jueves, 11 de marzo de 2010

Crecen las luchas obreras en Europa

Los gobiernos ajustan y la burocracia desgasta

En las últimas semanas, las noticias sobre la crisis fiscal y financiera de Europa comenzaron a venir acompañadas por las informaciones sobre la lucha de los trabajadores contra las medidas de ajuste dispuestas por los gobiernos y la Unión Europea. En Italia se está viviendo un auténtico derrumbe industrial que ha generado una respuesta obrera cuya forma es huelgas, ocupaciones de fábrica y movilizaciones. En España, la decisión del gobierno de recortar gastos, congelar salarios y aumentar la edad jubilatoria obligó a la propia burocracia sindical a realizar manifestaciones en las principales ciudades el pasado 23 de febrero. La movilización obrera alcanzó a los países más poderosos de la Unión Europea. En los últimos días de febrero, en el sector aeroportuario hubo huelgas de los pilotos de la alemana Lufthansa y de los controladores aéreos franceses, mientras que el personal de cabina de British Airways votó masivamente en favor de ir al paro. El de la industria aeronáutica es un caso testigo, porque la crisis económica abrió un cuadro de fusiones y deslocalizaciones de empresas que implica serios recortes y ajustes de personal.
En Francia se produjo una gran huelga petrolera en rechazo a la decisión de la empresa Total, la principal productora de combustible del país, de cerrar su planta de refinación ubicada en Dunkerque. El 4 de marzo hubo una huelga general de empleados públicos en Portugal que paralizó escuelas, hospitales y transportes en contra del congelamiento salarial. En el otro extremo del continente, el 1º de marzo, los trabajadores del transporte y los portuarios fueron a la huelga general en Finlandia, paralizando por completo la circulación de mercancías y la exportación e importación. El mismo día se realizó una “huelga de inmigrantes”, con peso sobre todo en Francia y en Italia, que fue convocada a través de internet e incluyó movilizaciones de varios miles de personas en Nápoles y en Milán. El martes 8 más de 270.000 empleados públicos británicos empezaron una huelga de 48 horas, considerada la más importante desde la década de 1980. El epicentro de la lucha obrera está, por supuesto, en Grecia, donde se produjo una huelga general el miércoles 24 y otra, prácticamente total, el pasado viernes 5 cuando el gobierno hizo votar un nuevo plan de ajuste para achicar el déficit público a costa de los salarios y las jubilaciones de los trabajadores.
Las luchas de la clase obrera europea deben enfrentar una política sistemática de aislamiento y desgaste por parte de las burocracias sindicales de todo el continente. Ante la generalización de las huelgas aeroportuarias en distintos países, la dirección del sindicato de pilotos de Lufthansa levantó la huelga de cuatro días que había convocado, la cual podía convertirse en el eje de las luchas de las aerolíneas europeas. Los dos principales sindicatos alemanes, el metalúrgico y el de servicios públicos, se curaron en salud y firmaron la prórroga de los convenios colectivos de sus más de cinco millones de afiliados, imponiendo una baja en los salarios reales que fue festejada sin reparos por la prensa financiera internacional. La dirección stalinista de la CGT francesa levantó la huelga petrolera ante vagas promesas de la patronal de que se respetarán los puestos de trabajo y dejó aislado el paro en la planta de Dunkerque, que es precisamente la que pretenden cerrar y donde los trabajadores votaron continuar con la lucha. En Grecia y en España, la dirección de los principales sindicatos está en manos de aliados de los gobiernos “socialistas” de cada país: las manifestaciones se convocan para echar lastre y con el reclamo de que los “sacrificios” que exige la crisis sean “equitativos”. La burocracia sindical italiana no ha dispuesto ninguna medida seria para enfrentar los cierres de empresas y el desmantelamiento industrial; ante la huelga de inmigrantes del 1º de marzo, el líder de la CGIL tuvo incluso el mal gusto de decir que no era una buena medida porque “aislaba y dividía” a los trabajadores.
Las burguesías europeas están tanteando el terreno de la confrontación social para imponerle a las masas un golpe y un retroceso en sus conquistas históricas. El ataque se procesa en el marco de los mecanismos democráticos y, en muchos casos, bajo la batuta de gobiernos “socialistas”, por lo que pone de manifiesto el carácter cada vez más reaccionario y antiobrero de las burocracias sindicales ligadas a los viejos aparatos socialista y stalinista y de lo poco que queda de la “izquierda europea” de Bertinotti y el Foro Social Mundial. La unificación de las luchas y la superación política de los desmoralizados y reformistas que aún se presentan como “socialistas” es la tarea de la nueva generación obrera que sale a las calles en Europa.

Martín López

No hay comentarios: