “atrako” cuenta con la aprobación de los Moyano y los Yasky aunque, a diferencia de los banqueros, a los trabajadores no se les quiere compensar la inflación.
La oposición de Carrió, Solá o Macri critica el atraco oficial, pero no hace nada concreto para impedirlo.
Donde manda banquero, el representante político se acomoda; los Carrió y compañía también quieren pagar la deuda usurera.
Mientras los K y anti K discuten sobre cuál es el mejor camino para ejecutar el vaciamiento nacional, la miseria social crece.
Es el bicentenario de una clase cipaya.
En oposición a los “atrakos”, es necesario aumentar y defender el salario, nacionalizar sin pago la banca y repudiar la deuda con los usureros.
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