jueves, 16 de julio de 2009

Honduras: Obama maneja la batuta

No hace falta ser muy perspicaz para advertir que la OEA se ha transformado en el ámbito privilegiado para legitimar el golpe gorila consumado en Honduras el 28 de junio. Obama se ha valido de ella para conciliar su política de ‘buen vecino' con el propósito de neutralizar el giro ‘chavista' en Centroamérica, que es común a todos los sectores del ‘establishment' norteamericano. Es claro que hubiera encontrado muchas dificultades para desarrollar esta duplicidad de no haber contado con el apoyo de Brasil, con cuyo gobierno se han anudado acuerdos estratégicos desde el gobierno de Bush. Centroamérica es el terreno en el que convergen los intereses de los capitales norteamericanos y brasileños para producir bío-combustibles y exportarlos a los Estados Unidos. Brasil, asimismo, se ha alineado con Obama en la pelea desatada por la crisis mundial - que combina la inyección de sumas billonarias para rescatar a los capitalistas con la defensa del ‘libre comercio' y la oposición a las devaluaciones competitivas. Brasil ha dejado que su moneda, el real, se revalorice, para favorecer el ingreso de capitales especulativos, con los cuales financia (endeudamiento) el rescate brasileño. En definitiva, la OEA está haciendo tiempo para llegar a las elecciones de noviembre próximo, en las que participan dos candidatos alineados con el golpe.

La designación de un mediador, Oscar Arias, el presidente de Costa Rica, fue adoptada por todos los socios de la OEA a pesar de la evidencia de que significaba un reconocimiento del golpe. La decisión apartó de las negociaciones al secretario general de la OEA, el chileno Insulza, insospechable de chavismo, pero que no ha contado con la ‘confianza' de la diplomacia norteamericana. Estados Unidos ha hecho saber que se opondrá a una reelección de Insulza.
Las frases inflamadas de Zelaya y de Chávez han operado hasta ahora como una cortina de humo. Chávez ha criticado la mediación de Arias, pero Venezuela no se opuso a ella cuando fue propuesta. Todo indica que Obama ha hecho de Honduras un aspecto de un paquete más grande, que está negociando con el gobierno bolivariano e incluso con Cuba. Como sea, la secretaria Clinton se dispone a dejar en claro, en las próximas horas, que el impasse en Honduras debe zanjarse sin la injerencia de fuerzas extrañas. A buen entendedor... Incluso imprimiría un leve golpe de timón hacia la derecha a la diplomacia de Washington en América Latina. Quienes rescataron el nuevo rol de la OEA, luego de que derogara por unanimidad la disposición que excluyó a Cuba, han sido desmentidos en tiempo record. El imperialismo no se identifica solamente con la táctica del ‘garrote', sino también con la del ‘guante de terciopelo'.

En medio de este trajeteo, Obama y Cuba no solamente reanudaron las negociaciones fundamentales sobre migraciones, ni las concesiones se limitaron a habilitar vuelos a la isla desde la costa oeste norteamericana. Hace pocas horas, Obama decidió levantar, por decreto, parte del embargo establecido en 1966 por la ley Helms-Burton. El tema Honduras no ha figurado en la agenda explícita de las negociaciones cubano-norteamericanas, a pesar de las recientes ‘reflexiones' de Fidel Castro, que pronostican golpes militares próximos en América Latina si no se revierte la asonada hondureña. Como ya hemos escrito en estas páginas, el levantamiento del bloqueo es una negociación bilateral - ni Obama ni Castro tienen interés en convertirlo en un tema latinoamericano. El Brasil de Lula adhiere con fervor a esta postura: Brasil ya ha iniciado inversiones de prospección petrolera aguas afuera de la isla. La Argentina kirchnerista sigue estos acontecimientos por arrastre: ninguno de los ‘movimientos sociales' oficialistas han movido un dedo contra el golpe hondureño. El viaje inútil de la Presidenta a Centroamérica ha sido una maniobra desencajada.

El gobierno de Zelaya abrió brechas en la dominación de la oligarquía hondureña, a partir de una serie de concesiones del mandatario al movimiento popular y de su alineamiento con el Alba. Fue una tentativa para encarar el estrangulamiento financiero de Honduras. La disgregación interior del régimen hondureño es imparable, como ha ocurrido en el resto de la región. El golpe desató una reacción popular que no tiene precedentes; algunos medios especularon con la posibilidad de que la presión popular podría inclinar al ejército contra el golpe. Algo de eso debe haber, porque las fuerzas armadas se han esforzado por contener esa presión con recursos policiales. Solamente un levantamiento popular desatará el nudo de la crisis hondureña.

Jorge Altamira

No hay comentarios: