jueves, 18 de febrero de 2010

Argentina, como Grecia

La suerte del Fondo del Bicentenario quedó sellada antes de pasar por la prueba del Congreso. Las promesas de utilizar el Fondo del Bicentenario para “proyectos industriales”, “obras de infraestructura” y otras iniciativas similares se desvanecieron con la misma rapidez que el avance de la crisis mundial.
En la nueva fase de la crisis empieza a dominar la escena la quiebra fiscal. El defol de Grecia y el desbarranque de España y de Portugal han puesto en peligro el canje de deuda de Kirchner-Buodou; algunos bancos asesores ya han puesto en duda la conveniencia de avanzar con la operación. En todo caso será imposible conseguir nuevos créditos baratos, pues el ‘riesgo país’ de Argentina, de 1.100 puntos, es casi tres veces superior al griego –de 450 puntos. Esta evolución también afectará el precio de las materias primas que exporta Argentina.
Esto es lo que explica la preocupación de Kirchner por “cuidar las reservas” (La Nación, 7/2). En la última semana, ya ha se ha producido una huida de capitales de 1.000 millones de dólares. Los capitales especulativos comienzan a abandonar la “periferia” en la búsqueda de plazas más seguras.
Entre la deuda pública, el déficit fiscal nacional y la quiebra de las finanzas provinciales, el rojo podría alcanzar los 50.000 millones de pesos, algo así como dos “fondos del bicentenario”. También la vía de un endeudamiento internacional de las provincias ha quedado clausurada a partir del defol de Grecia. Por esto, Mario Blejer renunció a la pretensión de presidir el Banco Central.

La crisis política
“La muerte del Fondo del Bicentenario no representa sólo un replanteo económico sino también un tembladeral político”, dice Crítica (14/2). La mayoría de los medios coincide en vaticinar que el gobierno no reuniría los votos favorables para que se apruebe el Fondo en el Senado. Un tercer desempate de Cobos indicaría, definitivamente, que la capacidad de decisión del Ejecutivo ha quedado licuada. Pero el vicepresidente ni siquiera goza de la confianza del partido que alienta su candidatura. Las posibilidades de gobernar por decreto y por medio de vetos se licúa a ojos vista. Esto explica los sondeos para un compromiso. “Estamos dispuestos a escuchar y si la ley está en sintonía con el DNU no tendríamos inconveniente”, dijo el senador oficialista de Santa Cruz, Nicolás Fernández –un pingüino (Clarín, 13/2).
Por su lado, los “legisladores nacionales de la UCR anunciaron un proyecto para reformular la ley de Presupuesto. La dirigencia radical aceptaría el uso de reservas del Central como garantía (podría ser por medio de bonos, nunca “cash”) para el canje de la deuda con los holdouts” (Clarín, ídem). Ocurre que, como en el caso griego, el Presupuesto 2010 es un dibujo –su rediscusión pondrá al desnudo el ‘defol’ del régimen K (que es la razón por la que quieren la plata del Central). Por estas razones, no se puede excluir la posibilidad del llamado a elecciones adelantadas, en especial si vuelve a plantearse el escenario de la fuga de capitales.

Lucha anticapitalista
Los trabajadores tenemos que tomar conciencia de las condiciones sociales, económicas y políticas que vamos a atravesar. La bancarrota capitalista ya ha afectado duramente a Argentina desde 2007 (salieron 40 mil millones de dólares, o sea un tercio de todo el ahorro nacional) y ha obligado a los K a operaciones de rescate de los capitalistas (incluida la estatización de las AFJP) y a subsidiar salarios de empresas de todo tipo. Este rescate explica el crecimiento de la inflación, que subleva a la población y la perspectiva de una nueva cesación de pagos. Es necesario que enfrentemos la bancarrota del capital y del régimen político con un programa de conjunto, para que la crisis la pague el capital y no la fuerza de trabajo. La defensa del salario y los puestos de trabajo, por medio de las ocupaciones de empresa. El desconocimiento de la deuda externa, la nacionalización sin pago de la banca y el comercio exterior para impedir la fuga de capitales y concentrar el ahorro nacional en una reindustrialización del país bajo dirección de la clase obrera. Necesitamos un reagrupamiento de fuerzas sobre estas bases.

Pablo Heller

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