Los obreros de Mahle resolvieron ocupar nuevamente la planta frente a las evidencias del fracaso en las negociaciones entre la multinacional alemana y los inversores del grupo brasileño-argentino Vasena. La ocupación pone de relieve la precariedad de todos los salvatajes del gobierno, del estilo Paraná Metal, Massuh y la propia Malhe, y pone de manifiesto la voluntad de la clase obrera de luchar por sus puestos de trabajo y por sus conquistas.
Todo atado con alambre
El pre-acuerdo se cayó cuando el Banco Nación le negó uno de los créditos de 40 millones de pesos, porque “Vasena no tiene capacidad de repago” y porque la garantía que había presentado que era el propio terreno de la fábrica que estaba comprando. Además de los problemas con las garantías, aparecen diferencias en quién se haría cargo de las deudas que tiene Mahle y que, en gran medida, son con la propia Mahle de otros países. También está en discusión quién se va a hacer cargo de 56 juicios laborales “por despidos injustificados”.
Para evitar un escándalo previo a las elecciones, se fijó una nueva reunión “definitoria” para el 2 de julio.
Ante la posibilidad de un fracaso definitivo aparecieron otros interesados, como Taranto y Etanys, haciendo trascender que podrían formar una UTE (unión transitoria de empresas) y que ya estaban buscando financiamiento.
Los funcionarios y las patronales hablan de mantener los puestos de trabajo, pero no están especificadas las condiciones laborales y salariales en que se retomaría la producción. En este tema siempre vale recordar el desastre que representan las condiciones arregladas en Paraná Metal, que a meses del “operativo salvataje” con Cristóbal López aún no se ha retomado la totalidad de la producción y ha registrado una rebaja salarial del 50% como consecuencia de las suspensiones rotativas eternas.
Un nuevo inversor para Mahle enfrenta la alternativa de mantener todos los puestos de trabajo y reconocer la antigüedad de los trabajadores, o indemnizar a todos los obreros para poder reiniciar de cero. Los trabajadores de Malhe ya están hartos de nuevas patronales que desconocen acuerdos anteriores.
Los funcionarios y la burocracia de la UOM-Smata han presentado la intervención en Mahle, Paraná Metal y GM como parte de una política estratégica para desarrollar “un motor y un auto nacional”. Sin embargo, lo único real es que estas patronales están sacando una menor producción, mientras exigen mayores subsidios estatales y van avanzando con despidos “encubiertos” (en GM), suspensiones y aprietes para “los retiros voluntarios” en Paraná Metal, y una situación aún más incierta en Mahle.
Los trabajadores reclaman la defensa integral de los puestos de trabajo (sin suspensiones, ni reducción de jornada y salarios); en su defecto, queda planteada la expropiación sin pago de Mahle.
Es necesaria una gran marcha por los puestos y condiciones de trabajo y un planteo conjunto con los metalúrgicos de Villa para darles un alcance nacional a estas luchas. Viva la nueva ocupación de Malhe.
Carlos Blanco
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