jueves, 30 de octubre de 2008

La última oportunidad

Los Kirchner toleran la fuga de capitales
Mientras los jefes parlamentarios del gobierno se entretienen contando los porotos que necesitan para estatizar las AFJP, los banqueros han puesto en marcha, sin el menor obstáculo, un "golpe de mercado" que ya se ha llevado al exterior unos seis mil millones de dólares en sesenta días. El capital financiero se está valiendo de un método incluso más eficaz que los cortes de rutas de los chacareros de la soja. La incapacidad del gobierno para enfrentar este ataque mortal de ‘guante blanco' haría hasta innecesario un ‘voto no positivo' de Cobos para derrotar el proyecto. Esta vez, sin embargo, ocurriría algo más, pues el gobierno se está jugando sus últimos cartuchos.
Acompañando el "golpe de mercado"
La incapacidad oficial se puso de manifiesto cuando el administrador Boudou les "pidió" a los capos de las AFJP que "no especulen contra la moneda y contra el país". Después de haber mandado un proyecto de ley que estatiza las AFJP, el gobierno está cometiendo el desatino de tolerar que sigan operando, incluso cuando unos días antes un juez puso en evidencia que estaban cometiendo irregularidades en el mercado de cambios. Horas más tarde de la ‘advertencia' de Boudou, los bancos volvían a promover una fenomenal corrida contra el peso y los títulos públicos, y las acciones continuaban su caída. El gobierno está tolerando el vaciamiento de las AFJP que proyecta volver al sistema público. Como consecuencia de la desvalorización de bonos del Estado y de acciones de empresas provocada por la corrida, el fondo acumulado por los aportistas de las AFJP bajó de 97.000 millones pesos a menos de 80.000 millones. Los que acusan a la estatización de confiscatoria están procediendo a una expropiación en gran escala de los afiliados a las AFJP.
Boudou ‘intimó' a los usureros a traer del exterior unos 1800 millones de dólares para "descomprimir la fuerte demanda sobre el dólar" (Clarín, 28/10). Esta propuesta se parece mucho a una oferta de negociación a los dueños de las AFJP. Asimismo, deja ver que el gobierno no prevé parar la hemorragia de reservas mediante un control de cambios. Aunque la información diaria presenta a los grupos capitalistas en una posición unificada en contra de la estatización, se ha sabido que Pampa Holding, del grupo Mindlin, y Telecom, por la parte del grupo Werthein, apoyan la medida oficial porque sería la única vía para impedir una cesación de pagos. Pero Mindlin y Werthein (al igual que Eskenazi y Cristóbal López) son apenas el núcleo íntimo de los capitales kirchneristas. A pesar de que la prensa financiera internacional no esconde que impulsa un golpe económico que acabaría con los Kirchner, el matrimonio oficial sigue ofreciendo todos los dólares que sean necesarios a los especuladores y se ha convertido en cómplice de la operatoria de las AFJP en el mercado de cambios.
La oposición patronal y el Congreso
Según el gobierno, una cosa es el "mercado" y otra es el Congreso, donde los votos para imponer la estatización jubilatoria estarían garantizados. Pero como ya se demostró bajo la crisis agraria, el Congreso es, esencialmente, la representación de los "mercados". Por eso, la "asegurada" mayoría para el proyecto oficial entró en un cono de sombras. El radicalismo -con Cobos incluido- se sumó integralmente al rechazo, junto a Macri y a Carrió, quien a esta altura exhibe, sin disimulo, su condición de lobbysta del capital financiero. Pero también se pasaron a este bando los diputados del PS. La Coalición Cívica, la UCR, Cobos, probablemente Lavagna y el PS forman el frente que el capital financiero internacional tiene ‘in pectore' para reemplazar al dúo de Cristina y Néstor. Para que nadie dude de su verdadera posición, el sojero Binner, que comanda ese bloque, reclama que el Estado le restituya a las provincias los aportes realizados a la Anses, que se calculan en unos 10.000 millones de dólares. Entre los ¿ex? duhaldistas, Solá ya anticipó su oposición, aunque no sería el único.
Así las cosas, los apoyos externos al proyecto se reducen a Macaluse y a Lozano, pero estos también ponen sus condiciones, que aunque estén a la izquierda de la coalición golpista podrían estar anticipando un voto opositor. El destino de la estatización de las AFJP no depende, sin embargo, del Congreso, sino que se juega en la fuga de capitales que el gobierno se niega a yugular. Los kirchneristas, que hacen gala de ‘piolas' toda vez que pueden, están convencidos de que la sangría financiera se frenaría luego de un voto favorable en el parlamento. ¡Es lo que se conoce como cretinismo democrático!
