El levantamiento de masas en Teherán y los choques de la movilización en apoyo del candidato presidencial Moussavi con la policía y los Guardias Revolucionarios (Pasdaran) se mantienen tras las elecciones presidenciales en las que Ahmadinejad fue oficialmente declarado victorioso. Hasta el momento (17/6), ocho manifestantes han sido asesinados por los Guardias Revolucionarios, incluidos tres estudiantes en el Dormitorio de la Universidad, cuna de la oposición antiteocrática.
No hay dudas de que en la movilización de miles de jóvenes y mujeres están expresándose las demandas genuinas de libertades democráticas contra las leyes teocráticas. Pero eso no significa que "la revolución haya comenzado", como declaró pomposamente Alan Woods, el gurú ideológico (después de la muerte de Ted Grant) de la mal llamada Tendencia Marxista Internacional. El descontento popular contra el régimen teocrático está siendo manipulado por un sector de la burguesía, incluida una poderosa ala del régimen teocrático, con el apoyo de los imperialistas.
El Nuevo Partido Anticapitalista francés (NPA) permaneció totalmente ciego ante este hecho. En su comunicado del 16 de junio, el NPA apoya a "todos aquellos que desean acabar con la República Islámica" ("Le NPA dénonce la répression qui frappe les manifestants, exigent la libération de ceux qui ont été arrêtés et soutient toux ceux et toutes celles qui veulent en finir avec la République Islamique").
La represión lanzada por el régimen teocrático debe ser denunciada y combatida. Pero eso no significa que nosotros apoyemos, sin excepciones, a TODOS los que desean acabar con la República Islámica, porque entre ellos se cuentan las fuerzas liberales proimperialistas y el propio imperialismo.
Detrás de Moussavi - ex primer ministro de la República Islámica durante la Guerra de Irak-Irán, que desapareció políticamente durante dos décadas para reaparecer ahora- no sólo está el ayatollah Jatami, el ex presidente "reformista" de derecha. También se encuentra uno de los pilares del régimen teocrático, Hodjatoleslam Hashemi Rafsanjani, quien amasó enormes fortunas desde su posición en el poder e impulsó -junto con la élite de nuevos ricos- la liberalización de la economía y la adaptación a Estados Unidos y Occidente.
No es accidental que el actual presidente checo de la imperialista Unión Europea, Alemania, Gran Bretaña y, sobre todo, el francés Sarkozy y el líder sionista Ehud Barak hayan coincidido en un fuerte apoyo a Moussavi. El presidente norteamericano Obama, por el momento, se mantiene más mesurado, pese a la presión del ala derecha del Partido Demócrata, los neoconservadores republicanos y el lobby sionista. Para los más agresivos sectores del imperialismo, el levantamiento posterior a las elecciones en Irán, que continúa a la reciente victoria electoral de la coalición proimperialista en Líbano, es una gran oportunidad para "un cambio de régimen" pro-occidental en Teherán.
El ala populista del régimen islámico en torno a Ahmadinejad no sólo es totalmente incapaz de derrotar la amenaza imperialista sino que, defendiendo con sus propios medios reaccionarios el orden capitalista -oscurantismo teocrático y opresión- ha abierto las puertas para una completa liquidación de la resistencia antiimperialista en Irán y Medio Oriente, originada en la Revolución Iraní de 1979. Las masas iraníes deben movilizarse independientemente de los dos sectores del régimen -liberal o populista oscurantista- y pelear por las libertades democráticas, por la justicia social y por la emancipación social de los Mustazafin, contra el imperialismo y el capitalismo, bajo las banderas de la IV Internacional y la revolución permanente.
No hay dudas de que en la movilización de miles de jóvenes y mujeres están expresándose las demandas genuinas de libertades democráticas contra las leyes teocráticas. Pero eso no significa que "la revolución haya comenzado", como declaró pomposamente Alan Woods, el gurú ideológico (después de la muerte de Ted Grant) de la mal llamada Tendencia Marxista Internacional. El descontento popular contra el régimen teocrático está siendo manipulado por un sector de la burguesía, incluida una poderosa ala del régimen teocrático, con el apoyo de los imperialistas.
El Nuevo Partido Anticapitalista francés (NPA) permaneció totalmente ciego ante este hecho. En su comunicado del 16 de junio, el NPA apoya a "todos aquellos que desean acabar con la República Islámica" ("Le NPA dénonce la répression qui frappe les manifestants, exigent la libération de ceux qui ont été arrêtés et soutient toux ceux et toutes celles qui veulent en finir avec la République Islamique").
La represión lanzada por el régimen teocrático debe ser denunciada y combatida. Pero eso no significa que nosotros apoyemos, sin excepciones, a TODOS los que desean acabar con la República Islámica, porque entre ellos se cuentan las fuerzas liberales proimperialistas y el propio imperialismo.
Detrás de Moussavi - ex primer ministro de la República Islámica durante la Guerra de Irak-Irán, que desapareció políticamente durante dos décadas para reaparecer ahora- no sólo está el ayatollah Jatami, el ex presidente "reformista" de derecha. También se encuentra uno de los pilares del régimen teocrático, Hodjatoleslam Hashemi Rafsanjani, quien amasó enormes fortunas desde su posición en el poder e impulsó -junto con la élite de nuevos ricos- la liberalización de la economía y la adaptación a Estados Unidos y Occidente.
No es accidental que el actual presidente checo de la imperialista Unión Europea, Alemania, Gran Bretaña y, sobre todo, el francés Sarkozy y el líder sionista Ehud Barak hayan coincidido en un fuerte apoyo a Moussavi. El presidente norteamericano Obama, por el momento, se mantiene más mesurado, pese a la presión del ala derecha del Partido Demócrata, los neoconservadores republicanos y el lobby sionista. Para los más agresivos sectores del imperialismo, el levantamiento posterior a las elecciones en Irán, que continúa a la reciente victoria electoral de la coalición proimperialista en Líbano, es una gran oportunidad para "un cambio de régimen" pro-occidental en Teherán.
El ala populista del régimen islámico en torno a Ahmadinejad no sólo es totalmente incapaz de derrotar la amenaza imperialista sino que, defendiendo con sus propios medios reaccionarios el orden capitalista -oscurantismo teocrático y opresión- ha abierto las puertas para una completa liquidación de la resistencia antiimperialista en Irán y Medio Oriente, originada en la Revolución Iraní de 1979. Las masas iraníes deben movilizarse independientemente de los dos sectores del régimen -liberal o populista oscurantista- y pelear por las libertades democráticas, por la justicia social y por la emancipación social de los Mustazafin, contra el imperialismo y el capitalismo, bajo las banderas de la IV Internacional y la revolución permanente.
Savas Michael-Matsas (17/6)
Publicado en Prensa Obrera nº 1088 (18/6/2009)
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