Los voceros de la burguesía coinciden en denunciar que se ha "liquidado al mercado de capitales en la Argentina", el cual, como se sabe, ha sido la gran reivindicación de todas las variantes del kirchnerismo, en especial el "grupo Fénix". Pero un mercado de capitales reducido a 30.000 millones de dólares, frente a una deuda pública y privada de 250.000 millones de dólares, es simplemente un curro. Así lo demuestra el hecho de que a la cabeza de los beneficiarios de los fondos de las AFJP se encuentre la firma Consultatio, una desarrolladora inmobiliaria que ha convertido al norte del gran Buenos Aires en un paraíso de especuladores. Los otros beneficiarios son firmas internacionales, que se endeudan en Argentina para financiar sus fugas de capitales. Pero, en definitiva, un mercado de capitales con dinero aportado por los trabajadores constituye una confiscación de la fuerza de trabajo; la forma abierta y descarada del mismo proceso que ocurre en los lugares de trabajo, donde el capital se apropia de la capacidad productiva del obrero. Bastaría que los trabajadores se reapropiaran de su propio dinero y de su propio trabajo -y que lo utilizaran colectivamente- para que el capital fuera reemplazado por la fuerza de trabajo, los capitalistas por los obreros y el Estado capitalista por un Estado obrero.
La estatización de las AFJP pasa este fondo de capital al Estado, el cual ha estado invirtiendo su propio superávit y su propio fondo de pensiones (Anses) en el pago de deuda pública y el subsidio a los capitalistas. La estatización, por lo tanto, no cambia el contenido de la cuestión, aunque sea un gran golpe al capital en su afán de monopolizar directamente (y no indirectamente) la expropiación de los trabajadores. Dentro de ese fondo de capital se encuentran las acciones de empresas privadas que aún están en poder de las AFJP. El gobierno de los Kirchner tiene un enorme poder para actuar, pero prefiere llegar a un compromiso con el capital internacional. Por eso tolera el vaciamiento de las reservas de dólares de la nación.
El golpe y el autogolpe
Los Kirchner han dejado trascender que en la estatización jubilatoria les "va la vida". Pero no sería la primera vez que un gobierno capitalista prefiera ‘perder la vida' antes que ir a un choque decisivo con el capital que pudiera abrir la puerta a acciones más osadas, que serían protagonizadas por los trabajadores. La oposición patronal y el imperialismo no piensan diferente: La Nación (27/10) dejó trascender que, en oposición a la orientación actual, el país podría recurrir al FMI, lo que exigiría, naturalmente, "remover algunos obstáculos" (ídem). En efecto, el FMI sería el financista de un gobierno de coalición de Binner-Carrió-Morales-Lavagna, bajo la batuta ‘constitucional' de Cobos. El FMI ya está saliendo al ‘socorro' de diversas naciones, como Ucrania, Indonesia, Pakistán y acaba de hacerlo con Turquía, a la que otorgaron un rescate de 25.000 millones de dólares. Los más destacados voceros del capital internacional han reclamado que lo haga con todas las naciones ‘emergentes', para evitar el dislocamiento del mercado internacional. Pero ese llamado no incluye a Argentina (menos después de la estatización de las AFJP); en Argentina, el FMI sería el financista del gobierno que suceda al matrimonio. Si Kirchner, como último recurso, produjera la megadevaluación que los banqueros, la Unión Industrial y el capital sojero le vienen reclamando, simplemente habrá elegido otro camino para su derrumbe. La salida realmente popular y realmente nacional para esta crisis es nacionalizar los bancos, poner fin a la deuda externa, el monopolio estatal del comercio exterior y el control de cambios.
La gran patronal en su conjunto está haciendo oír sus pretensiones por medio de suspensiones y despidos en masa. Los Kirchner actúan, en este punto, igual que en el mercado de cambios: autorizan a iniciar el ‘proceso preventivo de crisis', que permite ignorar el convenio colectivo de trabajo y los derechos laborales.
Llamamos a todas las organizaciones populares a iniciar una campaña para defender la estatización jubilatoria mediante la movilización masiva y la exigencia de nacionalizar la banca bajo control obrero, incluidos los bancos estatales y el Central; instaurar el control de cambios y prohibir suspensiones y despidos.
La CGT y la CTA no están haciendo nada, a pesar de que apoyan al gobierno. Es que el gobierno les ha reclamado que no hagan nada, porque pretende resolver la crisis con procedimientos parlamentarios y sin nuevos choques con los capitalistas. Pero en este caso el gobierno va a caer, porque la crisis no tiene salida parlamentaria. El inmovilismo de las burocracias sindicales es funcional al golpe ‘mercantil-constitucional'. Desde esta denuncia, exigimos a las direcciones de la CGT y la CTA que rompan con el gobierno y lancen una huelga general por la estatización de las AFJP, la nacionalización de los bancos sin indemnización, el control de cambios y un plan económico de los trabajadores.
Hay que darle una salida obrera y socialista a la bancarrota capitalista de Argentina.
Jorge Altamira
Publicado en Prensa obrera nº 1061

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